Los datos no solo reflejan preferencias electorales, sino que también representan emociones, desilusiones, frustraciones y la búsqueda de un sentido político en un contexto caracterizado por la polarización y el desencanto.
El último informe de la Consultora Zuban Córdoba lo evidencia: tras un año y medio de gestión, el presidente Javier Milei enfrenta un aumento en el rechazo social que, aunque todavía no ha logrado consolidar a la oposición tradicional, abre la posibilidad de una tercera vía con un enfoque federal.
El dato más relevante del sondeo, realizado entre el 15 y el 18 de julio con 1300 casos en todo el país, es el crecimiento del antimileísmo como identidad política, que alcanza el 53,6%, en contraste con un 28,1% de personas que se identifican con el mileísmo. Este es un aumento significativo en comparación con los registros de enero (46,5%) y mayo (48,6%). Este cambio en el clima social confirma que no se trata únicamente de una desaprobación de la gestión, sino de un rechazo estructural que comienza a consolidarse como un bloque emocional y político.
La desaprobación de la gestión nacional subió al 56,8%, el peor registro desde el inicio del gobierno, mientras que apenas el 42,8% aprueba la gestión. Esto impacta también en la figura presidencial: la imagen negativa de Milei trepa al 55,3%, mientras que la de su vicepresidenta, Victoria Villarruel, es aún peor (57,5%).
El deterioro en la percepción del oficialismo no se limita a lo económico. Cuando se consulta a quienes votarían para castigar al gobierno, la destrucción del Estado y las políticas públicas (25,5%) y la percepción de un gobierno “cruel” (15,4%) aparecen entre las principales motivaciones, incluso por encima de “la no mejora de la economía” (13,1%). Es decir, lo que se castiga no es solo el ajuste, sino la forma, la narrativa, la estética del poder libertario.
A pesar de todo, el kirchnerismo no está aprovechando este descontento. Actualmente, solo el 34,3% se identifica como kirchnerista, mientras que el antikirchnerismo se mantiene en un 45,2%. Aunque la marca K ha recuperado algo de apoyo desde el mínimo del 27,9% en enero, sigue afectada por el desgaste de un ciclo que muchos consideran concluido.
En este escenario, se presenta una nueva oportunidad: la posible aparición de una tercera vía con base en el interior del país. En particular, los gobernadores “de centro”, que actualmente están en conflicto con Milei por cuestiones de financiamiento, obras públicas y autonomía política, podrían representar una alternativa si logran construir una propuesta coherente y distinta de los polos existentes.
El informe sugiere que hay condiciones para que ese espacio crezca, si logra presentarse como una opción “productivista”, defensora de la salud, la educación y la obra pública, pero sin caer en las lógicas fiscales irresponsables del pasado. Es decir, sin renegar del orden macroeconómico, pero con una visión estratégica del Estado.Sin ser “degenerados fiscales”, pero tampoco destructores seriales del Estado.
La ventana de oportunidad está ahí. El 52,8% del electorado dice que votará para castigar al gobierno nacional en las próximas legislativas, contra un 38,3% que buscará premiarlo. Incluso entre quienes votaron a Milei en primera vuelta, un 28,4% ya anticipa un voto castigo, mientras que entre los votantes de Schiaretti —potencial electorado de esta tercera vía— el rechazo alcanza el 93,6%.
El dato es relevante si se tiene en cuenta que el propio Milei ha decidido enfrentarse a los gobernadores y reducir el financiamiento a sus provincias. Esto podría, sin intención, dar lugar a una alternativa desde las regiones: una especie de “partido de los gobernadores” que retome la lógica de institucionalidad, gestión y federalismo.
Para que esto suceda, ese bloque necesitará encontrar un liderazgo, una narrativa y coherencia en su programa. No basta con oponerse al ajuste. Deben posicionarse firmemente en su centrismo, priorizando la producción sobre la especulación, el empleo sobre la reducción drástica de puestos de trabajo, y considerando la educación y la salud como inversiones en lugar de gastos.
Pero aparece otra grieta, cada vez más fuerte:
⚖️ El 53,6% se identifica como antimileísta, frente a un 28,1% mileísta.
¿Cuál será la opción que identifique a ese 53.6%? pic.twitter.com/QiChDi1PIC
— Zuban Cordoba (@Zuban_Cordoba) July 20, 2025
En un país donde el 55,4% ya considera que Milei “representa un riesgo para la sociedad”, y solo el 37,8% cree que “sigue siendo el cambio”, el capital político acumulado en el primer semestre se erosiona a velocidad. A eso se suma una crisis de representación más profunda: el 68% cree que su voto sí impacta en las decisiones, pero más del 21% considera no ir a votar en 2025, un dato que anticipa peligros de abstención o apatía política.
El antimileísmo está en aumento, el kirchnerismo no logra recomponerse, y el centro político —si se transforma de una táctica momentánea en un relato y estructura sólidos— podría convertirse en una opción viable para 2027. Esta alternativa, que se presenta como federal, moderada pero decidida, podría ser el refugio para aquellos que actualmente rechazan el individualismo extremo, pero que también desconfían del pasado.