“Para la visibilización de nuestro colectivo necesitamos un periodismo feminista en serio”

“Para la visibilización de nuestro colectivo necesitamos un periodismo feminista en serio”

NU dialogó con Daniela Castro, pionera de la lucha de derechos trans, y Mafalda Sánchez, activista feminista, sobre la visibilización de los transfemicidios y travesticidios.

Daniela Castro es una pionera de la lucha de derechos trans en la Provincia, quien abrió las puertas a nuevas oportunidades para el colectivo LGBTIQ+


Unos 871 femicidios ocurrieron en la Argentina desde el 2015 a mayo de este año, según estimó la organización Mujeres de la Matria Latinoamericana (MuMaLá) a partir de un relevamiento de medios de comunicación de cada rincón del país, por lo que se entiende que las cifras no llegan a contemplar aquellos femicidios que no trascienden.

Aun así, poner cifras y estadísticas delimita un objeto de estudio y, por ende, una consigna de lucha. Sin embargo, ¿cuántos transfemicidios y travesticidios ocurrieron en ese mismo periodo en el país?

La falta de visibilidad mediática de estos delitos y la poca preparación del sistema judicial para tratarlos hace que obtener índices precisos sea una cuenta pendiente.

Llamar las cosas por su nombre las vuelve palpables para el estudio y su remedio: no es “crimen pasional”, es “femicidio”. De la misma forma hay que incorporar “travesticidio” y “transfemicidio” al vocabulario para visibilizar la cadena de violencias estructurales que responden a un sistema cultural, social, político y económico vertebrado por el sistema machista y héteronormativo, es decir, que excluye a toda identidad de género y expresión sexual que difiera del esquema binario: hombre/mujer, heterosexuales.

“No es una crítica, aunque tal vez sí un reclamo al colectivo Ni Una Menos, que la visibilización de la violencia contra trans y travestis es un punto pendiente en el que hay que profundizar”, explicó a Noticias Urbanas Daniela Castro, referente de la organización social Movimiento Popular La Dignidad de Mar del Plata.

Por su parte, Mafalda Sánchez –activista feminista de MP La Dignidad CABA-, agregó: “Nosotras como activistas podemos adoptar otros gestos y otras medidas para que el movimiento feminista se llene aun más de pluralidad”.

Así, ambas coincidieron en que es imprescindible un “periodismo feminista en serio”, con “verdadera perspectiva de género” que no solo ponga en palabras la violencia ejercida a las mujeres, sino también de todo el colectivo LGBTIQ+ (lesbianas, gays, ​bisexuales, transexuales, queer).

Castro fue la primera mujer trans en obtener un amparo favorable para el cambio de identidad de género y que marcó precedente en la provincia de Buenos Aires. Con esta trayectoria y experiencia en los hombros, opinó sobre la realidad que viven travestis y transexuales en territorio bonaerense, entre otros temas de la agenda feminista.

-Dado a que fuiste participante de la Tercera Macha Nacional contra travesticidios y transfemicidios, ¿cuáles son los principales reclamos que llevaste?

Daniela: En principio, hoy el país mueve multitudes con la marcha Ni Una Menos y estamos plenamente pendientes de las informaciones de los femicidios, de la violencia que se ejerce en los barrios, en la periferia, en el Conurbano, en el Interior del país, pero si yo preguntara a alguien por las estadísticas desde el 1ro de enero a la fecha “cuántos travesticidios tuvimos”, dudo que alguien pueda responderlo. Esta es una cuenta pendiente: la visibilización, porque esto nos marca un antes y un después. Y sigue marcando una pequeña grieta social.

Más allá de que gran parte del colectivo de mujeres feministas también canaliza a sus reclamos por la violencia de género como travesticidio, si lo centralizamos en una cuestión de género terminamos hablando, en definitiva, de mujeres asesinadas, y acá hay una pequeña exclusión que probablemente no sea malintencionada, como tal vez sucedía en otras épocas.

Somos parte de la marea feminista pero sin dudas quedan cuentas pendientes. No hay que quedarse en el discurso.

Nosotras seguimos con esa etiqueta de “la mataron porque estaba parada en una esquina, esa piba se prostituía”, “si se hubiese quedado en su casa o trabajado en la verdulería no le hubiera pasado nada”. Y acá el punto es que no conseguimos trabajo en esa verdulería, que seguimos estigmatizadas y olvidadas.

 

-¿Qué puede hacer entonces el movimiento feminista argentino para amparar también los reclamos de este colectivo?

Daniela: Casi sin reproche, pero sí es un reclamo en algún punto que hago a la lucha feminista en pos de perfeccionarla. Si bien entendemos que somos parte de la agenda de género y de la política pública, y estamos en la calle permanentemente para revertir estas situaciones de violencia y abuso, necesitamos un periodismo feminista en serio, con verdadera perspectiva de género y sobre todo que se trabajen estas situaciones de violencia con conocimiento.

Mafalda: Yo formo parte del movimiento de mujeres hace muchos años y recién este año, con mucha discusión, logramos que en la lectura del documento del último Ni Una Menos haya una migrante, una compañera trans, afro o indígena. Y esto es porque efectivamente muchas veces nosotras resolvemos que la compañera que tiene, tal vez, más consenso no siempre representa al resto de las compañeras. Nosotras como activistas podemos adoptar otros gestos y otras medidas para que el movimiento feminista se llene aun más de pluralidad. Y desde ya, también es importante la responsabilidad del Estado.

Creo que el juicio de Diana Sacayán ejemplifica a esto, donde nosotras pudimos poner a disposición del colectivo trans toda esta fuerza que hemos construido. Tenemos que poder poner a disposición la fuerza que construimos para que las compañeras trans puedan conseguir sus derechos, sin ponernos por delante: ellas son las que tienen que tomar la voz.

Hay gestos y actitudes que hay que modificar para que ese Ni Una Menos se visibilice y quede claro que no estamos hablando sólo de las mujeres.

-¿Qué otras consignas llevaron a la marcha?

Daniela: Otra consigna de la marcha fue el cupo laboral trans, que se hizo ley en el 2015, pero que no tiene el lugar y el acatamiento que debería.

Nuestro colectivo sufre un abandono permanente del Estado que hizo que no estudiáramos y que fuésemos expulsadas del sistema de salud, que no tuviéramos educación o la formación necesaria para poder tener un trabajo en la Provincia de Buenos Aires. Esto entonces nos lleva a un cuello de botella, donde se reduce muchísimo el porcentaje de posibilidades de que una persona trans ingrese laboralmente al Estado.

Hoy tenemos mujeres trans “sobrevivientes”, porque las estadísticas siguen marcando que no pasamos los 35 o 40 años de vida, por eso aquellas que logramos pasar esa franja etárea nos autodenominamos “sobrevivientes” del sistema.

Esta problemática no solo la trabajamos nosotrxs desde los movimientos sociales o desde la sociedad civil, sino que también debe trabajarla el Estado, que es el responsable de que esas mujeres o varones trans tengan una vejez digna, al igual que una infancia y adultez digna.

 

-¿Qué mensaje se les puede dar a las personas que tienen miedo de expresarse respecto a su verdadera identidad de género y orientación sexual?

Mafalda: Yo creo que hoy el feminismo es una gran manta para todxs, y sus diferentes reclamos. El movimiento feminista es el único que está pudiendo canalizar pluralidad de reclamos, ya que tiene que ver con la dignidad de la vida en general.

Creo que la juventud ha llenado las calles. Cuando se dio la discusión del matrimonio igualitario la iglesia movilizó muchísima gente porque sobre todo habían movilizado a los colegios secundarios privados religiosos, pero con la discusión del aborto no lo pudieron hacer. Las pibas y los pibes en las escuelas privadas se les dieron vuelta, no quisieron dejar de usar el pañuelo verde ni en la escuela ni en la calle y considero que ganaron la discusión también en sus casas, con sus familias.

 

-La próxima consigna a lograr por el movimiento feminista es la separación de la iglesia del Estado, ¿cómo consideran que influye esto en la lucha por la diversidad sexual?

Daniela: La iglesia tiene la potestad ideológica y política de decidir si  se cumple la ley de la ESI (Educación Sexual Integral) o no en los colegios. Hay una incidencia ideológica en cuestiones del Estado, que no debería existir. Y tampoco debería subsidiarse a la iglesia; hoy un obispo gana aproximadamente 54 mil pesos mensuales mientras un docente gana 13 mil.

Mafalda: Acá en la Ciudad de Buenos Aires hace años que venimos peleando por esta consigna, porque se recorta el presupuesto de la educación pública y se mandan subsidios a escuelas privadas y religiosas. De esta misma manera, la Iglesia maneja programas como el de adicciones que son nacionales y que en realidad son del Estado.

Nuestras leyes ya dicen que el Estado debería ser laico pero la realidad es que, después, en estos hechos concretos y sobre todo en el presupuesto está esta frase de “si alguien quiere un cura que se lo pague”.

Los eclesiásticos se hacen los que no tienen nada que ver con la política pero son los primeros después en militar fervientemente en contra de todas las leyes y derechos que hemos tratado de conseguir. Influyen en la política y lo hacen también en las escuelas. En los barrios sabemos muy bien cómo militan para que las pibas lleven a término sus embarazos, oponiéndose al aborto. Eso sí, después que se arreglen.

-¿Qué análisis pueden hacer sobre el trabajo sexual de personas transexuales o travestis?

Daniela: Discutir si la prostitución es una elección o no para nosotras es como discutir si afanar un celular es más fácil que irte a laburar ocho horas y ganar un sueldo mínimo, entrar en esta dicotomía de ver si lo eligió o no.

Si nos damos la tarea de discutir la prostitución como trabajo, yo voy a discutir como delegada de mi sector de trabajo en mi sector de trabajo. Entonces, para instalar la discusión, en principio, vamos a pararnos en una esquina a las 5 de la mañana en bombacha y corpiño haciendo asamblea y recién ahí discutamos si es o no un trabajo.

Cuando hace tanto frío, necesariamente ingerimos alcohol para soportar esas temperaturas. Y con esto no justifico bajo ningún punto de vista ningún acercamiento a ningún tipo de drogas, inclusive el alcohol. Pero entiendo, sin justificar, los motivos.

Y acá entramos en las estadísticas que marcábamos de porqué las mujeres trans -en este caso- tienen que atravesar esas situaciones y porqué terminan perdidas en las drogas o alcoholizadas. Yo creo que nadie que tenga la posibilidad de vivir de un sueldo digno, de tener derechos como trabajadores y trabajadoras, va a someterse a estas situaciones. Son posturas, yo respeto a aquel o aquella que lleva la discusión de “prostitución sí o no como trabajo”, pero planteo que deberían ser debates mucho más profundos.

Mafalda: Yo creo que a veces se pierde lo importante si se discute si la prostitución es trabajo o no; se pierde el foco de lo que pasa con las grandes mayorías, el reclamo general. Hoy tenemos mayoría de mujeres que llegan a esa situación por explotación, porque son captadas, por la pobreza.

Y, quienes quieran ejercer el trabajo sexual, cuando todas y todos estemos en condiciones de igualdad ahí realmente hay posibilidad de “elegir”, ya que va a haber opciones reales entre las que elegir. Ahí ya es otra cosa, pero hoy la mayoría de la población queda por fuera del trabajo formal.

Hay que entender que Argentina es el país con mayor desempleo juvenil, entonces vemos que las pibas que llegan a la prostitución incluso llegan a los 13 o 15 años en la Ciudad y hay que hacer algo con eso.

-Daniela, ¿podrías contar tu experiencia y trayectoria en la lucha por los derechos de lxs trans y travestis?

-Soy referente del MP La Dignidad de Mar del Plata desde hace un tiempo largo. “La Feliz” funciona como regional de la costa de la Red Puentes, donde tenemos una Casa Puentes que trabaja principalmente con adicciones y personas en situación de calle. Mar del Plata tiene un lamentable y altísimo índice de personas sin hogar que va creciendo en forma alarmante, y es que también tenemos a cargo otras ciudades costeras como Miramar, San Clemente y Santa Teresita.

Y esto nos impulsó a trabajarlo desde otro lugar, y lo digo porque allá se da mucho que la Iglesia se ocupe de estas personas a través de la Noche de la Caridad, o algunas ONGs que trabajan también esta problemática. Nosotrxs intentamos darle un marco político a esto para generar políticas públicas y llenar un poco el vacío por el abandono del Estado.

Así que el lugar para abrir esta sede fue elegido en el centro de la ciudad ya que funciona también como vivienda permanente de estas personas que duermen en la calle.

Después, nosotrxs trabajamos mucho dentro de la CTEP con el mercado de las artesanías y de las ferias, y tenemos centros de contención como comedores y que lamentablemente van creciendo. Venimos abriendo un merendero o comedor cada dos o tres meses, desde hace un año y medio, y el porcentaje de gente que viene es altísimo. En un solo comedor en un barrio periférico de la Ciudad tenemos 70 pibxs, que no comen en su casa o que pierden el vínculo con su familia, etc.

-¿Cuáles fueron tus logros en tu lucha por los derechos humanos?

Daniela: Yo milito en la ciudad de Mar del Plata desde hace muchísimos años y fui la primera mujer trans en tener un amparo favorable para el cambio de identidad de género y que marcó precedente en la provincia de Buenos Aires. También fui la primera mujer trans en ser funcionaria pública en la misma provincia; trabajé desde el año 2002 al 2015 en la Secretaría de Derechos Humanos como directora en una delegación que se abrió en Mar del Plata. Fue un hecho histórico realmente porque no existía y fue una experiencia maravillosa que nos permitió trabajar muchísimo en cuestiones que tienen que ver con derechos vulnerados, no solo de este colectivo sino de la población en general.

En la última elección, en el 2017, encabecé la lista bonaerense de senadores y milito permanentemente haciendo política porque creo que debe ser una herramienta transformadora; no para unos pocos sino para un pueblo.

Lamentablemente, la política desde hace un tiempo largo tomo otros rumbos y paso a ser una herramienta transformadora para unos pocos.

 

-¿Cómo se puede ayudar a Casa Puentes?

Daniela: Casa Puentes recibe donaciones de todo tipo. Es una red que está en varias provincias del país y se puede buscar en Facebook como “Red Puentes”. En Mar del Plata la dirección es Rawson 1842, y se pueden contactar por la red social. Sino también pueden contactarme a mí a través de mi celular: +54 9 223 526-6288.

Se pueden donar mantas, abrigo y ropa varia. Incluso ayuda mucho quien quiera ofrecerse como tallerista porque la idea es estar proponiéndoles a lxs pibxs diferentes proyectos e ideas.

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