Cuestión de formas: la errónea planificación urbana imposibilita la gestión porteña

Cuestión de formas: la errónea planificación urbana imposibilita la gestión porteña

Por Lucila Capelli y Jordana Timerman - La Fábrica Porteña


La “cuestión de formas” es un caballito de batalla del oficialismo porteño para diferenciarse del Gobierno nacional. La diferencia está en los modales, marcan.

Efectivamente, las formas son muy importantes en la política; sobre todo cuando hablamos de políticas públicas. En la CABA, numerosas políticas públicas ejecutadas por el Gobierno de la Ciudad no cumplen con las formas, generando pérdidas millonarias y beneficios incumplidos para los porteños.

Diversas políticas han sido diseñadas e implementadas de manera incorrecta. Un ejemplo es la ya épica lucha en torno al Hospital Borda, donde un amparo judicial frenó las obras para hacer el Centro Cívico, ya que violaba la legislación de Protección de Monumentos Históricos. La Cámara lo ratificó en diciembre y agregó que no se cumplió “con los procedimientos esenciales de la Ley de Procedimientos Administrativos de la Ciudad”.

Hoy se conoció la decisión de Subterráneos de Buenos Aires (SBASE), una empresa pública del Gobierno de la Ciudad, de no construir una estación de la línea H en la Plaza Intendente Alvear. Sucede que la empresa decidió emplazar la estación en una plaza que se encuentra protegida por la ley de la APH (Área de Protección Histórica). El cambio de dirección viene un año después de haber iniciado la obra, paralizada por amparos relacionados con impacto ambiental y protección de patrimonio histórico.

El carro delante del caballo.

La falta (o su subestimación) de estudios serios de impacto ambiental en el diseño de proyectos de obra ha generado, tanto en la línea H como en el Borda, pérdidas millonarias para los porteños. Además, marca una falta de respeto por las formas que implican la legalidad y la planificación urbana a largo plazo. Se ponen parches casi al azar, y por ese motivo, muchos proyectos terminan siendo cuestionados en el ámbito judicial.

Actualmente, desde la oposición porteña se propone replantear el recorrido de la línea H y diseñar dos nuevas estaciones. La primera, en la Villa 31, inscribiéndola dentro del espíritu de la Ley de Urbanización N° 3343, que implica apertura de calles, construcción de escuelas y servicios de luz, agua y gas en ese barrio. De esta forma, se contribuiría a la eventual urbanización del barrio Carlos Mugica y se extenderían las posibilidades de acceso a la Ciudad para sus habitantes.

Además, se plantea que el subte llegue hasta la Estación de Ómnibus de Retiro y los Tribunales de Comodoro Py, y así se conecte con la línea C (Retiro-Constitución) y E (que ya tiene las estaciones de Retiro, Catalinas y Correo Central listas). Se podría incluso complementar dicha extensión con un centro de trasbordo, que ordene los modos de transporte de la zona y los pasajeros. Esto permitiría aliviar el tránsito en el bajo porteño, y volvería aún más innecesaria la construcción del Metrobus en la Av. 9 de Julio. Estas propuestas toman en cuenta una visión amplia de acceso a la movilidad y de planificación integral del transporte. Deberían implementarse siguiendo los procedimientos debidos, por supuesto.

La “cuestión de formas” implica pérdidas económicas, ambientales y sociales innecesarias para los porteños. Tal vez sea hora de adoptar nuevas formas y repensar el diseño e implementación de diversas obras bandera de la gestión PRO en la Ciudad.

Como tantas otras cosas en la Ciudad, parece una comedia de una política mal implementada. Para los que queremos tener debates de sustancia –acerca de cómo preservar el patrimonio y seguir creciendo, o cómo expandir el sistema de subte sin que colapse de pasajeros–, esto es una experiencia frustrante.

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