Reclamo de la CGT: “¿Tendremos que hacer un paro para que nos escuchen?”

Reclamo de la CGT: “¿Tendremos que hacer un paro para que nos escuchen?”

Se reunió la mesa chica. Hubo quejas por el estilo presidencial y la crisis de las obras sociales.


El martes hubo un encuentro de la mesa chica de la CGT, sin el moyanismo y se escucharon críticas contra el Presidente y Cristina Kirchner, mientras llovieron las quejas por la falta de respuesta del Gobierno a algunos reclamos sindicales, como la crisis de las obras sociales, y hasta un dirigente se preguntó: “¿Tendremos que hacer un paro general para que nos escuchen?”.

La reunión, que se hizo en la sede de la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN), contó con la presencia del dueño de casa, Andrés Rodríguez, que recibió a Daer, Carlos Acuña (estaciones de servicio), Armando Cavalieri (Comercio), Antonio Caló (UOM), Luis Barrionuevo y Argentino Geneiro (gastronómicos), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Rubén Pronotti (UOCRA), Jorge Sola (seguros), Sergio Romero (UDA) y Carlos Frigerio (cerveceros).

El tema dominante fue la relación con el Gobierno: los dirigentes protestaron por la falta de cumplimiento de Alberto Fernández de algunas promesas que les hizo (como más plata para las obras sociales), la indiferencia con que los tratan muchos funcionarios y los peligros políticos que ocasionan las peleas entre el primer mandatario y la Vicepresidenta.

Según Infobae, la charla se concentró en el ajuste que viene como consecuencia del acuerdo alcanzado con el FMI: a la inflación indetenible se sumarán los anunciados aumentos de tarifas, una posible reforma previsional (ya se empieza a hablar de la extensión de la edad jubilatoria) y la “modernización” de los convenios colectivos de trabajo (que en los oídos sindicales siempre suena a la demonizada reforma laboral).

Los dirigentes cegetistas se juramentaron en defender las paritarias libres y en resistir cualquier modificación del sistema de salud, tal como lo anunció Cristina Kirchner en dos oportunidades en 2021, porque temen que derive en la apropiación de los fondos de las obras sociales por parte del Estado.

Además, la crisis de las obras sociales ocupó una parte importante del encuentro: se hizo un repaso de la desfinanciación del sistema sindical de salud, que se fue agravando por la ausencia de medidas oficiales, como ponerle algún freno al aumento de los medicamentos.

En este rubro, la CGT ya está resignada a que el Gobierno nunca le girará a las obras sociales unos 4700 millones de pesos que faltan transferir de un total de 11.000 millones para compensar los gastos de transporte y educación en el rubro discapacidad. Alberto Fernández se lo prometió a la central obrera en dos oportunidades a lo largo del año pasado, pero el dinero todavía sigue sin ser transferido.

Incluso, hay dirigentes cegetistas que impulsan una ronda de encuentros con gobernadores y senadores del Frente de Todos para consensuar propuestas que apunten a defender el salario, reactivar la producción y brinden un alivio a los trabajadores en medio de las restricciones que impondrá el acuerdo con el FMI. Y esos contactos, según los estrategas sindicales, deberían terminar con una reunión con el Presidente: le pedirán soluciones concretas y garantías de que habrá compensaciones ante el ajuste.

▶ ¿Y los Moyano?

Según Infobae, Pablo Moyano, mientras, mantiene una agenda propia. Como cotitular de la CGT, recibió hace 48 horas en la sede cegetista de Azopardo 802 al diputado oficialista y líder de la Asociación Bancaria, Sergio Palazzo, para hablar del acuerdo con el FMI acompañado por dirigentes alineados con el moyanismo como Mario Manrique (SMATA), Sergio Sasia (Unión Ferroviaria), Raúl Durdos (SOMU), Alejandro Salcedo (UDOCBA) y Omar Plaini, de Canillitas. No había rastros de “los Gordos”, los independientes ni los barrionuevistas.

Cada fracción cegetista tiene una curiosa autonomía de movimientos. Las divisiones también alcanzan las definiciones políticas. Caló respondió a las críticas de sus pares contra el oficialismo con una andanada de elogios al gobierno de Alberto Fernández y una promesa: dijo que quiere su reelección en 2023. Pareció quedarse solo. El resto de la dirigencia está mirando otros candidatos y sondeando otras variantes del peronismo para no exponerse a lo que hoy resulta inevitable: la sensación de que, si todo sigue así, el Frente de Todos perderá las elecciones presidenciales.

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