Ante versiones que circulan por los pasillos de la Legislatura porteña, que podrían significar la reedición del viejo HCD, que llegó a albergar a 6.000 empleados, notamos con sorpresa que los mismos diputados que en otro tiempo hablaban del "PALACIO DE LA CORRUPCIÓN" ahora quieren cambiar la naturaleza de los contratos de muchos empleados, que ahora son transitorios, para convertirlos en contratos de PLANTA TRANSITORIA PERMANENTE. Esto permitiría que queden en la Legislatura cuando los diputados que los trajeron se vayan, contradiciendo todas las normas.
Queremos aclarar que existen dos tipos de contratos: de locación de servicios y transitorios. En el primer caso, presta un servicio y cobra por eso, presentando una factura y pagando el Monotributo. En el segundo caso, el trabajador ingresa a la Legislatura con un diputado electo y cesa en sus funciones cuando éste cesa en su mandato, o aún antes, si el funcionario lo decidiera así.
Pensamos que el régimen de trabajo de esta última categoría de trabajadores debe ser modificado. Es inaceptable que el empleado deba depender del estado de ánimo de su empleador. Su contrato debería ser siempre anual y debería gozar de los mismos beneficios que gozan los trabajadores de Planta Permanente.
Los legisladores se llenaron la boca cuestionando al antiguo Concejo Deliberante, sin discriminar niveles de responsabilidad, por lo que manosearon e injuriaron a los trabajadores, igualando sus responsabilidades con las de las máximas autoridades.
De esta manera, nos hicieron cargo de todos los males de esta casa y de la Ciudad. A continuación nos pasaron a disponibilidad y nos agredieron de diferentes maneras, logrando que muchos compañeros, cansados de los agravios, se fueran a su casa. Otros compañeros se murieron y otros pagaron con su salud esta suma de injusticias. Algunos logramos, con nuestra lucha, sobrevivir a esta odisea, conservando nuestra integridad y nuestro honor.
Finalmente, la Justicia falló en nuestro favor y logramos de esta manera conservar nuestros derechos adquiridos como trabajadores del Concejo Deliberante. De esta manera quedó blanco sobre negro que si hubo ñoquis y corrupción la responsabilidad fue de la conducción y no de los trabajadores. En esos momentos, si de algo fuimos culpables fue de no darnos cuenta del descalabro que estaban cometiendo las autoridades con sus métodos de hacer política.
Si en esta ocasión, los diputados reeditaran el sistema perverso de las PTP (Planta Transitoria Permanente), volveríamos a la locura que describimos en los párrafos anteriores. Por esta razón, no creemos que esta actitud sea saludable.
Quienes firmamos esta carta a los compañeros le pedimos al vicepresidente primero de la Legislatura, Cristian Caram, y al resto de los legisladores porteños que -de ser cierta- revean esta decisión. También les solicitamos a los delegados de los gremios hermanos -ATE y UPCN- que no apoyen esta iniciativa.
