De una Ciudad financiera rentística a una productiva tecnológica

De una Ciudad financiera rentística a una productiva tecnológica


Muy de vez en cuando, las porteñas y los porteños escuchamos noticias respecto del Distrito Tecnológico (DT): alguna empresa decide radicarse en este polo que comprende Parque Patricios, Nueva Pompeya y parte de Boedo, atraída por beneficios fiscales para los emprendimientos de desarrollo tecnológico.

Sin embargo, quienes conocemos el DT desde dentro, sabemos que esas noticias son una fachada que esconden el fracaso de la gestión Cambiemos en materia productiva. Fundado en 2008, los logros del DT son paupérrimos e invitan a repensar el modelo de ciudad en que las y los porteños queremos vivir.

UNA HISTORIA DE OPORTUNIDADES DESPERDICIADAS

El DE de la Ciudad de Buenos Aires nació en el año 2008. El proyecto original proponía un polo productivo basado en la innovación, la ciencia y la tecnología, que permitiera la creación de empresas, productos y servicios, y que generara nuevos empleos.

El objetivo era crear 30.000 puestos de trabajo en 4 años. Para lograrlo, las empresas recibirían diferentes facilidades impositivas para las cuales debían inscribirse en un Registro de Empresas de Tecnología de la Información y las Comunicaciones (TIC). Los incentivos abarcarían desde incentivos promocionales hasta exenciones en las contribuciones de ABL o ingresos brutos.

Once años después, en el DT hay 330 empresas radicadas, y 18.000 empleados. Casi no se crearon empresas nuevas, sino que la mayoría ya existían y trasladaron sus sedes al sur para pagar menos impuestos. Tampoco se crearon nuevos puestos de trabajo, sino que esas empresas mudaron a los trabajadores ya contratados.

Los logros del DT se empequeñecen aún más si lo comparamos con el Distrito 22@ de Barcelona, creado en 2000 y que fue el modelo en el cual se inspiraron los funcionarios porteños para crear el DT. Tras 11 años de funcionamiento (los mismos que nuestro DT), en el 22@ había con 4.500 empresas radicadas, de las cuales 2125 eran nuevas, con más de 56.000 nuevos trabajadores.

El contraste entre un proyecto y otro es abrumadora: la idea del DT es muy buena pero mal gestionada y desperdiciada.

MUCHOS AÑOS Y MALOS RESULTADOS

Los pésimos resultados del DT se explican por la incapacidad del Gobierno porteño para gestionar ideas innovadoras. Después de 12 años gobernar la Ciudad con todos los recursos a disposición, nos hace perder oportunidades a los porteños y las porteñas para transformar el sur de la ciudad de Buenos Aires en una zona que no tenga nada que envidiarles a otras ciudades grandes del mundo.

El DT responde a un modelo de ciudad rentístico y especulativo que apuesta a construir grandes edificios a través de promesas de desarrollo que nunca se cumplen. De este modo, se llevan a cabo obras gigantescas que no benefician a las vecinas y los vecinos de la ciudad.

La supuesta revitalización de la zona se parece a la puesta en valor estética de un barrio y no a un proyecto con una mirada integral que beneficie al sur de la ciudad, que piense en las y los comerciantes, las y los estudiantes de las escuelas, las familias, las trabajadoras y los trabajadores, las jubiladas y los jubilados. Resulta necesario un cambio de mentalidad que implemente proyectos que vayan más allá de lo básico y las fachadas.

CIUDAD PRODUCTIVA

La CABA debe ser una ciudad productiva, y el punto de partida es el DT. En la Comuna 4 tenemos a la Vaca Muerta porteña, que genere trabajo a partir de industrias de alta tecnología con esquema sustentable y que brinden las divisas que la Argentina necesita. Tenemos el potencial para ser el motor de la economía regional.

Tenemos todo lo que hace falta: emprendedores, empresarias y empresarios con ambición y creatividad, tenemos jóvenes con ganas de aprender y progresar, tenemos científicos y tecnólogos con un enorme saber desaprovechado. En fin, tenemos trabajadoras y trabajadores con ganas de vivir bien, de su trabajo, y sentirse orgullosos de aportar con sus vocaciones y saberes.

Por eso, es urgente un debate profundo sobre el modelo de ciudad que queremos. Las porteñas y los porteños nos merecemos vivir en una mejor ciudad.

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