Desde que la Justicia Federal se conformó en Comodoro Py a través de 12 juzgados, el poder que tuvieron esos magistrados fue creciendo de manera importante. En los últimos años, quedó demostrado que ese poder terminó impactando directamente en la política. La causa que lleva adelante el juez federal Alejandro Ramos Padilla desnudó la relación espúrea entre agentes de inteligencia y magistrados y sacó a la luz el armado de causas.
Esta relación no es nueva y se viene dando de manera continúa desde los noventa hasta la actualidad. Es más, algunos jueces hasta llegaron a cobrar dinero de la SIDE.
Pero además, la Justicia Federal sufre otro problema operativo grave: los jueces están desbordados de causas. Al ser solo 12 y al tener todas las competencias federales, las causas que lleva cada juzgado son muchas.
Sin embargo, para el poder político de turno, los jueces de Comodoro Py se transformaron en una especie de espada sobre la cabeza, que cada vez que dejan el Gobierno se lanza una embestida judicial, Esto es así desde la salida del Gobierno de Carlos Menem.
Más allá de la veracidad de algunas causas, todas las investigaciones se aceleran una vez que el presidente deja el poder. Le pasó a Menem, a Fernando de la Rúa, a Néstor Kirchner a Cristina Fernández de Kirchner y ahora a Mauricio Macri.
“En este momento un juez federal tiene más poder que un Presidente. En primer lugar casi nadie los controla y además son eternos en el cargo. Una vez que llegan se jubilan en el puesto”, le dijo un funcionario que llegó a la Casa Rosada con el nuevo Gobierno.
Por eso, Noticias Urbanas accedió al plan de Alberto Fernández para cambiar y transformar la Justicia Federal. El plan es concreto y contundente y si se activa dejaría definitivamente sin el poder que tenían a esos 12 jueces.
La idea es pasar los 60 Juzgados Nacionales de Instrucción a la órbita federal. Eso le daría mucho poder y manejo de causas importantes en todo el país a los jueces de Intrucción, que empezarían a manejar causas de narcotráfico y de corrupción entre muchas otras.
La embestida del Gobierno nacional tiene otra pata: voltear las jubilaciones de priveligio, algo que tratará el Congreso nacional en sesiones extraordinarias en enero y febrero.
De esa manera, Fernández desbarataría todo el poder que acumuló Comodoro Py. Ahora falta implementar el plan, algo nada sencillo.