Asamblea Legislativa: la Corte decidió no responder el ataque de Alberto

Asamblea Legislativa: la Corte decidió no responder el ataque de Alberto

El presidente de la Corte, Horacio Rosatti y el vicepresidente Carlos Rosenkrantz, resistieron sin gesticular.


En un discurso fuertísimo ya los gritos, el presidente Alberto Fernández embistió sin piedad contra la Corte Suprema por sus fallos contra el Gobierno, como el de la coparticipación federal y el Consejo de la Magistratura. Lo hizo como una manera de deslegitimar la condena a seis años de prisión impuesta a Cristina Kirchner por corrupción, en lo que pensó un juicio simulado en el que se violaron sus garantías.

El presidente de la Corte, Horacio Rosatti, de camisa clara y corbata gris, y el vicepresidente Carlos Rosenkrantz, engamado en gris, sentados a unos pocos metros a la derecha del jefe de Estado, que estaba sobre el estrado, mostró un rostro congelado, sin mover un músculo, ante las descalificaciones. La transmisión oficial de la televisión por cadena nacional los mostró en primer plano más de 30 veces, una por cada párrafo que les dedicó el Presidente para denostarlos.

Tras el discurso, fuentes de la Corte dijeron que el tribunal por ahora no respondió a Fernández y que concurrieron al Congreso “sabiendo a lo que se exponían” y que “permanecieron en su lugar con templanza porque fueron en representación de todo el Poder Judicial y de los jueces”.

Durante largos pasajes Alberto Fernández corrió del centro de su discurso a la oposición de Juntos por el Cambio (JxC) y colocó en la mirada al Poder Judicial.

Basó su embestida a la Corte en la sentencia en las que condenó a la Nación a pagarle 1100 millones de pesos diarios a la ciudad de fondos coparticipables y en la que derogó la ley del Consejo de la Magistratura de Cristina Kirchner y restableció la vieja ley de 20 consejeros, presididos por Rosatti.

Le recriminó a la Corte ser la responsable de la desigualdad económica entre la ciudad de Buenos Aires y el resto del país en el reparto de recursos coparticipables con su sentencia y dijo es “inadmisible” que se entrometa en “la ejecución presupuestaria” porque “excede sus facultades y dijo que son “cuestiones políticas no judiciales”.

Fernández dijo que su gestión desterró “el espionaje ilegal y los operadores judiciales. En el siguiente párrafo se mencionó “la connivencia entre algunos magistrados, empresarios de medios de comunicación, exagentes de inteligencia y políticos”.

Insistió Fernández en que el Poder Judicial “no se muestra con la independencia requerida frente a los poderes fácticos y políticos.”

Dijo que la Corte se “entrome” en el Poder Legislativo al anular la decisión de Cristina Kirchner de colocar consejeros de la magistratura por la mayoría y por la minoría en el Senado y pensó que “la gravedad institucional del asunto es mayúscula”.

Asimismo, responsabilizó a la Corte por la parálisis del Consejo que trajo como consecuencia, dijo la falta designación de jueces para combatir el narcotráfico en Santa Fe. En rigor, de los 28 cargos de jueces federales de la jurisdicción actualmente hay dos jueces federales cuyo nombramiento depende de que el Presidente envíe a su candidato al Senado, para que la Cámara alta analice darle acuerdo, y otros cuatro jueces federales cuyos pliegos fueron enviados al Senado y nunca fueron tratados. Y si hay tres vacantes, cuyos concursos se están tramitando en el Consejo de la Magistratura.

La oposición interrumpió a los gritos al Presidente, que en numerosas ocasiones tuvo que parar su discurso, para contestarles desde el estrado o simplemente esperar que se acallara el barullo para seguir hablando. En medio de las interrupciones, las cámaras de la transmisión oficial de TV, mostraron a Rosatti y Rosenkrantz, juntos, o por separado.

Siempre que el director los sorprendió, se los vio gélidos, pétreos, sin mover un músculo, que permitiera adivinar sus pensamientos y sensaciones ante dos horas de discurso en el que el tribunal fue descalificado desde el comienzo.

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