La Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires (AGCBA) reveló graves deficiencias en el Programa Cultural en Barrios (PCB), una iniciativa que funciona desde mediados de los años 80 con el objetivo de descentralizar la oferta cultural y acercar actividades artísticas gratuitas a los barrios. El informe advierte que la falta de normativas claras, la ausencia de un marco formal y los errores de gestión ponen en jaque la continuidad y efectividad del programa.
Entre las irregularidades detectadas, la AGCBA señala que no existen mecanismos para dar de alta o de baja actividades, se observan falencias en las contrataciones y legajos incompletos del personal docente y no docente. Además, algunos talleres, como “Gestión de Eventos Culturales”, no cuentan con objetivos ni descripciones formales. El auditor peronista Lisandro Teszkiewicz fue categórico: “Este programa expresa que para el Pro la cultura es una carga”, acusando al oficialismo de “horadar” la eficiencia del sistema con el tiempo.
La situación edilicia también preocupa. Centros culturales históricos como los de Barrio Rivadavia, Barrio Copello y CEPNA presentan problemas graves de mantenimiento, higiene y seguridad, en especial en los sanitarios. La falta de un presupuesto específico para infraestructura y adquisición de insumos obliga, en muchos casos, a que talleristas y asistentes financien los materiales necesarios para el desarrollo de las actividades.
El informe también hace foco en la Orquesta Juvenil del Sur, donde se detectó falta de instrumentos en relación con el inventario oficial, ausencia de seguros y condiciones inadecuadas de almacenamiento. Asimismo, se cuestiona que no existan criterios claros para la adhesión de centros culturales asociados, lo que contribuye a la falta de transparencia en el uso de recursos públicos.
Según la auditoría, estas falencias afectan directamente la calidad de la propuesta cultural y dificultan la planificación de políticas sostenibles. La precariedad en la gestión, sumada a los problemas edilicios, compromete una política pública que debería promover inclusión cultural y participación ciudadana. Teszkiewicz remarcó que la desidia oficialista “apunta a la desaparición de esos espacios culturales que favorecen el desarrollo de los bienes simbólicos que hacen al crecimiento de nuestra riqueza inmaterial”.
El Programa Cultural en Barrios, que llegó a alcanzar a más de 93 mil personas por año, hoy se encuentra en una situación crítica. La AGCBA reclama actualizar normas, garantizar presupuesto para insumos, formalizar convenios con instituciones asociadas y reforzar controles en contrataciones y designaciones. De lo contrario, el programa cultural más importante de la Ciudad corre el riesgo de colapsar.