Avisamos que esto iba a pasar

Avisamos que esto iba a pasar

Noticias Urbanas difundió en los últimos años la grave situación que sufrían los animales alojados allí. En febrero y octubre último también se advirtió que todo había empeorado, pero nadie intervino


El 10 de febrero de 2012 Noticias Urbanas lo adelantó. Volvió a llamar la atención el pasado 25 de octubre: el estado del zoológico porteño era (sigue siendo) calamitoso. Claramente, se advertía la pérdida de especies de flora y fauna y que había animales que corrían riesgo de vida. Sin embargo, nada pasó. Hasta que ayer, la noticia de la muerte del único oso polar que quedaba en Buenos Aires, llamado Winner, impactó no solo en la sociedad, sino, también, en la realidad política porteña.

Hace casi un año, este medio señalaba que “además del marco irregular de la demora en la nueva licitación, la realidad marca que, como el grupo CIE está en retirada del país, dejó de invertir. Algo que se refleja en las instalaciones del zoo, en las que se ven a simple vista las estructuras con falta de mantenimiento, incluyendo algunos de los hábitats que deberían estar preparados para animales que nada tienen que ver con este clima, como el oso polar o los mandriles”.

En la misma nota, se dejaba constancia de que muchos espacios se usaban con fines publicitarios, “llegándose al extremo de promocionar una marca de lavandina en el recinto del oso polar, que se encuentra abandonado”, denunciaba en su momento el legislador Adrián Camps, cuando el oso, todavía vivía. Desde el Frente para la Victoria, Francisco Tito Nenna, pedía extremar las previsiones y recaudos para alcanzar una gestión adecuada donde estuviese representada la comunidad y el valor de la biodiversidad.

También el doctor Pedro Kesselman, junto a otros vecinos de Palermo, mediante un amparo, había pedido a principios de año un interventor-veedor para el zoo. Pero la medida fue rechazada por el juez Juan Lima, famoso en su momento por rechazar los amparos por el aumento del subte. En octubre y para que no tuviera que pasar por la Legislatura, el Gobierno porteño redujo la concesión del zoo de la Ciudad de veinte a cinco años y la actual adjudicataria siguió al frente del predio. Fuentes consultadas por Noticias Urbanas, aseguraban que “mueren animales aunque se oculte, como se ocultan las reposiciones que se hacen con fauna incautada del tráfico ilegal”. Ahora esa primicia, está más que confirmada.

Sin embargo, nadie pudo frenar la readjudicación. Ni siquiera los lapidarios informes de la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires (Agcba), que reportaron la pérdida de más de 100 especies: el 55 por ciento de las aves y el 23 por ciento de los mamíferos, además de señalar que los edificios, protegidos por ley debido a su valor patrimonial y cultural, se encuentran en estado de degradación y destrucción, atentando contra la seguridad de las personas y de los animales. Información tal como los aspectos económicos de la oferta presentada por la concesionaria, la cantidad de entradas vendidas y el tratamiento de los residuos patogénicos quedó en un cono de sombra, ya que la Auditoría no pudo acceder a los documentos. Tampoco al listado de incorporaciones por compra y canje de animales o las fichas técnicas de los mamíferos.

“La colección faunística de un zoológico es el centro de acción a partir del cual cobran sentido todas las actividades y obras que puedan ser proyectadas en relación con una genuina valorización de la institución. Sin embargo, según los datos del ente auditor, entre 1990 y 2009 se perdieron 31 especies de mamíferos y 72 especies de aves, que representan el 23 y el 55 por ciento, respectivamente, de las colecciones del zoo”, detallaba la Agcba. Quienes se reunieron con NU fueron claros “en cuatro años no solo no se invirtió sino que el zoológico se deterioró más”. “El Gobierno porteño aún puede reaccionar, ganaron los que más destruyeron, no se entiende”, se quejaron, y pidieron que se garantice el bienestar animal, ya que, entienden, hoy “no hay fines educativos ni de preservación o prevención”, decían meses atrás. La reacción, como tantas otras veces, ya será tardía.

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