El compromiso de los jóvenes llegó al poder para quedarse

El compromiso de los jóvenes llegó al poder para quedarse

Opinión.


La juventud –con la mujer incluida- ejerciendo alta política es la novedad de los tiempos que corren y la certeza de que nuestro futuro se va a construir centralmente a partir de ellos. Si bien durante esta pandemia que todo lo alteró no sobresalen tanto las nuevas figuras, que comparten cartel con aquellos que tienen una mayor experiencia, en simultáneo con ella se van dando movimientos políticos tanto en el oficialismo como en la oposición.

Los mismos dejan en una postura más incómoda a los que se recuestan, ya no en la vieja política sino en la mala política, la que es liderada por la grieta, de la que algunos hacen un culto sagrado para sobrevivir y lograr un extra bonus.

Sin hacer nombres, no para escaparle al desafío, sino sólo para no olvidarnos de nadie, ya que hablamos de decenas de sub 40 que ocupan lugares de privilegio en la política argentina, la sangre nueva parece tener la virtud de interpretar con más justeza las necesidades de la gente y absorber mejor la demanda social, y ejercer la respuesta correspondiente. Quizás ayudados por las nuevas metodologías que imponen los nuevos tiempos, pero también con la cabeza centrada en el que país nos merecemos, que debe ser algo mejor que el heredado de las anteriores generaciones políticas.

Nada se construye tirando por la ventana a ningún sector social, ni es la intención de estas líneas desacreditar por documento de identidad a nadie. No sería justo y además sería bastante primitivo y poco edificante como método. Mandan aquí los resultados. La realidad va marcando que los lugares desde los que se maneja la botonera del poder, las decisiones difíciles que se deben tomar en momentos de la enorme crisis que atravesamos, las principales fuerzas políticas apostaron en general a jóvenes, algunos ya probados y otros que llegaron como outsiders de las estructuras tradicionales, pero se acoplaron con rapidez a las necesidades del conjunto. Los diferencia -a todos- el compromiso con los objetivos.

Estamos asistiendo a la consolidación en el poder, en una versión muy mejorada, de la estructura de la única organización política partidaria que persiste como tal en el mapa político de nuestro país, la Cámpora. Muchos están sorprendidos porque este grupo está rindiendo por encima de las expectativas que la sociedad tenía de ellos por su primera época, en la que cometieron varios errores en un gobierno que ya venía de un desgaste importante y con una situación social difícil. El sectarismo fue quizás el rasgo distintivo de su debut en el poder, algo que sin perder ni identidad ni hambre han corregido ahora, sobre todo en los exponentes más visibles en esta etapa.

También hay jóvenes destacados en el gobierno por fuera de esta organización, con logros importantes en cada una de sus áreas, quizás más ligados al peronismo tradicional –u otros orígenes- ya que también el PJ está sumido en un trasvasamiento generacional, en medio de una paz que nunca había conocido en circunstancias similares.

Estamos asistiendo a la consolidación en el poder, en una versión muy mejorada, de la estructura de la única organización política partidaria que persiste como tal en el mapa político de nuestro país, la Cámpora. Muchos están sorprendidos porque este grupo está rindiendo por encima de las expectativas que la sociedad tenía de ellos por su primera época, en la que cometieron varios errores en un gobierno que ya venía de un desgaste importante y con una situación social difícil.

Después existen otras organizaciones, eminentemente sociales, de contención o de precaria producción, que también anidan en el tablero político, que son imprescindibles, dada su experiencia en situaciones sociales complicadas como la que está azotando con la pandemia y que se verá con toda su fuerza en poco tiempo más.

Para terminar este breve y simple análisis de los jóvenes hoy en el poder, quiero hacer referencia a los equipos de la oposición, sobre todo a los que se forman en CABA y responden con una fuerte lógica de organización, trabajo y sensatez, mezcladas con tecnología de punta que genera cuadros valiosos muy jóvenes que como en la Nación u otras provincias (no quiero olvidar Buenos Aires) ya están conduciendo ministerios, bancos u organismos de alto impacto y presupuesto.

Los jóvenes en la Argentina ya son el presente, será de ellos el futuro cercano sin duda y habrá que acostumbrarse a que todo llega con su impronta, más allá de sus ideologías, su edad y la masiva incorporación femenina, que cambiará el mapa de la política para siempre.

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