Volvió la política

Volvió la política


Bueno, les ruego me presten atención por unos instantes, pues ésto que voy a decir ahora quizás no lo repita muchas veces. Aquí voy: la corrupción es mala.

Me la jugué, ya se, pero bueno, los tiempos que vivimos no dan lugar a los cobardes. Y acá estoy yo, poniendo los huevos sobre la mesa y diciendo lo que nadie se anima a decir. La corrupción es mala y la honestidad es buena. Por favor, no me maten por lo que acabo de afirmar, pero lo creo realmente. Seguramente desate una polémica feroz y despiadada, es probable que se alcen voces a favor y en contra, pero aún así me la banco y lo sostengo: la corrupción es mala.

A saber: el domingo, gracias a Dios, volvió Lanata. Y no volvió con las manos vacías, sino que se trajo consigo una investigación que reveló una verdad desconocida. Agárrese con firmeza de la silla, señora, porque esto puede ser muy fuerte de escuchar: hay empresarios vinculados al gobierno que se están llenando de plata. Impactante. ¿No se entendió? Ahí va de nuevo: Hay empresarios chorros y corruptos que se están llenando los bolsillos gracias al amparo del Gobierno. Valiente descubrimiento. Algo que, al menos yo, jamás me hubiera imaginado. Encontraron un chorro en el kirchnerismo. Ahora si que se va a armar quilombo.

Ahora bien, ¿qué debemos hacer frente a esta situación? Bueno, si la corrupción es mala y en el gobierno hay corrupción no hay que ser muy pillo para entender que la oposición representa los valores antagónicos a quienes hoy administran el Estado.

De toda esa manga de empresarios chorros y corruptos hay uno (al menos uno) que por un momento (al menos un momento) decidió ser honesto. Y Fariña fue honesto nomás. Pidió que si van a hacer un puente sobre el mar todo para vos, no lo dejen afuera de la licitación. Y contó todo. Contó cómo es que empresarios amigos del Gobierno se llenan de plata. Plata, claro, que debería estar en otro lado pero que siguiendo la ruta de la corrupción fue a parar al bolsillo de un puñado de empresarios. Algo que yo, por el caso, jamás me hubiera imaginado que sucedería.

¿Qué debe hacerse frente a la corrupción? Bueno, no faltarán aquellos que la justifiquen. Esos ya perdieron antes de empezar. Otros diremos: los corruptos, los chorros, a la cárcel. Que los juzgue la Justicia. Y si la Justicia no genera confianza, hay que reformarla. Y si reformarla tampoco genera confianza, bueno…tanto no se.

También estarán los que piensen que la corrupción es propio de determinados proyectos políticos. Entonces, frente a un Gobierno corrupto, una oposición honesta.

Lo que no creo que pase es que los kirchneristas dejen de ser kirchneristas por una nota de Lanata. Porque ya saben (hace rato) que la política no es romántica, no es impoluta. Y, lamentablemente, lo aceptan. Algunos, pocos, combaten esta idea. Pero no todos. Y si tenemos que elegir al menos corrupto para que nos Gobierne, alguien que lo llame a Luis Zamora, o no…ni siquiera.

En fin. El lunes amanecimos en un país que conoció la corrupción. Y ese es un valor suficiente para orientar nuestras inclinaciones políticas. Y si vamos a hablar de política, de ideología, de si el Estado debe o no intervenir en la economía, si vamos a dar a luz nuestras más profundas convicciones; bueno, aquí voy yo por última vez: la corrupción, camaradas, es mala.

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