Un cruce mediático entre el candidato a diputado por La Libertad Avanza (LLA), Sergio “Tronco” Figliuolo, y la exlegisladora del Frente de Izquierda-Unidad (FIT-U), Myriam Bregman, resurgió a raíz de un sketch emitido en 2024 por el canal de streaming Neura.
En el episodio del programa Humo Industrial, Figliuolo utilizó un tubo de PVC con la cara de Nicolás del Caño para ridiculizar al dirigente de izquierda, simulando un “muteo” de su micrófono durante una comisión parlamentaria. La escena culminó con una patada al objeto y su posterior lanzamiento al suelo, generando controversia por su tono agresivo.
Bregman recordó el incidente en sus redes sociales tras la confirmación de la candidatura de Figliuolo, calificando el acto como “violento” y señalando que el candidato de La Libertad Avanza (LLA) lo consideraba “gracioso”. El comentario de la exdiputada fue respondido por Figliuolo, quien defendió la acción como una “representación” o “instalación”, minimizando su contenido agresivo. Este intercambio refleja la tensión entre ambos sectores políticos y la utilización de medios alternativos para expresar posturas ideológicas.
Bregman, lo que hice fue una sketch/representación (o “instalación”, como les gusta decir a ustedes) del muteo al micrófono de Del Caño en una comisión: un simple tubo de PVC con bigote.
Jamás corrí en “manada” a un pibe de 20 años, jamás prendí fuego un contenedor, di vuelta un… https://t.co/GqfexcCTG9
— 𝙏𝙧𝙤𝙣𝙘𝙤 (@tronco) August 19, 2025
El incidente revive el debate sobre los límites del humor y la sátira política en los medios de comunicación. Mientras algunos defienden la libertad de expresión y la crítica a figuras públicas, otros advierten sobre el riesgo de normalizar actitudes violentas o despectivas hacia adversarios políticos. La discusión también pone en evidencia las diferencias en la percepción de lo que constituye una crítica legítima y lo que puede considerarse una agresión simbólica.
La postura de Bregman subraya la importancia de mantener un discurso político respetuoso y evitar la trivialización de la violencia, incluso en contextos humorísticos. Por su parte, Figliuolo y su entorno defienden el uso de la sátira como herramienta para cuestionar y desafiar a la clase política tradicional, alineándose con la línea discursiva de LLA que promueve la confrontación directa con el sistema establecido.
Bueno, veo que lo reivindicás. Qué triste, realmente.
PD: no es buena defensa decir “pero vos hiciste tal cosa”. De fake news no se vive, fijate que te venden. https://t.co/nBZvs7Vxza— Myriam Bregman (@myriambregman) August 19, 2025
Este episodio también pone en evidencia la creciente influencia de los medios digitales y las plataformas de streaming en la política argentina. Figliuolo, conocido por su estilo provocador y su cercanía con figuras como Alejandro Fantino, ha utilizado su espacio en Neura para posicionarse como una voz disidente dentro del espectro político, apelando a un público joven y desencantado con las estructuras partidarias tradicionales.
El cruce entre Figliuolo y Bregman no solo refleja las tensiones políticas actuales, sino también las transformaciones en la comunicación política en la era digital. La utilización de medios alternativos para expresar posturas ideológicas plantea interrogantes sobre la ética, el respeto y los límites de la crítica en el ámbito público, invitando a una reflexión sobre el papel de los medios en la construcción del discurso político contemporáneo.