Cada vez más extranjeros llegan a la UBA

Cada vez más extranjeros llegan a la UBA

Son muchos los extranjeros que eligen cada año la UBA y apuestan por la educación pública: un sueño que pareciera ser inalcanzable para muchos en América Latina.

Facultad de Ciencias Sociales-UBA

Como bien se sabe, cada año son más los extranjeros que deciden venir a la Argentina para comenzar sus estudios universitarios. La Universidad de Buenos Aires (UBA) es el lugar favorito de muchos que vienen a capacitarse y buscar un futuro cierto.

Los diferentes contextos sociales y económicos que están atravesando América Latina producen demandas que no pueden ser resueltas en muchos países. La defensa de la educación pública ha sido el resultado de muchas luchas que han tenido que batallarse, aunque no todos tienen las posibilidades de acceder a ella.

En lo que va del 2017 se inscribieron 60 mil estudiantes en la UBA. “El aumento de extranjeros se viene notando en los últimos dos años, pero sobre todo en éste”, aseguró Jorge Ferronato, director del CBC.

El abanico de oportunidades que brinda hoy la universidad pública se ve plasmada en el aumento exponencial de las personas de países vecinos que acuden a la Argentina para cumplir sus sueños.

Yo estudiaba Ingeniería en la Universidad de Valparaíso de Chile, a la cual llegué a cursar hasta la mitad, ya que por razones académicas y económicas no pude continuar con mis estudios. Empecé a trabajar mientras buscaba opciones cuando me enteré de la UBA. Había escuchado su buen posicionamiento en rankings internacionales, sin embargo, dudaba que fuera cierto el tema de la gratuidad debido a que era algo impensado en los años en los que yo estudiaba en Chile”, contó su historia, Ricardo Said, un chileno que dejó todo y se encuentra estudiando el último año de la carrera de Sociología.

Said definió por qué eligió este país para venir a capacitarse: “Elegí la UBA por el atractivo de una universidad de calidad, pública y gratuita, además de no contar con un examen restrictivo, que no hubiera podido preparar desde otro país. El endeudamiento que me dejó la carrera anterior fue suficiente para tomar la decisión, agarrar mis cosas y venirme a la aventura de dejar amigos y familia atrás para buscar nuevas oportunidades en el ámbito académico”.

Chile tiene muchas bellezas pero las imposibilidades a la hora de elegir un futuro se presentan como un obstáculo: “La educación pública en Chile es de élite, de muy buena calidad, pero inalcanzable para quienes no pueden sortear el examen de ingreso que es universal y depende mucho del nivel de instrucción y preparación que uno tenga”.

Las ventajas de la UBA son múltiples y puede probarse empíricamente. Consultado sobre las herramientas que brinda, el estudiante aseguró: “En primer lugar la gratuidad. Simplemente con tener un título de secundario completo uno se puede inscribir en el CBC para comenzar a preparar el camino a una carrera de grado. En segundo lugar, las diferentes cátedras y horarios de cursada que permiten relativamente poder jugar con los tiempos y compatibilizar estudios con trabajo u otras actividades (esto me sorprendió mucho ya que en Chile la carga horaria y la exigencia son mucho más altas haciendo prácticamente imposible ser algo más que solo un estudiante). En tercer lugar, poseer una relativa autonomía que permite gozar a los estudiantes de un derecho básico, como lo es recibir una educación abierta, crítica, científica y plural, especialmente en la carrera de Sociología”.

Por otra parte, Carolina Olaya, colombiana y estudiante de la carrera de Comunicación Social, contó su experiencia en el mundo de la UBA: “Elegí la UBA por su alto nivel académico en comparación con la educación de mi país”, e informó cómo funciona en su país: “La educación pública es arancelada de acuerdo al patrimonio o estrato social de la familia, se cobra un porcentaje de acuerdo a los montos que presente el aspirante, y para acceder es por promedio con una prueba de Estado”.

La polémica comienza cuando muchos argentinos manifiestan su malestar por el incremento de extranjeros en la UBA y exigen cobrar un arancel para los mismos. En torno a esta disputa, Said dio su opinión: “No estoy de acuerdo. Los extranjeros que venimos a estudiar pagamos impuestos al momento de pagar un alquiler, tomar el bondi para ir a la facultad, alimentarnos y hasta comprando los apuntes (eso sí se paga y no es poca la lectura para un estudiante de las Ciencias Sociales). Somos muchos también los que recibimos remesas en calidad de ayuda familiar sin la cual es casi imposible permanecer en este país y poder estudiar tranquilamente”.

También planteó su malestar: “El acceso a la vida para nosotros es igual que para cualquier argentino y he visto cómo muchos de mis compañeros extranjeros han sido expulsados económicamente por no poder costear su estadía al no encontrar trabajo o incluso por la dificultad en el acceso a la vivienda que tanto afecta a la Ciudad”.

Asimismo, la estudiante colombiana puso sobre la mesa su postura y dio su negativa: “Me parece que al igual que todo estudiante me esfuerzo para tener un cupo, estaría de acuerdo si nos piden un rendimiento estándar para mantener la regularidad en la universidad”.

Finalmente, Said explicó qué hará luego de recibirse: “Me encanta la Argentina. Quisiera quedarme a vivir acá si la situación me lo permite. Sin familia ni vínculos es muy difícil crear todo de cero pero si lograra encontrar un buen trabajo y permitirme cierta estabilidad de forma independiente no lo dudaría dos veces en obtener la nacionalidad. Me siento también muy atraído por la política de este país y de ciertas libertades democráticas que no gozamos en Chile”.

Olaya, aseguró por su parte: “Pienso quedarme, el campo de acción y de posibilidades es superior que el de mi país”.

Son muchos los extranjeros que eligen cada año la UBA y apuestan por la educación pública: un sueño que pareciera ser inalcanzable para muchos en América Latina.

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