Juntos por el Cambio ya mira hacia el 2023

Juntos por el Cambio ya mira hacia el 2023

Analizan la conveniencia de una candidatura de Macri, mientras que Larreta espera su “momentum”, pero cada crisis en el Gobierno desata otra igual en la oposición


Un presidente que había alcanzado un pico de popularidad alto, pero hace más de dos meses no deja de caer. Una vicepresidenta que genera más rechazo que adhesiones. Un gabinete nuevo, pero de perfil llamativamente bajo. Una deuda que nunca termina de renegociarse. Una actividad que está tocando puntos históricos, pero por lo malo. Todo, a menos de 7 meses del cambio de gobierno. Es difícil imaginar en un país un contexto económico y político tan propicio para el lucimiento de la oposición como el que se configuró en la Argentina. Sin embargo, Juntos por el Cambio transcurre su propio proceso y, en contraposición, le permite al oficialismo mantenerse fuerte.

Parte de este fenómeno se explica porque, como en espejo, la convivencia de blandos y duros en el Gobierno tiene su versión opositora. Cada puja con el Frente de Todos (en especial la pelea por el espionaje ilegal y la muerte del ex secretario K Fabián Gutiérrez) generó llamativamente una minicrisis dentro de Juntos por el Cambio y replanteó la conveniencia -o no- de endurecer la pelea con el kirchnerismo.

Desde diciembre, el recorrido opositor transcurrió por diferentes capítulos. Después de algún atisbo de confrontación inicial, en particular sobre la herencia que se dejaba a la nueva administración, las principales figuras de JxC sin obligaciones de gestión decidieron bajar su perfil. Fue ostensible el silencio de Mauricio Macri y, en un punto menor, también el de María Eugenia Vidal. Otros, directamente pasaron al anonimato, como Marcos Peña o Nicolás Dujovne. La realidad era lo suficientemente dura como para salir a marcar matices.

La llegada del coronavirus, en un punto, agudizó cierto ostracismo y puso a los gobernadores e intendentes de JxC en un primer plano. Este contexto fue visiblemente fogoneado por el presidente Alberto Fernández, que vio allí la oportunidad de dividir al enemigo. Hasta que las divisiones en su propia tropa generaron el efecto contrario. El mayor protagonismo de Cristina Kirchner, impulsando la causa de espionaje ilegal y la expropiación de Vicentin, provocó un doble efecto: por el ataque judicial, una parte del macrismo se unió en defensa propia; por el caso Vicentín hubo cierto empuje de abajo hacia arriba, con protestas anti K que los dirigentes de JxC se ocuparon de radicalizar lo más posible.

Pero los momentos y los tonos del posicionamiento reavivaron las propias peleas. Con un dato calendario: aunque incipientes, ya empezaron los debates opositores sobre las candidaturas 2021. En un punto, el debate es siempre el mismo. Se puede resumir en una pregunta: ¿conviene endurecer el discurso y fomentar la grieta o es mejor buscar una salida moderada? Cada postura tiene sus alfiles. Entre los halcones, sobresalen el propio Macri, Patricia Bullrich y Miguel Pichetto, entre otros. También el radical Alfredo Cornejo es de discurso fuerte y combativo. Elisa Carrió va y viene según el tema, pero ya transmitió que prefiere una propuesta más de centro.

En el ala moderada sobresalen Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal, en primer plano, y otros dirigentes como Emilio Monzó, Rogelio Frigerio y hasta Martín Lousteau, que piden no sólo mesura sino también apertura. La apuesta del jefe de Gobierno, que no sólo mira a 2021 sino especialmente a 2023, es que la grieta termine desgastando a rivales ajenos y propios y que él pueda emerger con un proyecto menos confrontativo. Con la crisis económica y la pandemia aún fuertes en la Ciudad, tiene para entretenerse mientras tanto con su propia gestión.

En medio del debate, una de las grandes dudas es la conveniencia de una candidatura de Macri el año próximo. La discusión, paradójicamente, es similar a la que se dio con Cristina para 2015 y 2017 en el kirchnerismo. Cuánto aporta esa postulación para el proyecto específicamente y cuánto para que el líder no termine preso. Variantes para un país en decadencia.

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