La estrategia de JxeC: caravanas, valores y Pichetto contra Cristina

La estrategia de JxeC: caravanas, valores y Pichetto contra Cristina

Con la sanción de la Emergencia Alimentaria, Macri espera calmar las aguas y tomar la opción de desplegar su estrategia para octubre.


Con Hernán Lacunza a cargo de la transición responsable y con la mesa política desfragmentada, el Gobierno vuelve a apoyarse sobre los estrategas electorales para afrontar la batalla en las urnas y la sobrevida política.

El último lunes, Mauricio Macri encabezó una nueva mesa de acción política, aunque con varios ausentes. Elisa Carrió, en Chaco presentando su libro y sosteniendo anímicamente la épica de una carrera presidencial ya resuelta en agosto.

La presencia de los dos radicales más alineados con la líder de la Coalición Cívica, Mario Negri y Luis Naidenoff, sumada a los desplantes de Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal, dos con autonomía para dirigir las estrategias en sus territorios, resume la parálisis de la mesa creada para sostener la gobernabilidad y razonar el corto plazo en medio de la crisis económica desatada tras el virtual triunfo del candidato del Frente de Todos, Alberto Fernández.

Otro que sí estuvo fue Rogelio Frigerio, que llegó con lo justo y en tiempo de descuento luego de regresar de San Luis, adonde fue por actividades de gestión y terminó siendo apurado por un grupo de senadores peronistas de Alberto Rodríguez Saá, que lo abordaron inesperadamente para reclamar por la deuda que la Nación mantiene por los fondos coparticipables y que la Corte Suprema de Justicia resolvió a su favor.

El ministro delegó el asunto en el personal de ceremonial y protocolo, para que los parlamentarios del Gobernador pidan audiencia como corresponde. La emboscada es uno más de los tantos síntomas del vacío de poder que atraviesa a la Casa Rosada, que se ve acorralada por los gobernadores, por los movimientos sociales y hasta por las dilaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI).

El comienzo formal de la campaña electoral ordenó las prioridades del Presidente, que entendió que la economía está bien resguardada bajo el mando de su flamante ministro de Hacienda y que las medidas económicas anunciadas en las últimas semanas, como el bono al sector privado, el relanzamiento de Precios Cuidados y la inminente sanción de la Ley de Emergencia Alimentaria, despejan el camino para seguir el plan otra vez escrito y dirigido por Marcos Peña y Jaime Durán Barba. El que mejor lo interpreta sigue siendo Miguel Ángel Pichetto, mimetizado aún en la derrota con las decisiones de los estrategas electorales y también con los enojos por aquellos que empiezan a despegarse del Presidente.

“Que los depresivos y los pesimistas se hagan a un lado”, les dijo el candidato a Vicepresidente a los jefes de campaña de Juntos por el Cambio que se reunieron el martes al mediodía en el edificio Balcarce, donde funciona la sede nacional del PRO, para conocer los nuevos lineamientos proselitistas.

Pichetto apuntó a la cabeza de los intendentes bonaerenses como Néstor Grindetti (Lanús) que empezaron a operar el corte de boleta en sus distritos, al grito de ¡sálvese quien pueda!. También pidió no descuidar el voto joven y aliviar la presión de la AFIP sobre los comerciantes.

Polémico. El Jefe de Gabinete fue el encargado de anunciar el nuevo formato de campaña, que tratará de ir más por la positiva que por la confrontación directa con el kirchnerismo, apelando a los “valores”.

Con el “Sí, se puede” como eje trasversal de las comunicaciones, ya anunciado por Macri en las redes sociales, los candidatos de Juntos por el Cambio recorrerán 30 ciudades en 30 días con caravanas de militancia, buscando una mayor cercanía entre el mandatario y la gente. El despliegue tendrá sus riesgos y requerirá de un aceitado (y disimulado) operativo de seguridad por parte de la Casa Militar y la Secretaría General de la Presidencia.

El esquema diseñado por el amo y señor de la campaña, que comenzará en la Ciudad de Buenos Aires y terminará en la provincia de Córdoba, incluirá también al territorio bonaerense, además de Santa Fe, Mendoza, Entre Ríos, Tucumán, Salta, Misiones, Corrientes, Chacho Jujuy, San Luis, La Rioja y La Pampa.

En las “caravanas” por todo el país se hará hincapié en “lo que somos” y en “lo que no somos”. En esa línea se están configurando los dos nuevos spots, uno que hará el foco en los “valores” sobre la gestión, en el que no aparecerá la imagen del Presidente, más allá de la imagen final con la boleta compartida con Pichetto.

Hay otra pieza audiovisual que por estas horas estaba siendo revisada y discutida internamente, con la mirada aguda del publicista favorito del PRO, Joaquín Mollá, activo desde mayo en el equipo donde también sigue aportando lo suyo Jaime Durán Barba, otro de los que volvió a la Casa de Gobierno esta semana.

Carrió se había jactado en televisión de haberlo echado del búnker en Costa Salguero la misma noche de las PASO, antes de que Macri mandara a los argentinos a dormir. En el almuerzo en Balcarce, también tuvieron voz y voto los gobernadores Gustavo Valdés (Corrientes) y Gerardo Morales (Jujuy) para despejar dudas sobre su pertenencia al oficialismo, al menos por ahora. Peña, por su parte, subrayó que la campaña terminará recién “el jueves antes de las elecciones, antes de la veda” y destacó que “todavía queda mucho por delante”.

La autocrítica sobre la economía también recobrará cada vez más fuerza en los mensajes del Presidente. En su entorno razonan que la cuestión económica es un problema que ya lleva más de setenta años en Argentina, aunque admiten que en los últimos años “fuimos parte del problema y no de la solución”. Al pasar por el Congreso, Lacunza reconocía que “los resultados de estos cuatro años han sido inferiores a los esperados” y explicó que hubo “una combinación de herencia, de inconsistencias y descoordinaciones en el programa económico y algunos factores externos”.

La “territorialidad” tendrá ahora más preponderancia que nunca, algo que siempre propusieron los castigados del ala política, una bandera que agitan internamente tanto los radicales como Pichetto, que sigue obsesionado con llevar a CFK al centro de la escena. En el medio de todo, habrá un debate presidencial por el que todavía no hubo acuerdo entre los equipos de los candidatos sobre los temas a discutir.

En la Casa Rosada escrutan que se les impida llevar un machete para refrescar el discurso. La oratoria espontánea podría caer en arenas movedizas, aunque antes de las PASO desde el Gobierno le restaban importancia al verdadero impacto de un cruce entre los candidatos.

“En general, los debates los mira la gente que ya está convencida. En el 2015, no fueron muy altos en rating. No se juega tanto el voto de la gente, porque quienes los miran es gente politizada que ya decidió”. Antes de ponerse en público el traje de candidato, Macri cerraba esta semana de gestión con varias visitas a las obras en aeropuertos de Jujuy y Mar del Plata, todas a cargo del empresario Eduardo Eurnekian, titular de Aeropuertos 2000.

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