A principios del siglo XX, en plena época inmigratoria, el arquitecto italiano Juan Chiogna llegó a la Argentina y, para establecer un vínculo con los inmigrantes de su país, se propuso construir fábricas que tuvieran una “unidad lingüística”. Este lenguaje arquitectónico, el gótico-lombardo, pretendía que las usinas se parecieran, más que a galpones industriales, a castillos de Italia. Así, con fachada de ladrillos, la usina Pedro de Mendoza ocupa casi una manzana en La Boca, barrio de artistas plásticos y poetas, y en su momento era la más grande de las fábricas que tenía la Compañía Ítalo Argentina, encargada de producir y distribuir electricidad para el alumbrado público y privado. Hoy ese edificio, ubicado en la esquina de la Avenida Pedro de Mendoza y Benito Pérez Galdós, al costado de la autopista Buenos Aires-La Plata, será convertido en la Usina de la Música, después del acuerdo firmado entre el Gobierno de la Ciudad y el Organismo Nacional de Administración de Bienes, que significó el traspaso de esta propiedad de la Nación a la Ciudad con un costo de algo más de cinco millones de pesos.
El proyecto planea construir dos salas de conciertos para escuchar música sinfónica, con una capacidad para dos mil personas, además de salas de ensayo, comercios, gastronomía, un anfiteatro al aire libre (sobre la Dársena Sur) camarines, salas de exposiciones y bibliotecas especializadas, conservatorios, museos de instrumentos musicales, talleres de luthiers, entre otras actividades. Las obras necesitarán un presupuesto de 30 millones de pesos y por eso ya se llamó a licitación. Además de darles un lugar a los músicos, la idea pretende darle impulso cultural y económico a una zona Sur, generalmente abandonada: la usina se encuentra sobre la Dársena Sur, a metros de donde sale el Buquebús para Colonia, muy cerca también de la ex Ciudad Deportiva de Boca, donde hasta hace poco estuvo la carpa del Cirque du Soleil. La intención es, entonces, renovar esta zona: no más calles destrozadas y plazas sin pasto en La Boca. La Usina se integra al polo turístico de Puerto Madero, la Reserva Ecológica, el Área Central, el Casco Histórico y el Paseo de la Ribera. Sumado a un viejo frigorífico de la zona que pasará a ser un edificio de viviendas y oficinas y a la prolongación de los barrios de San Telmo y Monserrat. De esta manera, se revaloriza un área olvidada de la Ciudad y se captan inversiones privadas, que se unen al Programa de Recuperación de la Ribera Sur.
La idea es que este complejo, este futuro paraíso de los pentagramas de más de 10 mil metros cubiertos y más de 20 mil descubiertos, sea la sede permanente de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, que en la actualidad ensaya y da funciones en el Teatro Colón, y de la Sinfónica Nacional, que ensaya en el Teatro Cervantes y da conciertos en el Auditorio de Belgrano. De todas maneras, desde la Sinfónica niegan conocer el proyecto, salvo por algún comentario a la pasada: todavía no tuvieron un acercamiento concreto del Ministerio de Cultura que les haga suponer que más adelante funcionarán en la Usina y, en última instancia, dicen, hay que ver si las salas están acondicionadas para poder ensayar o dar espectáculos.
El inmueble principal estará ubicado en el cuerpo central del edificio, que mide 23 metros de ancho, 103 de largo y 22 de altura, y tendrá tres salas principales: una para música sinfónica, con capacidad para 1.600 espectadores sentados y 150 de pie, una sala de cámara, para 500 personas y una sala de ensayos para 250 músicos. La sala mayor estará destinada a la Filarmónica de Buenos Aires y la Sinfónica Nacional.
El edificio que le sigue en tamaño, paralelo a Pedro de Mendoza, tendrá cinco niveles de negocios, las oficinas administrativas del lugar y servicios para el público. El siguiente inmueble (todos anexos del cuerpo principal) será de circulaciones de acceso a las salas y a los camarines de los músicos y directores. Un poco más lejos, habrá oficinas, negocios, cafetería y venta de instrumentos. Seis sistemas de escaleras, tres grandes rampas y dos baterías de ascensores unirán los cincos pisos y las salas tendrán un diseño especial en cuanto a dimensiones, ruidos externos, comodidades para el público y acondicionamiento acústico. El proyecto incluye además de un “lucernario” para suministrar de luz natural a las dos salas de público, que contarán con instalaciones para la transmisión televisiva y la filmación de sus espectáculos.
LOS OTROS PROYECTOS CULTURALES
En esta estrategia de desarrollo de la zona Sur para que “recuperemos nuestra amistad con el río, nuestro cariño, nuestra pertenencia con toda el área portuaria como parte viva de nuestra Ciudad”, tal como anunció Telerman en su discurso de asunción, está involucrada la Corporación Sur, que además de impulsar la Usina de la Música (también bajo la Dirección General de Infraestructura del Ministerio de Cultura), inauguró hace poco una nueva Sala de Exposiciones, ubicada en Bolívar al 1200, “como un espacio para promover el desarrollo cultural y humano de esta zona de la Ciudad”. Esta sala que será lugar de exposiciones, proyecciones, muestras y conferencias, tiene actualmente la Exposición Itinerante “Los jóvenes y sus derechos”.
El Plan de Infraestructura Cultural a desarrollarse entre este año y el 2008 comprende un presupuesto de 85 millones de dólares y además de la restauración del Teatro Colón y del San Martín (la idea es que sea un centro multimedia pionero en América del Sur), también están la rehabilitación del Polo Cultural del Sur (Museo de Arte Moderno y Museo del Cine), el Centro Cultural Recoleta y el Casco Histórico, tratando siempre de construir nuevos teatros, museos y bibliotecas y de preservar el patrimonio cultural.
Además, en Barracas, el Mercado de Pescado se convirtió en el Centro Metropolitano de Diseño; en La Boca se recuperaron el pasaje Garibaldi y la calle Magallanes, donde pueden encontrarse ateliers y galerías; el Teatro de la Ribera está en reparación; y emprendimientos privados como el Centro de Exposiciones de la Fundación Proa resultan de un atractivo turístico importante para la zona de Caminito.
Inaugurado en una función de gala el 25 de mayo de 1960, el Teatro San Martín, símbolo arquitectónico más moderno que el de la Compañía Ítalo Argentina, también festejará un aniversario en 2010: sus 50 años. Es por eso que también se están haciendo remodelaciones en la parte del teatro, pero también del Centro Cultural. Remodelaciones que tardarán tres años y para las cuales se invertirán unos 100 millones de pesos, financiados por el BID. El proyecto incluye un “Master Plan” con 29 licitaciones. Junto con el Teatro Colón, el San Martín es uno de los complejos teatrales más importantes de la Ciudad y su remodelación está a cargo del arquitecto Mario Roberto Álvarez: la idea es modernizar todo el edificio y reinaugurarlo a fines de 2008.
El Teatro Colón también será remodelado a partir de una inversión de 30 millones de pesos. El proyecto incluye la construcción de un museo y una cafetería, además de la restauración de las cuatro fachadas, los vitreaux, las marquesinas, la remodelación del escenario, los telones, las salas de ensayo, baños, vestuarios, techos, veredas, la pintura, las alfombras, las butacas, el sistema de aire acondicionado y la instalación eléctrica. En fin, una remodelación de pies a cabeza. La idea es reabrirlo el 25 de mayo de 2008 cuando se festeje el centenario de su inauguración.
Estos proyectos responden a un impulso cultural pensando en el Bicentenario o como dijo Telerman cuando se hizo cargo de Buenos Aires: “Queremos una ciudad donde la cultura sea un bien de producción colectiva que se exporte y se redistribuya en la sociedad sin distinción de geografías, desde Lugano y la 1-11-14 hasta Recoleta, ni condiciones sociales o económicas; donde los artistas reciban el apoyo que necesitan para poder ejercer a pleno su libertad de creación, donde el Teatro Colón, el San Martín y todo el sistema de museos, monumentos y salas de espectáculos públicas y privadas le den a Buenos Aires ese brillo tan distintivo de ciudad, arte que siempre la caracterizó y nos enorgullece”.
"LA ORQUESTA NO QUIERE CAMBIAR DE SEDE"
Pablo Saraví, Primer Violín Concertino Adjunto de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires.
El proyecto de la Usina de la Música en La Boca, todavía no es totalmente claro para nosotros, si bien se ha dicho que será sede de las Orquestas Filarmónica de Buenos Aires y Sinfónica Nacional. En primer lugar, la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires tiene como sede el Teatro Colón desde hace más de 40 años. Su función es la de realizar el repertorio sinfónico y también la de acompañar los espectáculos de Ballet Estable del Teatro Colón. Esta última tarea es compartida con la Orquesta Estable del Colón, que hace el repertorio de ópera. En mi caso particular y en el de la mayoría de los músicos de la Orquesta, hemos dado concursos abiertos por oposición de carácter internacional para integrar la orquesta precisamente porque su sede es el Teatro Colón.
Después, si bien cualquier proyecto que tenga por objeto crear nuevos espacios (especialmente auditorios) para la música son bienvenidos por nosotros (la Ciudad de Buenos Aires los necesita), no significa que es porque nos interesa tenerlos como sede, porque ya la tenemos. En este sentido, nada de lo que pueda hacerse será comparable al Colón, ni en el aspecto edilicio ni en el prestigio.
Para seguir, las autoridades del Colón de los últimos años han argumentado que el Teatro es un teatro de ópera y no de música sinfónica. En este punto, desconocen la historia del Coliseo, que si bien nació con la estructura básica de un teatro de ópera, prácticamente desde su creación ofreció también música sinfónica y ballet. Justamente el Ballet Estable cumplió el año pasado sus 80 años en el Colón. Es decir que el Colón es un teatro de ópera, ballet y música sinfónica desde hace muchas décadas. Y con distintos públicos según preferencias.
Por otro lado, en los últimos diez años se han incrementado vertiginosamente las funciones que ofrece el Teatro para instituciones privadas (Mozarteum Argentino, Harmonía, Festivales Musicales Buenos Aires, entre otras) y hasta para eventos no musicales (entregas de premios Clarín, desfiles de modas, agasajos a funcionarios de otros países, y la lista es larga). Todas estas funciones eligen en un 95 por ciento el horario de las 20.30. Es por eso que los cuerpos estables han visto reducidas sus presentaciones públicas a niveles preocupantes, especialmente el Ballet y la Filarmónica. Es claro que con cada alquiler de sala, el Teatro recauda más que con la venta de entradas para funciones de sus cuerpos artísticos. Y como el año tiene sólo 365 días y el Colón es uno sólo, es más fácil resolver el problema de espacio “quitándose de encima” lo que molesta (hoy la Orquesta, mañana puede ser el Ballet) con cualquier excusa.
La Usina de la Música está ubicada fuera del circuito de los teatros tradicionales, en un barrio peligroso hasta de día.
Sería arriesgado ir diariamente llevando instrumentos en la mano cuyo valor promedio alcanza los 15 mil dólares, con el agravante de que las funciones son nocturnas. ¿Y el público que asiste al Colón todos las semanas a vernos? ¿Cree alguien que se trasladará en bloque a una zona de peligro para asistir a un concierto? El Doctor Gustavo López, antes de dejar el cargo que ocupaba como Secretario de Cultura del Gobierno, nos manifestó a los integrantes de la Orquesta que no estamos de ninguna manera obligados a cambiar de sede, sino que se había licitado el proyecto de esa manera y era muy complicado cambiarlo. Por lo menos, así lo expresó.
Y por último debemos tener en cuenta que la Sinfónica Nacional ensaya -según disponibilidad reglamentaria- en los mismos horarios que nosotros. Me pregunto cómo puede darse que ocupen la misma sede.
Así que el proyecto de la Usina de la Música es sólo interesante y es bienvenido como un nuevo espacio en la ciudad. Pero la Orquesta no está interesada en cambiar de sede, sino en incrementar sus prestaciones dentro de su sede oficial: el Teatro Colón. Y los integrantes que dimos un durísimo concurso internacional para ocupar un puesto en el Colón, veríamos como una estafa moral y artística el cambiar a la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires de sede, llevándola a un lugar de muchísimo menor valor edilicio, con mucha menor capacidad de espectadores y sin prestigio artístico alguno, además de encontrarse en una zona de alto índice de delincuencia.
“LA USINA DE LA MÚSICA ES ALGO MUY BUENO”
Teresa de Anchorena, legisladora del ARI
-¿Cómo ve este impulso cultural de la Ciudad y la posibilidad de tener una Usina de la Música?
-La Ciudad está tratando de poner en marcha las posibilidades de hacer obras y que éstas se hagan de la mejor manera posible. Son anuncios que vienen de hace mucho. Creo que es muy bueno que el terreno de la Usina haya pasado de la Nación a la Ciudad. Es algo muy importante. Después veremos si allí se van a instalar las Orquestas. Pero en principio es algo muy bueno.
-¿Y qué hay de las remodelaciones del Teatro Colón?
-Con respecto a las remodelaciones del Teatro Colón, soy miembro de la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos y me designaron para trabajar en la Subcomisión de seguimiento de las obras que se realizan en el Colón. Son 25 millones de dólares que prestó el BID, que vienen del Gobierno de De La Rúa, y que ahora se van a ejecutar. Es un Master Plan en el que hay que rever algunas cosas, porque es uno de los edificios más importantes del país y por eso hay que seguirlo de cerca.
-¿En qué sentido?
-Por ejemplo, el telón: creo que hay que restaurarlo y no cambiarlo, tiene un bordado único, es el más bello del mundo. Incluso Pavarotti se sacó una foto con el telón del Colón. Es imposible reproducir esa magnificencia. Entonces hay que utilizar lo que se puede restaurar. Lo mismo con las cortinas de los palcos.
-¿Y en cuanto a las refacciones en el Teatro San Martín?
-Lo del San Martín me parece perfecto. Es una arquitectura más contemporánea, donde hay un control de cómo hacer las cosas a partir del proyecto del arquitecto Mario Roberto Álvarez. Además es muy común que los arquitectos amen esa arquitectura. Hasta es una cuestión ideológica: es algo que en general los arquitectos de esta generación les interesa más una obra como la del San Martín que la del Colón. Es otra afinidad, hasta política, diría, porque el San Martín responde a una arquitectura de una Argentina de los 60, mientras que el Colón se construyó en una Argentina que hoy no goza de tanto apoyo: de principios del siglo XX, después de la Generación del 80. Y sin embargo es un momento de la historia argentina que dejó las huellas más importantes del país.
“EL COLÓN VOLVERÁ CON AÍDA"
Álvaro Arrese, Director General de Infraestructura del Ministerio de Cultura.
-¿Ya empezaron a trabajar en las obras para la Usina de la Música?
-El proyecto de la Usina está muy avanzado y ya se cumplió una etapa de la licitación: se abrieron los primeros sobres con los oferentes y a la comisión le falta adjudicar la obra a las ofertas que quedaron en esta etapa final. De todos modos, comenzamos con algunas obras menores en el pabellón anexo, donde se restauró la cubierta, por ejemplo.
-¿En qué consiste la obra?
-La obra es una sala para 1.500 espectadores para música sinfónica, una sala de ensayo para 120 músicos y coreutas y una sala de música de cámara para 500 personas. Son tres salas con muy buenas condiciones acústicas. Además habrá un museo y venta de partituras y de instrumentos entre otras actividades.
-¿Y el edificio permite tener una buena acústica?
-El inmueble es de alto valor patrimonial y por sus dimensiones tiene una buena potencialidad acústica. Sus techos altos y sus espacios grandes con condiciones ideales. Además la sala principal es una sala prismática, lo que quiere decir que es bueno para la acústica. La otra es más reducida, más experimental.
-Entonces, va a ser un buen auditorio.
-Es un edificio lindo que vamos a recuperar para darle un uso para una carencia que tiene la Ciudad desde la década del 50, que son los auditorios: tanto la Orquesta Sinfónica Nacional como la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires alquilan sus salas. Con esta Usina de la Música podrán tener su propio espacio. Además, ahí mismo va a funcionar la Dirección de Música.
-¿Se encontraron con alguna dificultad?
-Sí, de todo tipo, porque la Usina tuvo una gestión muy compleja entre la Ciudad y la Nación, hasta que la Ciudad compró el predio.
-¿Algún otro proyecto?
-Como es un lote frente a la Dársena Sur, la idea es construir un anfiteatro al aire libre, que sea parte de la Usina. Es una iniciativa muy buena para La Boca. Es un proyecto “ancla”, próximo a Puerto Madero, a diez minutos del Centro. También en La Boca estamos trabajando en la ampliación del Teatro de la Ribera.
-¿Para cuándo va a estar terminada la Usina?
-Ahora nos falta la última adjudicación y calculamos un trabajo de dos años, así que para julio de 2008 aproximadamente.
-También están trabajando en el San Martín.
-Sí, hay una buena inversión en materia de cultura, son todos proyectos con un presupuesto de 270 millones de pesos ya adjudicados: se ve con la restauración a nuevo del Teatro San Martín a partir de varias licitaciones. Se remodelarán el sistema de aire acondicionado, los sanitarios, las fachadas, se impermeabilizarán los pisos del segundo al octavo piso. Esto con respecto al teatro, porque en el Centro Cultural también se harán algunas obras. Ahí hay tres proyectos en los que ya se está trabajando: uno contempla al centro como un lugar multimedia, otra idea es brindar comodidades para la televisión y la última contempla dejar nueva la Sala AB, con nuevo equipamiento y una audición adecuada.
-¿Y con respecto al Colón?
-El Master Plan de obras del Colón planea reinaugurar el Teatro el 25 de mayo de 2008, con la ópera Aída, la misma de su inauguración, todo restaurado y con plenas comodidades no sólo para el público, sino también para los artistas y los trabajadores, siempre con la idea de que sea más funcional y, claro, sin tocar su acústica.