A raíz del estallido del conflicto bélico entre Israel e Irán, las compañías petroleras que operan en Argentina han incrementado, en promedio, un 5,5% los precios de sus combustibles. Excepcionalmente, YPF, la principal empresa del sector, aún se encuentra en la fase de análisis respecto a sus futuras acciones, días después de que sus competidores tomaran la iniciativa. Esta situación ha provocado una ampliación de la brecha, generando expectativas de que podría impactar en la rentabilidad; sin embargo, la intención del Gobierno de controlar la inflación ha impuesto presión sobre las decisiones empresariales.
“Estamos evaluando qué acciones tomar en función de la volatilidad del barril en estos días”, afirmaron directivos de la empresa. Por otro lado, representantes de las demás firmas aseguraron que el precio del litro de nafta ya se encontraba desfasado aproximadamente en un 15% antes del conflicto, y que el aumento del 5% se justificó por la alineación con la evolución del crudo Brent, que se estabilizó tras el fin de semana de volatilidad.
El precio del barril de Brent, que es la referencia para el mercado local, experimentó una notable variación en los últimos dos meses. A principios de mayo, cayó hasta los USD 60 y luego aumentó hasta alcanzar un máximo de USD 79 el fin de semana pasado, debido al agravamiento del conflicto bélico en el Medio Oriente. Días más tarde, bajó a USD 67 como resultado de un nuevo cese del fuego entre los países involucrados.
La estimación que tenían los directivos de la empresa de mayoría estatal antes del conflicto era que el precio debería situarse en torno a los USD 70 a largo plazo. Actualmente, reconocen que el aumento registrado durante el fin de semana fue un “overshooting” que luego se ajustó. Sin embargo, los incrementos de la competencia han aumentado la brecha de precios cerca del 10%, cuando previamente se mantenía entre un 4% y un 5%. Esta ampliación genera incertidumbre entre los actores del mercado, dado que el market share de YPF es del 56% y la diferencia de precios tiene un impacto significativo en un contexto de disminución del poder adquisitivo.
Un guiño al Gobierno para el promedio de la inflación
YPF generalmente sirve como una referencia o “ancla” para los precios del mercado, aunque esta dinámica no siempre se ha mantenido. En diciembre de 2023, pocos días antes del cambio de Gobierno, fue la última vez que las empresas privadas incrementaron los precios primero, y la empresa estatal reaccionó posteriormente.
Esta demora en la evaluación de los precios de los combustibles beneficia al Gobierno de Javier Milei en la última semana de junio, que continúa con su estrategia de desacelerar la inflación como prioridad y busca mostrar en sus estadísticas un 1% por encima de la cifra del Índice de Precios al Consumidor (IPC).
Sin embargo, en la empresa que preside Horacio Marín aseguraron que el manejo de su política de precios es “a mercado”. Recordaron también que el Ejecutivo nacional tiene otras formas de modificar el precio final de los combustibles, como el Impuesto a los Combustibles Líquidos (ICL), que debía tener una actualización trimestral para compensar la inflación pasada y cuyo aumento la gestión libertaria viene retrasando para evitar un mayor impacto en el surtidor.
En mayo, YPF decidió reducir los precios en un 4%, y las otras compañías petroleras siguieron esta medida. Este ajuste fue un factor que influyó en el dato del índice general de ese mes, que fue del 1,5%. Los combustibles y lubricantes tienen un gran impacto en la cifra publicada por el Indec, con un peso del 3,6%. Los aumentos en los precios de las naftas se trasladan a la logística y el transporte de mercancías, lo que a su vez se refleja en los precios de casi todos los productos de consumo masivo.
Por otro lado, la empresa petrolera anunció su nueva estrategia de “micro pricing”, que le permitirá ajustar los precios en tiempo real, basándose en diversas variables que monitorea utilizando inteligencia artificial.