Ante la falta de respuesta del Gobierno de la Ciudad a la orden de la justicia relativa a la provisión de agua potable para el asentamiento La Esperanza, por Los Piletones, y la inexistencia de un servicio de recolección de residuos que opere en el lugar, los vecinos de ese barrio de Villa Soldati decidieron ayer, de 8.30 a 14, cortar la autopista Héctor Cámpora a la altura de avenida Riestra.
Los delegados del asentamiento del sur porteño, ya habían advertido la medida días atrás, dado el abandono estatal del espacio en el que viven unas 500 personas, casi la mitad menores de edad. “Si no hay respuesta, realizaremos un ‘basurazo’ en la autopista y nos haremos presentes en los organismos responsables, como la Ugis (Unidad de Gestión de Intervención Social del ministerio de Desarrollo Económico) y la Dirección General de Limpieza (del ministerio de Ambiente y Espacio Público) y, como última instancia, nos veremos obligados a cortar la calle”, afirmaban antes de la decisión final.
“Hace mucho que venimos denunciando los graves problemas de nuestro barrio: falta de agua, acumulación de basura, problemas de cloacas, inundaciones, cortes de luz, incendios. Todos los días corremos el riesgo de que ocurra una desgracia. Por eso pedimos que nos censen y urbanicen el asentamiento, con los servicios básicos para vivir dignamente. Hace seis meses que pedimos por favor agua potable. Ya no sabemos cómo hacerlo”, señaló a Noticias Urbanas, María Galloso, una de las delegadas de La Esperanza.
“Después del corte, fuimos convocados a una reunión en la Ugis de avenida Roca y el martes 27 iremos al ministerio de (Ambiente y) Espacio Público. Esperemos que nos den una solución”, indicó María a NU, quien agregó que, gracias al compromiso de Rosa Ortega, delegada de barrio Fátima, también en Soldati, pudieron conseguir 5.000 litros de agua que les durarán aproximadamente unos tres días. “Entre todos pagamos 300 pesos para traer las dos camionadas de botellas al barrio”, precisó.
Y mientras se dejaba llevar por la tarea del reparto del insumo, desde la capilla del barrio, que ya es toda una base de operaciones, contó: “El agua del camión cisterna de la Ugis estaba sucia, no se podía tomar”.
