Economía popular: surge un nuevo emergente social

Economía popular: surge un nuevo emergente social


En los últimos tres años de gestión macrista fueron evidentes los signos del avance de un proyecto político que, lejos, muy lejos de gobernar para las mayorías, lo hace para enriquecer con total impunidad a un puñado minoritario de la sociedad argentina.

Al resto nos toca vivir con el agua al cuello: alquileres cada vez más caros (porque el sueño de una casa propia es sólo eso: un sueño); cuentas de servicios impagables que en ocasiones alcanzan un cuarto de nuestro sueldo mensual y una inflación que literalmente agujerea nuestros bolsillos. El mismo INDEC, que es muy poco fiable, dice que en el último año la inflación fue del 50%. ¡50%! Cifras que nada tienen que envidiarle a países que en la actualidad viven guerras civiles o invasiones extranjeras.

¿Saben qué Macri, Larreta, Michetti, Vidal y demás secuaces de este proyecto hambreador? Ustedes debieran ser quiénes hagan ta-te-ti para elegir pagar las cuentas según la fecha de corte de servicio. Ustedes debieran ser quienes paguen tarifas irrisorias por un transporte público de pésima calidad al que ni las vacas se subirían si pudieran elegir. Ustedes debieran ser quienes hacen cola de seis horas para ser atendidos en una guardia de hospital público que ediliciamente se cae a pedazos por el desfinanciamiento atroz y que si es sostenido es gracias a sus trabajadores y trabajadoras médicos, enfermeros, ambulancieros, verdaderos héroes y heroínas anónimos a quienes como pueblo les debemos tanto.

La cantidad de trabajadores y trabajadoras de la economía popular aumentó notablemente en los últimos tres años. Esto se debe a que nos encontramos frente a un mercado laboral que nos expulsa, que “necesita ajustar” para que los números cierren (esto, traducido, significa mayor competencia entre los trabajadores, mayor carga horaria y mayor cantidad de tareas por la misma paga, reducción de personal, etc.)

¿Qué sucede con todos esos trabajadores y trabajadoras que se “vuelcan” a la economía popular? ¿Qué sucede con todos esos jóvenes a los que les cuesta muchísimo conseguir un trabajo en blanco? Y ni hablar de los más grandes, que de repente por “recortes de personal” son despedidos. Y menos que menos hablar de las mujeres, que somos las que primero sentimos el golpe del ajuste en nuestros trabajos y en nuestros hogares, porque somos quienes sufrimos una triple explotación. ¿Por qué somos un nuevo emergente social?: porque los trabajadores y trabajadoras de la economía popular nos encontramos en constante crecimiento numérico, porque nos estamos organizando a través de la CTEP (Confederación de Trabajadores de la Economía Popular) y conquistamos nuestros derechos, porque de a poco nos vamos dando cuenta que “los de allá” no nos representan y no los necesitamos (pero ellos sí a nosotros), porque podemos enfrentarlos y vencerlos. Porque trabajamos y apostamos continuamente a la unidad. Porque frente al ajuste, somos los trabajadores y trabajadoras más afectados y salimos primero que nadie a las calles a exigir al gobierno que pare con la profundización de esta crisis. ¿Y qué recibimos a cambio? Represión, amenazas y muerte. Esta última semana, dos compañeros de la CTEP fueron asesinados por parte de las fuerzas represivas: Rodolfo Orellana en La Matanza y Marcos Soria en Córdoba. Nos hierve la sangre y vamos a exigir justicia por ellos porque lo que queremos y por lo que luchamos a diario es por una vida digna de ser vivida.

Como en CTEP no inventamos nada, sólo le dimos forma a esta nueva figura política y social que hay en nuestro país, que se viene gestando desde el pie hace años (desde la última dictadura militar con su proyecto de destrucción de la industria nacional) y fue tomando mayor forma y contenido desde fines del 2015.

Frente a esta escenario actual, sinceramente estoy harta de tener que votar cuatro años por el mal menor, estoy harta de ser consciente que “todos roban, pero bueno, la política es así”, estoy harta de pensar estrategias de supervivencia para mí y mi familia, estoy harta de la resignación y de escuchar que esta es la única realidad que puede existir. Creo que es hora de pensar seriamente en un cambio (y no me importa usar el término de Macri), un cambio de paradigma, de sistema, de realidad política y social para nuestro país, nuestra región y el mundo.

Es tiempo de dejar atrás la vieja política y tejer en nuestras manos el futuro de los trabajadores y las trabajadoras, codo a codo y poniendo la soberanía como bandera, siendo partícipes de un proyecto político que eche de la Argentina a quienes sólo quieren llenarse los bolsillos mientras el pueblo no puede ni llenar la olla. ¿Acaso lo que sueño no es lo mismo que soñamos varios? ¿Acaso no es necesario?: un país independiente de las políticas de rapiña de los autodenominados países del “primer mundo”, un país que pueda aprovechar sus recursos naturales, un país con educación y salud pública de calidad, un país en el que no falte trabajo, en el que podamos honrar a nuestros abuelos ofreciéndoles una jubilación digna, un país en el que los y las jóvenes tengan futuro,un país en el que las mujeres vivamos sin violencia machista (y esto incluye la violencia verbal, la violencia física, la violencia en el ámbito laboral, la brecha salarial existente entre hombres y mujeres por la misma tarea, etc).

Todos los días, en cada rincón de este inmenso país estamos construyendo ese sueño. Con triunfos y derrotas, somos los y las que no tenemos nada pero estamos llamados a ser todo.

 

Macarena Panal, integrante del Movimiento Popular La Dignidad y trabajadora de la CTEP CABA

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