“Si Cristina pidiera ayuda, la oposición se la daría”

“Si Cristina pidiera ayuda, la oposición se la daría”

Por Laura Di Marco

Karina Spalla asegura que el Pro trabaja muy seriamente para alternativa en 2015. La ve a la Presidenta “viviendo una crisis de soledad”, y le cuestiona cierta “masculinidad” exacerbada.


A Cristina la veo sola; sin posibilidad de conectar con sus emociones. Viviendo una crisis de soledad y sin querer — o sin poder — pedir ayuda”, dice Karina Spalla, en la charla con Noticias Urbanas cuando hablamos del liderazgo de las mujeres, un tema que a ella le gusta explorar.

Otra de las cosas que le interesa es el peronismo y, aunque suene extraño, esa curiosidad se vuelca en la lectura: está leyendo Perón vuelve, que combina con el último de Gabriel Rolón, El lado B del amor. Puro eclecticismo.

“Me la pasé haciendo de remisera con los chicos este verano, pero aunque parezca mentira logré desenchufarme quedándome en la ciudad”, cuenta esta legisladora que condujo la comisión de Planeamiento Urbano en la Legislatura y que aspira a renovar su mandato, que vence a fin de este año.

–La elección de este año se perfila como una gran interna peronista, donde la oposición pareciera inocua. En una palabra, el límite al kirchnerismo está más dentro del propio peronismo que afuera, ¿cómo se siente eso, perteneciendo a una fuerza de oposición?

–No siento que vaya a ser una gran interna del peronismo, por el contrario. Hay un clima político de mucho entusiasmo en la oposición, con muchas ganas de participar –como pocas veces antes he visto- y además venimos haciendo un trabajo muy serio en provincias como Entre Ríos, Santa Fe, e incluso la Provincia de Buenos Aires, donde aspiramos a hacer una buena elección. No queremos dejarnos llevar por las especulaciones surgidas dentro del propio peronismo. Estamos trabajando muy seriamente para ser la alternativa al Gobierno en 2015, y estamos convencidos de que será así.

–Una de los problemas que tienen las fuerzas nuevas, como el macrismo, es que les cuesta hacer pie en las provincias más chicas. ¿Qué están haciendo ustedes para revertir esa debilidad?

–Allí tenemos un trabajo de voluntariado, que está funcionando muy bien.

–La inflación es, tal vez, uno de los problemas más graves que tiene el gobierno y una de las preocupaciones importantes para la gente. ¿Por qué no estamos escuchando, desde la oposición, soluciones?

–Porque aún no es el momento. Pro tiene un equipo impresionante de economistas que vienen trabajando en este tema y otros de economía. Pero la inflación es un problema que tiene que resolver el Gobierno porque es quien lo ha creado.

–¿La incorporación de Martín Redrado sumará?

–Martín se está pintando de amarillo (NdR: el color de Pro) y por ahí hay alguna otra sopresa más…

–Por estos días, hay mucha gente enojada por la tala de árboles en la 9 de Julio, y luego vino la prohibición de la Justicia de la poda. ¿Hubo algún debate previo en Pro sobre el tema, que toca cuestiones mediombientales con las que el macrismo se había comprometido?

–Siempre hay debates. Todos los proyectos importantes son debatidos y efectivamente dentro de nuestra fuerza había distintas opiniones al respecto. Pero una vez que se toma la decisión, vamos adelante. Entiendo a los vecinos enojados, pero también existe la necesidad de que la gente viaje mejor. Son dos derechos encontrados, en todo caso.

–También hubo críticas de los metrodelegados, de Roberto Pianelli más precisamente sobre las obras en el subte A. La acusación concreta es que no hacía falta cerrar la línea y que el macrismo está especulando con hacer un acto político con la reinaguruación.

–Es la opinión de Pianelli, que no tiene que ver con los trabajos que debían hacerse. Se eligió el verano para hacer obras, tanto en el subte como en el microcentro, porque hay menos volumen de gente en la Ciudad. Había cuestiones técnicas de calibración de los subtes, que volvían imposible realizarlas con los vagones en funcionamiento.

–¿No son demasiadas obras al mismo tiempo?

–Mirá, hay quien dice que no se hace nada y que la Ciudad está hecha un desastre. La realidad es que estamos haciendo lo que prometimos y creemos que hay que hacer. Y el punto es que, cuando se gobierna, no se puede conformar a todo el mundo.

–A propósito de eso, hubo varios cacerolazos en 2012 y el de noviembre fue particularmente fuerte. ¿Por qué la oposición no pudo capitalizarlos?

–En el relativo poco tiempo que estoy en política, dentro de una fuerza a la que me enorgullece pertenecer, aprendí algo importante: los políticos necesitan construir confianza. A la gente le cuesta confiar en la política y en los políticos. Y eso se construye dando pequeños pasos y haciendo pequeños gestos, obras de gestión, que sean medibles. Y si en los cacerolazos y movilizaciones espontáneas, la gente no quiso que haya banderas políticas, hay que respetarlo. Si algún político hubiera querido ir a allí a capitalizar un descontento que no buscaba ser capitalizado, no sólo hubiera perdido la confianza sino que lo hubieran rechazado de plano.

–¿Elecciones desdobladas o simultáneas con la Nación?

–Históricamente hemos optado por las elecciones desdobladas. Pero estamos muy bien en la ciudad, los sondeos nos dan bien y estamos perfectamente parados para afrontar la elección cuando sea.

–La Presidenta viene bajando su imagen y su intención de voto desde hace varios meses. ¿Por qué cree que sucede?

–La veo a Cristina viviendo una crisis de soledad y negada a pedir ayuda. Con imposibilidad de generar empatía con la gente; de entender qué está pasando en este momento. La veo muy a la defensiva, e insegura, por eso necesita seguir apareciendo como que maneja datos, cifras, argumentos. Probablemente tenga miedo de parecer débil. Sin embargo, si ella pidiera ayuda, la dirigencia política, que tiene más grandeza de lo que ella supone, se la daría. La veo muy encerrada.

–¿Y luto de tres años, cómo lo lee?

–La rigidiza aún más. Cristina tiene –y me cuesta decir esto porque es la Presidenta– exacerbada una parte muy masculina. No trabaja en equipo, no genera redes. Bueno, todo eso a la larga va generando un efecto. Y los resultados están a la vista.

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