El Coronavirus puso el foco en algunas razones que la razón ignora

El Coronavirus puso el foco en algunas razones que la razón ignora

El objetivo de la filosofía es inquietar, dudar, buscar nuevos caminos. Pero los objetivos los fija el corazón.


Cuando pareciera que la difusión del Coronavirus se encontrara en decadencia, ha llegado el momento de describir lo que vivió la Humanidad durante algo más de dos años y tratar de percibir lo que vendrá.

“El 75% de los productos que se venden son innecesarios”

Paulette Dieterlen Struck, investigadora del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la Universidad Nacional Autónoma de México advirtió que “desde hace tiempo nos hemos metido muchísimo con la naturaleza. La explotación inmoderada de los recursos naturales, la contaminación, tanto de la atmósfera como de ríos, lagos y mares, la destrucción de los ecosistemas, el manejo y consumo de animales silvestres, no pueden traer como consecuencia sino situaciones como la presente. Por otro lado, me parece también que vivimos en ciudades con una monstruosa densidad poblacional y en espacios muy reducidos, donde apenas cabemos. Así pues, en la medida en que estamos más cerca unos de otros, somos más propensos al contagio de microorganismos”.

Para describir la destrucción de la naturaleza que se produce a diario, la filósofa manifestó que “en zonas tropicales se han destruido manglares para levantar edificios de superlujo. Éste es un ejemplo de las innumerables cosas que los humanos hemos hecho mal”, arguyó.

La científica también consideró que la pandemia entraña un gran fracaso del capitalismo. “Nuestras sociedades están condicionadas a ejercer un consumo irracional. Los centros comerciales brotan por todos lados. Ahora bien, debemos considerar que 75% de los productos que se venden no son necesarios. Entonces, cuando una pandemia como la actual nos obliga a dejar de consumir y a recluirnos en nuestras casas, todas las estructuras sociales comienzan a derrumbarse. Es decir, más que ciudadanos, somos consumidores. Esto es algo que tenemos que repensar.

Actualmente estoy haciendo una investigación sobre la relación del mercado y la moral y he llegado a la conclusión de que es urgente que pongamos límites morales al mercado, el cual se relaciona con la destrucción de la naturaleza y el hacinamiento en que vivimos”.

Reflexionando sobre el sentido de la filosofía –su ciencia- Dieterlen Struck expresó que “creo que una disciplina tan abstracta como la filosofía tiene que ser aplicada, justamente, a los problemas reales. Debería ayudarnos a ver el daño que nos está causando sustituir una idea muy fuerte como la de ciudadanía, por una idea muy débil como la de consumidores. Asimismo, podría mostrarnos que el hecho de permanecer encerrados en casa no obedece a una actitud egoísta ni mucho menos, sino a una actitud solidaria con los otros. Si yo estoy aquí, en casa, cuidándome, es porque también tengo la intención de cuidar a las demás personas. No olvidemos que sólo juntos podremos vencer esta pandemia.”

La filósofa consideró que sería deseable que la pandemia obligue a la sociedad a cambiar su dirección. “Así lo espero, porque es de vital importancia que nuestras sociedades sean menos egoístas y más justas y solidarias”, finaliza.

“Esta pandemia podría ser el prolegómeno de otra mayor”

Jorge Alemán, psicoanalista, un extraño lacaniano que valora a Freud, que en 1976 se exilió en España, pero que vuelve recurrentemente a Argentina, su país, sostuvo que “el Coronavirus es el primer eclipse serio del dominio norteamericano, que ya no parece disponer de ninguna idea de civilización. Queda por ver cómo los países emergentes, los únicos aún capaces de una invención política distinta, son capaces de reinventar un justicialismo del siglo XXI, socialista en la distribución del ingreso, soberano con respecto a las experiencias de lo común, el medio ambiente, la salud pública y la educación y que sepa radicalizar la democracia, esquivando las derivas neofascistas que, ahora más que nunca, disputan el sentido de la experiencia de la Patria y el Otro que la sostiene”.

Pero, a pesar de su optimismo, Alemán elige habitar en la duda con respecto a la persistencia del capitalismo, que algunos filósofos –como Zlavók Zyzék- dan por muerto. “Desde otra pendiente, es muy difícil pensar que, a partir de esta pandemia, se vaya a producir necesariamente un colapso del capitalismo. Puede ocurrir, pero no es un hecho necesario. Va a haber gravísimas situaciones de crisis, grandes problemas que van, una vez más, a perjudicar a todos los sectores subalternos, a todos los sectores explotados, a todos los países que son actualmente expoliados por la acumulación del capital y su mecanismo de desposesión. Pero esto no quiere decir que estemos, en principio, frente al final del capitalismo o frente a un escenario distinto. Por lo menos esto no se puede asegurar, porque el capitalismo es algo, como ya mencioné anteriormente, cuya verdadera cualidad es su
capacidad de reproducción sin límite”.

Planteada su duda, Alemán entiende que “lo que podría suceder es que las sociedades, que nunca son del todo idénticas al Capital, al igual que las estructuras políticas, se interrogaran sobre cómo habitar el mundo a partir de ahora. Podrían, incluso, llegar a percatarse del hecho de que habría que encontrar, utilizando un término de otra época: modos de planificar la economía, su relación con la comunidad y la vida, que no fueran exactamente los que proceden de las lógicas del mercado. Pero esto no es algo que podamos asegurar y que necesariamente vaya a ocurrir. Se trataría de una contingencia”, concluye.

Por otra parte, el psicoanalista argentino radicado en Madrid consideró, con respecto a la frase que se atribuye al crítico literario norteamericano Frederic Jameson, que dijo que es más fácil concebir el fin del mundo que el fin del capitalismo, que “esta pandemia parecería darle un nuevo alcance, porque podría ser el prolegómeno de otra mayor, es decir si no se toman verdaderas medidas que afecten a la experiencia de vivir en común, es muy probable que esta pandemia sea el comienzo de otras. Ahora, más que nunca la tensión irresoluble entre comunidad y sociedad se hace patente”.

Crítico con la política de Occidente, Alemán concluyó en que “esta pandemia nos ha afectado especialmente porque está en Occidente, como el Sida cuando afectó a muchos en occidente. Pero en el momento en el que se desplazó a África, todo el mundo ya la había olvidado. Entonces, si tomamos esta referencia, en una primera lectura, se confirma que sigue siendo más fácil “pensar el fin del mundo, que el fin del capitalismo”.

El doctor en Teología y Filosofía y ex fraile menor franciscano brasileño Leonardo Boff, reflexionó sobre el Covid-19 llegando a inquietantes conclusiones.

Comenzó cuestionando a los que no han puesto en contexto a la aparición de la pandemia. “Con referencia a la Covid-19, se ha centrado todo en el virus y en lo que tiene que ver con él. Hasta la vacuna, buscada desenfrenadamente. Todo esto tiene su valor y debe ser hecho, pero no con una visión reduccionista, como la que prevalece. Se considera al virus en sí, aislado, fuera de cualquier contexto. Esto no existe, ni en la ciencia, ni en el nuevo paradigma, cuya afirmación esencial es que todo está relacionado con todo y nada existe fuera de la relación, ni siquiera el coronavirus. Son poquísimos los analistas y epidemiólogos que se refieren a la naturaleza. Y sin embargo, usando las palabras del físico cuántico y uno de los más respetados ecologistas de mundo, Fritjof Capra:

«La pandemia es la respuesta biológica del planeta: el coronavirus debe ser visto como una respuesta biológica de Gaia, nuestro planeta vivo, a la emergencia social y ecológica que la humanidad ha creado para sí misma. La pandemia surgió de un desequilibrio ecológico y tiene consecuencias dramáticas, debido a las desigualdades sociales y económicas; la justicia social se vuelve una cuestión de vida o muerte durante una pandemia como la de la Covid-19; ella sólo puede ser superada por medio de acciones colectivas y cooperativas» (FSP 12/8/2020).

Boff cuestiona luego al neoliberalismo. “Vamos a decirlo directamente con nuestras palabras: la Covid-19 es consecuencia del tipo de sociedad que hemos creado en los últimos siglos y que ha adquirido hegemonía mundial bajo el nombre de sistema de producción capitalista, con su versión política, el neoliberalismo y la cultura del capital. La obsesión de este sistema -en China lo llaman, erróneamente, «socialismo al modo chino», pero en realidad se trata de un capitalismo feroz y dictatorial de Estado- es colocar el lucro por encima de todo, de la vida, de la naturaleza, de cualquier otra consideración. Su ideal es un crecimiento ilimitado de bienes materiales en la suposición de que existen bienes y servicios también ilimitados de la Tierra. El Papa, en su encíclica “sobre el cuidado de la Casa Común” (Laudato Sí), a esta suposición la llama “mentira” (nº 106): un planeta finito no puede soportar un proyecto de crecimiento infinito”.

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