Desde el cristinismo, la figura de CFK se proyecta a través de afiches urbanos que promueven su perfil como líder partidaria, aunque ella no figura como candidata. Mientras tanto, el kicillofismo prioriza una campaña de proximidad centrada en actos de gestión: entregas de obras, patrulleros y presencia institucional en distritos clave.
Ese despliegue dual describe una campaña dividida en estilo y estrategia, pero que hasta el momento no generó rupturas públicas. El sector de Kicillof trabaja con su propio libreto —alejado de menciones a la ex presidenta o a slogans como “Cristina libre”— mientras ocupa espacios en territorios como la Quinta sección electoral.
SUMAR FUERZAS para defender la ciencia argentina y contra la crueldad del gobierno “nacional”. pic.twitter.com/sEY38tU2T3
— Fuerza Patria en la Provincia de Buenos Aires (@FuerzaPatria_7S) August 4, 2025
El contraste también es táctico: los afiches de CFK refuerzan su figura simbólica en el imaginario político, mientras que las caminatas y actividades oficiales del gobernador buscan mostrar acción y gestión concreta en municipios donde enfrenta la competencia de La Libertad Avanza (LLA).
A pesar de las diferencias, hay consenso en evitar el choque directo. El gobernador y sus aliados intentan bajar el tono interno para preservar una narrativa funcional de unidad electoral, consciente de las tensiones latentes entre los distintos espacios del peronismo bonaerense.
Pese al silencio estratégico, los analistas advierten que detrás de esta calma aparente persisten disputas sobre el armado de listas y el peso de cada facción. La clave será si el acuerdo que une a CFK, Kicillof y Massa logra mantenerse coherente hasta el cierre de alianzas o si las tensiones internas vuelven a emerger públicamente.
Vinimos a #Moreno a inaugurar los nuevos edificios de la EES N°85 y del Centro de Formación Integral Nº2, con los que llegamos a los 270 establecimientos educativos construidos en toda la provincia. pic.twitter.com/SOydP6uGET
— Axel Kicillof (@Kicillofok) August 5, 2025