Milei busca aliados, pero los gobernadores le cierran la puerta

Milei busca aliados, pero los gobernadores le cierran la puerta

Los mandatarios provinciales desconfían del Gobierno y congelan el diálogo hasta después de las elecciones.


Pese al impulso oficial por “recuperar el diálogo” entre la Casa Rosada y los mandatarios provinciales, la mayoría de los gobernadores decidió esperar hasta después de las elecciones legislativas de octubre antes de entablar negociaciones que vayan más allá de una foto protocolar.

En los últimos días el ministro del Interior, Lisandro Catalán, inició una ronda de contactos personales y telefónicos con gobernadores para intentar recomponer vínculos que se resintieron tras derrotas electorales y por la competencia territorial con La Libertad Avanza (LLA).

Sin embargo, desde el entorno de los Gobernadores señalan que la competencia electoral local —y el temor a que la alianza con los libertarios derive en que éstos compitan en sus distritos— obliga a los mandatarios a estirar los tiempos.

Catalán consiguió, en su primera semana en el cargo, un encuentro con tres gobernadores que comparten listas o acuerdos con La Libertad Avanza (LLA) —Rogelio Frigerio (Entre Ríos), Leandro Zdero (Chaco) y Alfredo Cornejo (Mendoza)— y mantuvo conversaciones con otros jefes provinciales como Osvaldo Jaldo y Gustavo Sáenz. Pero,  muchos mandatarios piden garantías concretas —fondos, obras y convenios ejecutados— antes de avanzar en una mesa de negociación.

La tensión aumentó por decisiones recientes del Ejecutivo nacional: el veto a leyes clave para las provincias, como la distribución de ATN y el financiamiento universitario, y la firma de la decisión administrativa 23/2025, que recortó transferencias corrientes por $17.477 millones, alimentaron la desconfianza provincial y fueron mencionadas por gobernadores como motivos para no apresurarse a dialogar.

En el mapa político provincial conviven posiciones diversas. Los gobernadores kirchneristas mantienen la distancia tradicional y, a una semana de la victoria en la Provincia de Buenos Aires, no recibieron señales desde la Casa Rosada para abrir un canal de negociación.

Por otro lado, la agrupación Provincias Unidas —integrada, entre otros, por Martín Llaryora, Maximiliano Pullaro y Claudio Vidal— aseguró que evitarán ir a la Casa Rosada solo para una “foto electoral” y reclaman cumplimiento de promesas previas.

Desde el oficialismo nacional se deslizó la intención de ofrecer préstamos y ajustar partidas presupuestarias —incluso con menciones a cambios en la distribución de ATN y en el reparto del impuesto a los combustibles— como incentivos para atraer a gobernadores. No obstante, las provincias colocan su foco en el proyecto de presupuesto 2026 que el Presidente presentará esta semana, dado que su tratamiento y eventual sanción condicionarán la relación en el corto plazo.

La estrategia provincial apunta a conservar margen de maniobra electoral hasta octubre y, posteriormente, reclamar en conjunto certezas sobre fondos y obras. Analistas consultados interpretan la posición como una señal de prudencia política: aceptar la convocatoria ahora podría exponer a los gobernadores a críticas internas y a la presión de fuerzas que competirán en sus territorios.

Qué sigue: con la agenda pública centrada en la campaña y en la discusión del presupuesto 2026, el escenario más probable es una pausa tensa en las negociaciones hasta que pasen las elecciones legislativas. Tras el cierre de los comicios, la Casa Rosada y los mandatarios provinciales tendrán que decidir si priorizan acuerdos técnicos sobre financiamiento y obras, o si la relación política seguirá marcada por la desconfianza acumulada.

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