El 25 de marzo se conmemora como el Día del Trabajador de Prensa en Argentina, establecido por el ex Presidente Perón en 1944, para recordar la creación del Estatuto del Periodista Profesional (Ley N° 12.908), que es el marco legal que ampara la actividad de los trabajadores de prensa, y que no se actualiza desde esa fecha.
También se recuerda la desaparición de Rodolfo Walsh, hace 42 años, y, en él, a todos los y las trabajadores y trabajadoras de prensa que dieron su vida por la construcción de un país mejor para todos sus habitantes.
En el marco de este día, cabe darle un lugar especial a la situación de las mujeres periodistas en los medios. La Red Internacional de Periodistas con Visión de Género en Argentina (RIPVG AR) reunida en el 2do Encuentro Federal en la ciudad de Paraná los días 9,10 y 11 de marzo, con la presencia de trabajadoras y trabajadores de diez provincias analizó la preocupante situación del periodismo en nuestro país.
En este sentido, se evaluaron las distintas situaciones de violencia que atraviesan las y los trabajadores de prensa y comunicación como precarización laboral y censura, y en el caso de las compañeras periodistas y comunicadoras, la asignación de múltiples tareas, diferentes formas de abuso, acoso, hostigamiento y amenazas.
La Red Internacional de periodistas con Visión de género, en Paraná.
En este espacio se pudo ver no solo la necesidad de seguir reflexionando colectivamente para encontrar herramientas que nos sirvan para nuestra tarea, sino también las situaciones que se viven en forma individual en nuestros espacios de trabajo, con las demás personas que integran los equipos y lugares de decisión editorial, que muchas veces no entienden la perspectiva de género, así como la exposición pública que como periodistas tenemos al expresar nuestras opiniones y puntos de vista en un contexto de restricción de derechos de las personas.
Incluso en ese encuentro se realizó un Taller de autocuidado para periodistas, comunicadores, organizaciones que trabajen problemática de género, realizado por Silvina Molina y Maxi Montenegro, moderando la Psicóloga Candela Acebal, integrante del equipo de Asistencia a la Víctima.
El taller superó el cupo establecido en un principio, una muestra de la necesidad de este espacio cuidado para que las y los periodistas podamos hablar de lo que nos pasa cuando realizamos coberturas relacionadas con las violencias, sobre las situaciones laborales desde donde hacemos periodismo y comunicación.
Es importante sumar “amedrentamiento” que sufren las periodistas de género en sus trabajos, que es el temor pero no es necesariamente lineal con la amenaza ni el acoso ni el hostigamiento.
Las mujeres de género faltamos en los medios
Según el relevamiento de @feministos en Twitter, las mujeres firman solo el 15% de las notas de opinión en los medios argentinos.
El menor porcentaje de mujeres columnistas lo tiene Perfil, con un 9 por ciento. En el otro extremo, Página 12 es el diario que más las publica: 23%.
Los domingos el porcentaje de mujeres columnistas es bajo en todos los medios. Ese día, tan central para las publicaciones, solo el 6 por ciento de las columnas están firmadas por una mujer. La Nación tiene nada más que un 4 por ciento de esas firmas en su web.
Además, aunque las columnas de opinión sean de mujeres, son muy pocas las que producen notas a comparación que los varones: si comparamos el top 8 de varones con el top 8 de mujeres que escriben, los porcentajes de producción de noticias son mayores en ellos, aunque sean la misma cantidad. También hay que tener en cuenta que a las mujeres les dan noticias para escribir sobre temas “de mujeres”, como si hubiese temáticas que pueden ser transmitidas según tu sexo biológico.
En la televisión, los programas del prime time no tienen mujeres conductoras. Siempre acompañan y no se las muestra como referentes de algún tema. Se les dan las noticias más banales como espectáculos, o noticias dramáticas para que hablen con un tono como de “cuidado” o “maternal”, en línea con el estereotipo que alecciona al género.
Si no, tenemos el concepto degradante de “la chica del clima”, que ya se le niega hasta su propio nombre: es la chica “de”, objeto y propiedad.
Hasta los programas de “chimentos” (que supuestamente la mujer consume porque “natural”, es decir, patriarcalmente, es “chismosa”) son liderados por varones, como Jorge Rial, Ángel De Brito o Santiago Del Moro.¿Será que ni lo que culturalmente estamos destinadas a hacer podemos hacer bien?
Sucede televisión no busca resaltar ni mostrar un arco iris de belleza posible. Busca moldes que uniformen el deseo en una talla, en una edad, en un estilo, en un gusto, en un mix que espeja que ser mujer no es una pluralidad de opciones sino un formato en el que se encaja o se desencaja.
Miguel Abuelo, por su parte, hablaba de “la fórmula del éxito” para estar en televisión, y se refería a los “moldes” televisivos de las mujeres que debían “vender besos” para alcanzar la fama, o los varones tener un “proyectito de actor”, claramente marcando la diferencia de género: ellas deben vender su cuerpo, él, en cambio, su “talento”.
Sin embargo, cantidad no significa calidad: que haya mujeres en los medios no significa que haya perspectiva de género necesariamente. Sumar periodistas capacitadas en género es una tarea fundamental para los medios del futuro.
La materia prima del ejercicio periodístico es la información. No miente ni dice la verdad: hace una construcción de esa realidad. Y en esa construcción, quienes tienen los mejores lugares, sueldos y trabajos son los hombres. Por lo tanto su voz está mucho más legitimada que la de las mujeres. Ellos dicen que está bien, que está mal, crean los valores, la moralidad. Quien controle el mundo simbólico, entonces, es quién tendrá el poder.
