Alemany-Dosch: Un casamiento con mucha rosca

Alemany-Dosch: Un casamiento con mucha rosca

El viernes pasado, una reunión marital del Frente Grande, reunió sorpresivamente a Alberto Fernández y Eduardo Valdés con el gentil huomo y jefe de bloque de Macri, Santiago de Estrada. Entre joda y joda, hubo rosca y de la buena


La vereda -aparte de rota- estaba llena de políticos y familiares, extrañamente todos con buena onda. En Sarandí al 1200 era la cita por la que la diputada Sandra Dosch y el secretario Parlamentario de la Legislatura, Juan José Alemany, iban a legalizar -era hora- su ya extenso "noviazgo" con convivencia incluida desde hace bastante tiempo.

Daniel Bravo, como siempre en estas ocasiones, era de los más divertidos y "gastaba" a cada uno de los que llegaban. Decía que para la foto de Sandra en los diarios se necesitarían dos tapas ya que "en una sola todo eso no va a entrar", en obvia referencia. Festejaban sus chanzas el "obispo" Santiago De Estrada, que bien podría ser excomulgado si miraba fijo la escena (además no hubo iglesia), y la izquierdista Vilma Ripoll y su fiel escudero Pablo, cuya oposición no les impide la calidez a la hora de acompañar a sus pares. Fabián Corrales se sentía muy feliz porque le resultó más fácil juntar al bloque ahí que en el recinto y además no estaban los que más lo hacen renegar.

La designada ombudsman (y renunciada diputada) Alicia Pierini constituía -además de Vilma- con Laura Moresi y Ana Maiorkevich el bloque femenino, apretujadas en el lugar que había quedado pequeño, entre otras cosas por la llegada del "gordo" Eduardo Valdés, que siempre que puede se escapa para ver a sus ex compañeros legislativos. De vestimenta impecable parecía que el que se casaba era él y se ponía colorado con los chistes de Bravo.

Pero la mayor sorpresa la brindó el jefe de Gabinete de la Nación, Alberto Fernández, quien llegó acompañado del todavía secretario de Descentralización y diputado electo, Ariel Schifrin. El primero, al que se le nota el intenso trajín en su delgado físico, recibió todo tipo de mensajes, propuestas y algunas críticas por el tema piqueteros, de todos aquéllos que no pueden acceder cotidianamente a la interlocución política; o sea todos. De buen talante, Fernández desmintió estar muy involucrado en los temas de la negociación porteña y reconoció: "Hablo poco con Aníbal, nada más que lo imprescindible".

Mientras la funcionaria del Registro Civil cumplía con el rito que casi nadie pudo observar, antes del cerrado aplauso se escuchaban gritos de "no hay quórum, el casamiento es trucho" o el ya clásico "Alemany, lee vos por secretaría" y todo tipo de bromas.

De la banda política de Abel Fatala, a la que pertenece Dosch, estaban Juan Manuel Abal Medina (h) y Héctor Rossi de AUSA, mientras que causó cierta extrañeza ver pocas caras del poder ibarrista que se dieran una vuelta. Un austero brindis -sidra, vino o gaseosa a elección- en un patio con pastito verde fue el corolario distendido en la cual la puja política se tomó un breve descanso en función de no bastardear la felicidad de los novios.

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