Las elecciones legislativas demostraron una indiferencia preocupante del pueblo por la dirigencia política. Sin una verdadera vocación de ampliación real del frente político, la cual debe incluir en serio diversas expresiones del movimiento obrero, de las organizaciones sociales y de referencias políticas del variado arco político local y nacional, el peronismo no podrá aspirar a construir una alternativa sólida en el distrito porteño.
La reciente elección en la Ciudad de Buenos Aires dejó un mensaje preocupante: la apatía y la indiferencia política fueron las grandes ganadoras. El ausentismo fue el protagonista de la jornada con apenas el 53% del padrón acudiendo a las urnas. En este contexto, el kirchnerismo volvió a sufrir una derrota, perdiendo incluso votos respecto a elecciones anteriores.
En 2021 el candidato a la Legislatura porteña era Alejandro Amor, en un contexto complejo de salida de la pandemia se logró obtener 484.950 votos. En 2023, hacia el final de la presidencia de Alberto Fernández, se alcanzaron 557.808 votos. El domingo pasado, esa cifra descendió drásticamente a 449.444 sufragios. El resultado es claro: derrota frente al candidato de La Libertad Avanza, Manuel Adorni y triunfo de la indiferencia del pueblo por esta dirigencia política.
Las comunas más afectadas por el ausentismo —las Comunas 1, 3, 4 y 8— coincidieron también con una baja significativa en la performance electoral de la lista “Es Ahora”, que retrocedió en promedio unos 10.000 votos por comuna respecto al 2023. Se cerraron listas con muchos candidatos ignotos sin peso territorial ni reconocimiento, no se les dio participación en la campaña, solo la imagen de Santoro fue la tracción, no alcanzó.
La base de cualquier triunfo es una construcción colectiva, creer que la política es la saturación de la imagen individual en algunos casos puede ser efectiva, pero generalmente se agota en una iconolatria vacía.
Esta nueva derrota debe ser motivo de autocrítica. Sin una verdadera vocación de unidad y sin una ampliación real del frente político, el peronismo no podrá aspirar a construir una alternativa sólida en la Ciudad de Buenos Aires. ¿Cómo se amplía si la única condición para participar sigue siendo pasar el filtro de Cristinismo puro?.
La falta de un proyecto amplio, representativo y plural aleja a la ciudadanía y refuerza la desafección política. Es tiempo de repensar el rumbo. Transitamos momentos de ataques al salario y el poder adquisitivo de los trabajadores. Como puede ser que en momentos donde como consecuencia del modelo nacional, cuando el trabajo, el salario, la cultura y la productividad nacional son los sectores mas perjudicados, estos no se vean representados por el peronismo en su oferta electoral.
El horizonte nos muestra que debemos cuidar y defender nuestros derechos. Hay que defender la cultura del trabajo como motor dinamizador de la patria. Octubre está cerca y la oportunidad sigue abierta, pero sólo será posible revertir este escenario con unidad real, sin mezquindades, con apertura política y dirigentes dispuestos a ceder protagonismo en favor de un proyecto colectivo y pensando mas en afrontar los desafíos que nos demanda la Argentina del futuro, que en los guarismos de las encuestas que generalmente fallan.