Cuando Mauricio conoció a Horacio

Cuando Mauricio conoció a Horacio

Opinión.


Siendo indiscutible la legalidad de lo actuado por el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, al disponer le fecha y la mecánica electoral de las elecciones en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para las categorías distritales, también es innegable que –aunque le asista la ley- la decisión, como todo en política, tiene beneficiarios y perjudicados. Nadie –que no sea él- puede asegurar la motivación que primó en Larreta al tomarla, pero la verdad es que el enojo y la respuesta que la misma provocó en el ex Presidente Mauricio Macri, más el efecto cadena que provocó en otros encumbrados dirigentes del Pro, demuestra – al contrario de lo que escribió Darío Nieto en el twitter de María Eugenia Vidal-, que los intereses personales de algunos priman en detrimento de la imprescindible unidad en la principal coalición opositora, Juntos por el Cambio.

Quizás el expresidente pensaba para sus adentros que su amigo Horacio jamás podría tomar decisiones de alto vuelo que él no compartiera, pero todo indicaría que la sorpresa luego de las pocas charlas que mantuvieron (Cumelén y Tennis Club), le jugó una mala pasada a Macri. También es cierto que Larreta en ningún momento le prometió a Mauricio Macri que le allanaría el camino a su primo Jorge para que éste fuera el único competidor por el espacio, así como sí le trasmitió el riesgo que corría la coalición si el radicalismo quedaba en inferioridad de condiciones como planeaba el ex presidente, que tuviera que competir con boleta corta, algo absolutamente desventajoso para el espacio que lo ponía al borde de un problema mayor. Las internas en el Pro, a pesar de lo virulentas que son, no dejan de ser dentro del mismo partido mientras que las rupturas con otros socios se tornan más peligrosas e incontrolables. Y a meses de la elección no es aconsejable sumar más problemas que soluciones.

Es aquí donde la sensatez, más allá de cómo salgan todos de este lío y del resultado final en las PASO y en octubre, quedó del lado que tenía que quedar o sea del candidato a Presidente y no de los interesados en mantener la Capital a cualquier precio o de sus competidores ofendidos por no tener poder para decidir estas cosas.

Igualmente hay otra dimensión en lo más profundo de lo que sucedió este lunes. Y tiene que ver con el paso del tiempo, con el devenir de la política, con errores no asumidos, con decisiones a destiempo, con ubicaciones en el tablero, en definitiva, con el traspaso no deseado del poder partidario de Macri a Larreta.

El Pro es una fuerza que tiene su origen en el partido Compromiso para el Cambio hace más de 20 años, un espacio que varios sectores sociales construyeron alrededor de Mauricio Macri, que ya que era una figura interesante para ellos, que venía de tener un paso muy exitoso por el Club Atlético Boca Juniors. A partir de allí, hasta el lunes pasado, ninguna decisión de las potentes fue tomada en el Pro sin el conocimiento previo de Macri, ya que el “ninguneo a los demás” era propiedad exclusiva de su persona. En mayor o menor medida siempre había un guiño del ex presidente, y así fue tanto en su Presidencia como en las grandes decisiones en CABA donde en cuestiones de poder real, o de los negocios VIP (sí, son parecidos), nunca fue ajeno. Siempre hay una primera vez y sucedió. El de descendencia calabresa pasará el mal trago y pensará alguna vendetta, siempre y cuando le convenga. Es más pragmático que calabrés.

Podría detenerme en otras dirigentes de peso del espacio como Patricia Bullrich o María Eugenia Vidal pero no es la intención de esta columna ni están en esta altura, al menos por ahora. Tampoco en los radicales, tanto los que festejaron la decisión de Larreta como los que callaron hasta que la calma aflore, aprovechando que el tiroteo no se da en su casa. No es casual que, en el medio de tanta “bronca”, tanto Jorge Macri (hoy de viaje, eludiendo las balas) como María Eugenia Vidal (diciendo yo no fui) se hayan reunido con el “demonio” para ver cómo sigue la novela o sea la campaña, algo que les interesa a todos de cara a los comicios.

La elección nacional en este país se prepara con mucho tiempo, se gasta una cantidad importante de plata, se gana y se pierde por igual en el camino, hay avances y retrocesos, pero lo que no se puede negar es que la Presidencia mata todo. Y los que están en ese camino, o lo entienden o se resignan. Esta semana, vimos las dos cosas.

 

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