Muchos discursos y pocas nueces

Muchos discursos y pocas nueces

En la sesión legislativa de este 10 de diciembre hubo algo de tensión -no se votaron las presidencias de las comisiones por la interna en el seno del macrismo-, algo de buen humor y algunas ausencias que se hicieron notar. Telerman juró sobre la Torah, en cambio Ibarra lo hizo sobre la Constitución. En el Salón Blanco no se escucha lo que pasa en la calle, pero sí se escucharon los discursos de Ibarra y Telerman, que parecían querer "dormir" a los porteños a golpes de aburrimiento


JURAMENTOS CRUZADOS

Cuando se abrió la sesión, Santiago de Estrada llamó al estrado al nuevo vicejefe de Gobierno, Jorge Telerman, para que presidiera la sesión. Antes, éste debió jurar su cargo "por Dios y por la Patria", apoyando su mano sobre la Torah, uno de los libros sagrados del judaísmo. Ibarra, en cambio -abogado al fin- juró con la mano sobre la Constitución de la Ciudad, utilizando la fórmula: "por la Patria y el honor".

SEIS BANCAS VACÍAS

El bloque de Autodeterminación y Libertad -que comenzó a desgajarse aún antes de que sus diputados asumieran- brilló por su ausencia. Situado a la izquierda del recinto -si se mira desde el estrado de la presidencia-, los seguidores de Luis Zamora decidieron protestar, tanto por haber sido dejados de lado en las negociaciones por la vicepresidencia tercera, como por su aversión a ceremonias que nada tienen que ver con las luchas populares. Se daba por descontado que tampoco estarían presentes a las 18:30 en la gala del Teatro Colón.

RADICAL EN SOLEDAD

Al terminar la sesión, el radical Roberto "El Gallego" Vázquez, interrogado por un periodista acerca de qué comisión iba a presidir, constestó sonriente que no tenía comisión y que "gracias a Dios que me permitieron asumir". Esto, en alusión a su bloque unipersonal, inusual en un partido que en sus buenos tiempos ubicó en la Legislatura bancadas de más de 20 integrantes.

VILMA RIPOLL PREFIERE LOS EXTREMOS

Cuando se levantó la sesión, a las 12:15, la legisladora por Izquierda Unida Vilma Ripoll se quedó protestando porque quería que la apoyaran para conservar su banca en el extremo derecho de la fila. Recibió el apoyo solitario del macrista Jorge Enríquez, a pesar de que en un momento solicitó el de Roy Cortina. En el ínterin se escuchó de labios de la diputada trotzkysta un insólito: "vení Roy, vamos a arreglar", generando el asombro entre los diputados que la rodeaban.

OTRO RADICAL QUE QUIERE LLEGAR

En la sesión se hizo presente Enrique Olivera, sonriente y feliz, quizás para otear el panorama. El ex multifuncionario se dispone a intentar la reunificación de los exiliados del radicalismo para ir en pos de la Jefatura de Gobierno porteña. Una tarea comparable con la de Jasón y los Argonautas.

VECINOS TRAS UN HOSPITAL

Tras la sesión, se vio a los hermanos Tomás y Rubén Devoto repartiendo volantes que publicitaban las aspiraciones de un grupo vecinal que brega por la construcción de un hospital en Villa Lugano. Varios legisladores se fueron con ellos en las manos, mientras que los vecinos, algo desorientados, caminaban sin rumbo por los pasillos de la Legislatura. Luego se fueron a cortar la Avenida de Mayo para martirizar un poco a Ibarra, que presentaba su sistema de poder ante los medios en el lujoso Salón Blanco del Palacio de Gobierno.

EL SALÓN BLANCO DEVENIDO EN "BUNKER"

En este lugar, mientras los desarrapados esperaban afuera, Ibarra y Jorge Telerman hablaban para los medios. Estaban presentes, además de los funcionarios porteños, el poderoso jefe de Gabinete de ministros de la Nación, Alberto Fernández; el ministro de Trabajo, Carlos Tomada; el diputado nacional y periodista Miguel Bonasso y casi todos los legisladores oficialistas que terminaban de asumir sus mandatos.

Las relaciones entre los universos kirchnerista e ibarrista no pasan por su mejor momento. Quizás influenciado por esta realidad, Ibarra nombró individualmente a sus amigos, como el alcalde de Montevideo, Mariano Arana; el intendente de Morón, Martín Sabbatella; el intendente de Avellaneda, Oscar Laborde y hasta la ausente alcaldesa de San Pablo -"que en estos momentos debe estar tomando el avión", aclaró Ibarra- Marta Suplicy. Pero cuando el jefe de Gobierno porteño llegó hasta a sus ahora inconfortables aliados, sólo los nombró genéricamente: "señores integrantes del gobierno nacional".

En el pequeño recinto del Salón Blanco había además una gran pantalla de televisión, un despliegue casi innecesario de tecnología para tan breve multitud. Mientras tanto, afuera amenazaba la lluvia y aparecía como probable un alerta metereológico que finalmente no fue. Salió el sol.

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