El tsunami Fernández no limitó su performance al comicio presidencial. Generó un nuevo mapa en el conurbano y en toda la provincia, que en 2015 había sido favorable a la ola amarilla que llevó a Mauricio Macri a la Casa Rosada.
En principio, si se mantuvieran los resultados –muchos de éstos se definieron por cifras muy exiguas-, el Frente de Todos (FdT) ganó en 88 de los 135 municipios que existen en la Provincia de Buenos Aires. La coalición oficialista Juntos por el Cambio (JxeC) se impuso en 44, mientras que Consenso Federal se impuso en Chivilcoy y otras opciones vecinales ganaron en Villarino y Tres Arroyos.
En el Conurbano bonaerense, JxeC se impuso solamente en San Isidro, San Miguel y Vicente López, por lo un Macri (Jorge) se salvó de la hecatombe electoral. Por el contrario, la coalición oficialista perdió los cinco municipios en los que había destronado a los barones peronistas del conurbano en 2015. El FdT recuperaría así Pilar, Tres de Febrero, Quilmes, Lanús y Morón.
Al mismo tiempo, otros jefes comunales enrolados en el FdT obtuvieron algunos resultados que podrían calificarse como contundentes. En Presidente Perón, si bien el jefe distrital Alfonso Regueiro fue destronado, las listas que compitieron –que le dieron el poder a la ascendente Blanca Cantero- consiguieron el 64,89 por ciento. En Berazategui, con la novedad de la vuelta al ruedo del veterano líder Juan José Mussi –que fue ya cuatro veces intendente entre 1987 y 1994 y entre 2003 y 2010-, en reemplazo de su hijo Juan Patricio, el FdT obtuvo el 61,56 por ciento de los votos. El también regresado Fernando Espinoza reemplazaría a Verónica Magario, luego de haber obtenido el 60,40 por ciento de los votos.
Muchos factores deciden el voto en la cabeza de los votantes, pero en el caso de esta elección hubo una clave, que fue la brutal devaluación de los salarios, que decidieron la adopción de medidas defensivas por parte de los barrios obreros y de clase media-media, traducida en un voto “clasista”.
También el intendente de Merlo en busca de la reelección, Gustavo Menéndez, hizo una gran elección: obtuvo el 60,79 por ciento, derrotando a su enemigo de siempre y predecesor suyo en el cargo, Raúl Otacehé.
También Martín Insaurralde –logró el 55,74 por ciento- obtuvo un claro triunfo, al igual que Leonardo Nardini, el joven jefe comunal de Malvinas Argentinas, que consiguió un contundente 59,59 por ciento, derrotando al antiguo intendente por el peronismo, hoy enrolado en JxeC, Jesús Cariglino.
Los líderes comunales de San Fernando, Juan Andreotti (58,11%); de Ezeiza, Alejandro Granados (59,20%); Gabriel Katopodis (51%) y de Hurlingham, Juan Zabaleta (51,72%) también obtuvieron victorias contundentes, enancados en sus propias gestiones –menos Andreotti, que sucede a su padre, los demás van por la reelección- y en la ola celeste que encabezaron el omnipresente Alberto Fernández y la poco mostrada Cristina Fernández.
Una elección polarizada socialmente
Muchos factores deciden el voto en la cabeza de los votantes, pero en el caso de esta elección hubo una clave, que fue la brutal devaluación de los salarios, que decidieron la adopción de medidas defensivas por parte de los barrios obreros y de clase media-media, traducidas en un voto “clasista”.
En la Zona Norte del Gran Buenos Aires, JxeC sólo se impuso en San Isidro, Vicente López, que son zonas con un fuerte componente de vastas barriadas de clase media-alta y alta. La excepción fue San Miguel –otro distrito en el que ganó JxeC-, aunque también aquí existe una ciudad, Bella Vista, que alberga a sectores de alto poder adquisitivo y es, además, la cuna del anterior intendente, Joaquín de la Torre y de su sucesor y actual ganador, Jaime Méndez.
No fue la única razón del contundente triunfo de la fórmula de los Fernández en la Nación y la distrital, que conforman Axel Kicillof y Verónica Magario.
