La imagen fue la de siempre: un escritorio, el moño de la banda presidencial apenas perceptible y la formalidad de una voz que recitaba cifras y propósitos. Era la noche del lunes cuando, frente a la cámara en cadena nacional, el presidente, Javier Milei se plantó detrás del atril con gesto firme. Desde el primer instante dejó claro que lo que estaba por presentarse no era un mero trámite administrativo: “No es un mero proyecto de ley, es la ratificación de nuestro compromiso de sacar el país adelante”.
El tono, sin embargo, fue más que técnico. Entre definiciones macro y apelaciones al orden, el Presidente no renunció al sentimiento de campaña: habló de que “lo peor ya pasó”, trazó una línea entre los sacrificios recientes y el futuro promisorio, y pidió a gobernadores y legisladores trabajar “codo a codo” para consolidar lo que su equipo define como una salida definitiva de la crisis. Esa mezcla de diagnóstico económico y llamada política marcó el relato del anuncio.
En lo concreto, el proyecto no es ambiguo: el Gobierno destaca que este Presupuesto apunta a reducir el gasto —asegurando, según el mensaje oficial, que se trata del menor nivel de gasto público en relación al PBI de los últimos treinta años— y al mismo tiempo reasignar recursos a lo que el Ejecutivo señaló como prioridades.
El texto oficial contempla, por ejemplo, una partida de 4,8 billones de pesos para las universidades nacionales y aumentos por encima de la inflación para jubilaciones (5%), salud (17%) y educación (8%). Asimismo, el monto destinado a pensiones por discapacidad también se proyectó por encima de la inflación.
La arquitectura del proyecto incorpora, además, reglas de restricción financiera: límites explícitos al financiamiento del Tesoro a través del Banco Central y una regla de estabilidad fiscal que obliga a ajustar partidas si los ingresos no acompañan.
En la comunicación oficial se repitió la tesis del Gobierno: sin orden fiscal no hay confianza, sin confianza no hay inversión ni crecimiento sostenido. De fondo, las proyecciones oficiales hablan de un horizonte de crecimiento ambicioso —del 5% e incluso superiores con reformas adicionales— si se cumple el plan trazado.
Pero la pantalla y las cifras no apagaron la ciudad. En distintos barrios de la Ciudad de Buenos Aires —La Boca, Villa Lugano, Balvanera, Caballito, Recoleta y otros— se escucharon cacerolazos que marcaron un contrapunto sonoro al bloque televisivo oficial. Las ollas y los golpes contra las tapas resonaron como un recordatorio inmediato de la polarización social: no todos los ciudadanos perciben aún los “éxitos” que el Gobierno reivindica, y organizaciones académicas y sociales salieron al cruce apenas terminada la transmisión.
🔴 MILES DE PERSONAS SE SUMARON AL RUIDAZO CONVOCADO PARA HOY
‼️ Mientras el Presidente Javier Milei presentaba el Presupuesto 2026, vecinos de Palermo, Balvanera, Almagro, Caballito, La Boca y San Telmo realizaron un cacerolazo en rechazo al ajuste del gobierno.#Cacerolazo… pic.twitter.com/0vwJVrwNpZ
— Crónica (@cronica) September 16, 2025
La reacción institucional no tardó. El Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) cuestionó los números anunciados para las universidades: advirtió que la cifra comunicada equivaldría, en los hechos, a una continuidad del presupuesto de 2025 y quedó lejos de los recursos que, según su evaluación, necesitaría el sistema para funcionar con normalidad. La tensión entre el discurso oficial —que prioriza reducción del gasto— y las demandas de sectores como el universitario promete ser uno de los ejes duros del debate parlamentario que empieza ahora.
La presentación llega casi en el límite del plazo legal y en un escenario político tenso, tras retrocesos electorales provinciales que, según analistas citados por el propio Ejecutivo, obligan a abrir mesas de diálogo con gobernadores. El Presupuesto, más que un texto técnico, aparece así como una pieza política: busca fijar reglas, marcar prioridades y, sobre todo, dar tono a la campaña que se avecina. Si el Parlamento acepta las premisas del Ejecutivo, la economía nadará con un corsé más ajustado; si no, la pulseada promete ser áspera y pública.
En la madrugada, cuando las cámaras cerraron y las cacerolas terminaron por dispersarse, quedó la sensación de un país que escucha dos mensajes contrapuestos: uno desde la pantalla, donde el orden fiscal se exhibe como moral fundante; otro desde la calle, donde el reclamo por condiciones materiales y por recursos para la educación y la salud sigue golpeando las ollas. El Presupuesto 2026 ya está en marcha; el Congreso tendrá la última palabra, pero la escena de esta noche dejó en claro que será, además de técnica, una discusión política y ciudadana.
El Presidente Javier Milei presenta el Presupuesto Nacional 2026. pic.twitter.com/CYj3QnZMCK
— Oficina del Presidente (@OPRArgentina) September 16, 2025
Las 10 claves del proyecto de ley de Presupuesto 2026
- Superávit primario tal que al final del ejercicio Argentina se encuentre con superávit fiscal o, el peor de los casos, en equilibrio fiscal.
- El menor nivel de gasto a nivel nacional en relación con el PBI de los últimos 30 años. El nivel de gasto de Nación estará por debajo del de las provincias por primera vez desde la década de 1990.
- Impide al Tesoro financiarse a través del Banco Central, porque esto implicaría emisión monetaria y el retorno al infierno inflacionario.
- Regla de estabilidad fiscal: si los ingresos caen o los gastos superan lo previsto, se ajustarán partidas para mantener el equilibrio fiscal.
- Asigna 4,8 billones de pesos a las universidades nacionales, aumenta el gasto en jubilaciones un 5% y en en salud un 17%, ambas partidas por encima de la inflación. Por su parte, Educación aumentará 8% por encima de la inflación de 2026.
- La pensión por discapacidad aumentará 5% por encima de la inflación de 2026.
- El 85% del presupuesto será destinado a Educación y jubilaciones.
- Incluye la extinción el régimen de extinción de obligaciones recíprocas entre Nación y provincias, con un presupuesto específico.
- Crear un régimen simplificado de declaración jurada de Ganancias.
- Busca financiar al sector privado “para que desarrolle obras fundamentales que hacen en la infraestructura y logística del país”.