La recuperación económica no afecta a todos de manera equitativa, lo que acentúa las desigualdades en los patrones de consumo, con comportamientos cada vez más diferenciados según las clases sociales. Como resultado, las ventas en el sector de consumo masivo se han estancado, mientras que las de bienes de consumo duraderos importados y el turismo emisivo experimentan un crecimiento.
Un análisis realizado por Moiguer y Asociados señaló que los sectores medio-bajos y bajos adoptan un enfoque restrictivo y enfrentan dificultades para cubrir sus gastos esenciales. En contraste, los grupos medio-altos y altos han incrementado sus consumos, invirtiendo en viajes, compras en el extranjero y acumulando dólares. Así, mientras un 50% de la población no logra llegar a fin de mes, un 30% recorta gastos para pagar servicios, un 23% adquiere dólares y un 11% realiza compras en plataformas internacionales.
Por otro lado, en mayo, se registraron caídas en las ventas en categorías como alimentos y bebidas (7,6%), calzado y marroquinería (0,5%), textil e indumentaria (1,8%), farmacia (1,5%), perfumería (5,2%) y ferretería, materiales eléctricos y de construcción (2,6%), según datos de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).
Por otro lado, el mes pasado se registró un aumento en los bienes durables: los patentamientos de autos crecieron un 94% interanual, el turismo emisivo un 80%, la importación de bienes un 60%, el consumo de nafta premium un 18% y la venta en Hot Sale un 9%, según datos de Scentia, la Asociación de Concesionarios de Automotores (Acara) y la Secretaría de Energía. “Después de más de un año de recesión, la economía mostró signos de recuperación en el primer trimestre, aunque se desaceleró en el segundo, lo que afectó el ánimo de los consumidores. Se evidencian patrones cada vez más diferenciados entre los distintos estratos de la pirámide”, analizó Fernando Moiguer, CEO de Moiguer Consultora de Estrategias.
Además, añadió: “El segmento más alto está aumentando su consumo gracias a sueldos que crecen en dólares debido al ‘dólar barato’. El segmento medio se ve limitado por la evolución de las tarifas, lo que restringe su ingreso disponible para consumir, con sueldos rezagados en comparación a la inflación. En el estrato más bajo, la Asignación Universal por Hijo (AUH) supera la inflación, aunque los salarios están atrasados: la desaceleración de la inflación actúa como un motor para mantener su poder adquisitivo mediante descuentos que funcionan como anabólicos”.
“Los bienes durables se están recuperando debido a la postergación del consumo. Sin acceso a crédito o cuotas, la situación se complicaba. Lo mismo ocurre con autos y motos. El consumo masivo enfrenta dificultades porque, además de los consumos postergados, se añaden otros gastos derivados del ajuste en los servicios, que representan una proporción significativa de los ingresos en muchas familias”, destacó Osvaldo del Río, director de Scentia.
“En consecuencia, se ajusta el gasto en bienes esenciales, similar a lo que sucedió en 2002 tras la crisis de diciembre de 2001, cuando las personas empezaron a acudir a comercios locales para adquirir pocos productos y gestionar sus gastos”, indicó.
“El consumo de los hogares está mostrando signos de recuperación, aunque a ritmos diferentes. En el sector de bienes duraderos, la reactivación es más notable, con tasas de crecimiento de tres dígitos y niveles récord de demanda en algunos casos. Los electrodomésticos lideran esta tendencia, con un incremento del 115,5% en la venta de heladeras y del 99,9% en lavarropas”, subrayó Juan Pablo Ronderos, socio de la consultora MAP.
“El consumo masivo presenta un rendimiento más moderado. Las ventas en supermercados muestran una recuperación gradual, que no es suficiente para compensar la caída del 20,6% registrada entre noviembre de 2023 y abril de 2024. Mirando hacia el futuro, anticipamos un consumo fragmentado según el nivel de ingresos”, concluyó.