En el último conservatorio organizado por la universidad popular Barrios de Pie, se debatió acerca de los desafíos que se presentan a partir del embate de las nuevas derechas. ¿A qué atribuye el auge de la derecha?
Es un fenómeno causado por diversos factores. Por un lado, hay un estado de convulsión y conflicto constante que genera mucha incertidumbre. Esta incertidumbre genera que ciertos sectores de la sociedad busquen certezas y responsables de los malestares que perciben. En segundo lugar, se han precarizado las condiciones de vida de las personas. Hay una sensación y realidad material de que las nuevas generaciones están peores que las anteriores. En esto, las nuevas derechas son astutas al darle una interpretación a este desencanto. En tercer lugar, la pandemia, lo que no se puede soslayar. Acá entramos al plano más emocional. La mayoría de las adhesiones políticas a las nuevas derechas no son de carácter ideológico sino más bien vinculadas a lo afectivo. En cuarto lugar, las deudas con las que acarrean las democracias. Las ultraderechas se montan sobre agendas incumplidas. En el caso argentino, lo podemos ver en el mediano plazo si tomamos como punto de inicio la vuelta a la democracia en 1983. Durante estos cuarenta años, la democracia ha fracasado en satisfacer de forma eficaz la demanda popular. Y en el corto plazo, lo podemos evidenciar con los últimos dos gobiernos previos a Milei. Ninguno de los dos gobiernos, y esto es reconocido por las propias fuerzas partidarias, cumplió las expectativas.
Si gran parte del electorado de Javier Milei no es ideológico, ¿qué medidas pueden hacerlo cambiar de opinión
Esto parece evidente, pero hay un discurso constante que sostiene que la sociedad se derechizó. Y no es así. Sin duda, hay un núcleo duro del electorado de Milei que es programático. Pero los cordones que le siguen, lo votaron más por la desilusión que significaron los gobiernos anteriores. Pero yendo puntualmente a tu pregunta, es cierto que hay ciertas agendas a las que Milei le cuesta mucho perforar. Por ejemplo, la agenda educativa, especialmente la universitaria como vimos con las masivas marchas en defensa de la universidad pública y que obligó al gobierno a volver atrás con el desfinanciamiento. Y algo similar está pasando con lo del Hospital Garrahan. El gobierno, contrario al discurso de la motosierra, tuvo que darles un aumento a los residentes. Otra agenda bastante impermeable es la de la soberanía. Si bien este gobierno se muestra bastante “entreguista”, en todo lo que tiene que ver con Malvinas siempre tiene que detenerse. Esto, de nuevo, se explica con el hecho de que gran parte de la adhesión política a La Libertad Avanza (LLA) es más afectiva que programática. En ese sentido, la oposición debería ver esto como una oportunidad y profundizar en estas agendas que claramente le importan a la gente.
Volviendo al caso del Hospital Garrahan, una cuestión que surge es el nivel de politización de ciertos organismos públicos. ¿Cómo ve que el Consejo esté, desde hace ya varios años, compuesto por representantes del gobierno de turno en vez de ser independiente como supo serlo alguna vez?
Los organismos públicos de este tipo deberían ser independientes, pero no solo para no depender de la política de turno que además en Argentina suele ser bastante facciosa, es decir, que cuando llega una nueva gestión arrasa con lo anterior. La independencia es necesaria para poder desarrollar y garantizar políticas de Estado. Los flancos débiles que gobiernos anteriores han dejado, generan condiciones que facilitan la destrucción que pretende hacer Milei.
Otro polo que el gobierno está queriendo desfinanciar es el de las ciencias. ¿Cómo afecta esto?
La ciencia es lo que garantiza la innovación. Y la innovación es necesaria para poder posicionarnos en un mundo que está en eterno cambio. En ese sentido, desfinanciar esta área es hipotecar el futuro. Las consecuencias no se ven en el futuro inmediato y eso es porque estamos logrando subsistir a partir de las rentas pasadas que tampoco fueron una gran panacea, pero que en menor o mayor medida, fortalecieron al CONICET, crearon organismos de investigación y tecnología. Pero si seguimos por este camino, vamos a tener una fuga de cerebros. Asimismo, invertir en ciencia es dinamizar el sector productivo y privado.
¿De dónde surgen los fondos destinados al área de las ciencias?
En casi todo el mundo, salvo contadas excepciones, la inversión es pública. ¿Por qué no lo suelen hacer los privados? Las empresas quieren ganancias inmediatas. Y no lo digo como una crítica ya que es parte del modelo de negocios del sector privado. Y los resultados de la innovación en ciencia suelen percibirse en el mediano y largo plazo. De ahí, la importancia de la inversión pública para el área de las ciencias a nivel mundial. En el caso argentino, la presencia estatal en el área médica y biomédica permite una articulación con el sector privado gracias a que muchos inventos, entre ellos vacunas y testeos, son después vendidos a otros países. Otro campo muy fuerte de nuestro país es la agroindustria. Argentina es, sin dudas, el país que más innova en genética animal y de los cultivos. Uno de los organismos que colabora con esto es el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), organismo que este gobierno quiere cerrar. Otro punto importante es el aeroespacial y de energía nuclear. El INVAP es superavitario. Por eso, no se le encuentra sentido a querer destruir todo esto.
¿Cuánto porcentaje del PBI representa el presupuesto destinado a las ciencias?
La inversión estatal en nuestro país es bajísima. Representa menos del 1% del PBI y ahora debe estar a la baja. El tema de intereses de la deuda externa, subsidios a empresas petroleras y mineras, adquisición de armamento representan un porcentaje incomparablemente mayor. Pasa que los neoliberales tienen artilugios para sortear estos gastos en la opinión pública y hablan de déficit primario versus genuino. Ni hablar de gastos superfluos como es el caso de los gastos reservados para la Secretaría de Inteligencia (SIDE). Esto es irónico si uno tiene en cuenta que es un gobierno que dice terminar con la corrupción y sin embargo, aumenta los gastos sin control, los gastos secretos. Si no se hubiese destinado dinero, ahí sí de los impuestos y contribuyentes, a la SIDE, se podría haber financiado el Hospital Garrahan, las vacunas, las investigaciones para el sector agropecuario y otros métodos de soluciones sociales. Y ni siquiera es que desfinancian con el propósito de ahorrar. Algunos países deciden reducir el gasto público para crear fondos de emergencia. Pero esto no sucede en la Argentina. Lo que hay es desvío de fondos.
Por último, ¿por qué cree usted debería ser elegido para integrar la Dirección Ejecutiva de CLACSO en las elecciones que se celebrarán este 7 y 8 de junio en la ciudad de Bogotá, Colombia?
Primero que nada, quisiera aclarar que esta no es una candidatura personal sino que es una candidatura colectiva. Surge de más de 250 organismos miembros de CLACSO para proyectar un Consejo que esté a la altura de asumir los desafíos contemporáneos y de los próximos años. Nuestro objetivo principal es fortalecer la red CLACSO. Esto significa ser más dinámicos y que la red sea más participativa, descentralizada aprovechando esta capacidad porosa que tiene el CLACSO de trabajar en diferentes países. Y no solo de la región de América Latina y el Caribe. CLACSO trabaja con la perspectiva Sur-Sur y por ende, colabora con países de África y Asia. Los principales desafíos que nos atraviesan tienen que ver con lo que venimos conversando: las transformaciones en la geopolítica y el posicionamiento de nuestra región en este nuevo mundo cambiante. Para eso, se requiere del pensamiento crítico que es emancipador y fundamental para la transformación social. CLACSO es una red académica, pero que articula su trabajo con movimientos y organizaciones sociales. Creemos que ahí es donde se encuentra este pensamiento crítico que es el motor para la evolución.
¿Y cuál cree que va a ser el rol de América Latina y el Caribe en la nueva mesa geopolítica?
Hoy, tenemos varios retos para lograr posicionarnos de forma más autónoma en la nueva mesa geopolítica. Es una región que tiene muchas deudas pendientes con respecto a su integración, valga la redundancia, regional. Esto nos coloca en una posición de debilidad. La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) parece ser un lugar que valdría la pena explotar más. Pero la integración de CELAC no debería ser sólo entre gobiernos, sino también con la sociedad. Una integración de los pueblos vinculada a lo monetario, migratorio y productivo. Después está lo de los BRICS que sabemos que producen más que todos los países del G7. Hay que aprovechar el hecho de que Brasil está en la presidencia. Es una oportunidad para ampliar y fortalecer nuestra integración. Los otros interrogantes que surgen son qué vamos a hacer con China e India en ascenso. No hay una certeza de cómo hacerlo, pero sí de las limitaciones que hoy tenemos. Sin duda, CLACSO como red continental del pensamiento crítico deberá profundizar los conocimientos y propuestas necesarios para revertir el proceso inconcluso de integración de la región latinoamericana y del Caribe.