Cromañón, seguimos reclamando justicia

Cromañón, seguimos reclamando justicia

*Secretario general APOC


Las muertes que pudieron evitarse, son muertes más injustas. Cromañon es un claro ejemplo. Hoy, a diez años de la tragedia, seguimos reclamando justicia.

Desde los organismo de control, lo advertimos y una vez más, la política no escuchó nuestros reclamos.

La política tiro al tacho de basura las recomendaciones. Y las consecuencias no podían ser otras: vidas jóvenes perdidas por incompetencia delictual de los funcionarios.

Lamentablemente, las secuelas de este accionar demencial se traduce en pérdidas trágicas. Hoy, 194 familias siguen llorando a sus muertos, pero las víctimas son muchas más. Familiares que murieron de tristeza, enfermedades y suicidios también llevan el sello de Cromañón.

Si no hay sanciones, o éstas son tardías, la impunidad contagia y seduce. La impunidad es el portal de entrada a la corrupción sistemática. El castigo justo de los crímenes, juega un papel aleccionador.

Aquí es donde tienen que hacer bien su parte los órganos jurisdiccionales del Estado. Para que las faltas y las irregularidades sean sancionadas, primero es necesario detectarlas, docu¬mentarlas y luego denunciarlas. La experiencia de los últimos tiempos, negativa y desgraciada por cierto, es que los funcionarios estatales muestran un bajo nivel de receptividad de los informes realizados por los organismos de control.

Debemos resaltar que el grueso de la inacción se explica por indiferencia, incomprensión, indolencia, desconocimiento y todas las otras malas disposiciones de la voluntad que encuadran dentro del concepto amplio de irresponsabilidad. Todo esto, nos lleva a pensar que en Argentina vale poco la vida porque si se permite que esto pase, la vida vale poco.

Acá rescato las palabras del Papa Francisco cuando señalaba que “no puedo olvidar a los chicos de Cromañón, a sus padres y a sus familiares. Las heridas duelen y más todavía cuando no se tratan con ternura. Pido para con todos ellos esta actitud: que sepamos tratar con cuidado y ternura todas las heridas. Están allí: no es posible esconderlas ni negarlas”.

Por eso, decimos una vez más que Cromañón nos pasó a todos. En el dolor caminamos juntos pidiendo justicia.

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