Peronismo: las aguas bajan turbias

Peronismo: las aguas bajan turbias

Existe un estado deliberativo, aunque se dice que no habrá quien saque “los pies del plato”.


El peronismo muestra por estos días un mapa cambiante, que está lejos de ser el definitivo. Existen, a priori, dos grandes territorios: en el primero residen los que están dispuestos a cerrar en 2023 un acuerdo con la actual vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner. En el segundo habitan quienes evalúan que su ciclo ya terminó y se aprestan a enfrentarla.

De todos modos, no existe pureza en esta descripción. Hay quienes dudan, hay quienes odian, hay quienes aman incondicionalmente y hay quienes van por la vida con la calculadora en la mano. La síntesis viene desde el noroeste de la Argentina. Allí no le van a hacer fácil la vida a ningún candidato del peronismo. Dos gobernadores de la región le encargaron hace pocos días a un dirigente bonaerense rebelde que arme para ellos en modo ambulancia. Es decir, que recoja a los heridos del Frente de Todos que están disconformes con el trato –o el destrato- que recibieron de parte del PJ provincial y del Gobierno nacional y los alinee para armar una masa crítica.

Este sector de la Liga de Gobernadores, la del Norte Grande, es el único que busca armar política. El resto, o se encuentra en la dispersión, o no se siente escuchado, o directamente sangrará para otra divisa. Hay otros mandatarios provinciales, que están un poco más al sur, que también están armando su arquitectura política. ¿Habrá dispersión? No, es la respuesta de sus voceros y suena sincera.

Tres de ellos, dos de los cuales no tienen reelección –Gustavo Bordet y Omar Perotti, el tercero es Sergio Uñac- sostuvieron algunos encuentros en los últimos meses. Buscan ser un polo de atracción para el resto de la Liga, que hoy está dispersa.

El Norte Grande, por su parte, aúna a diez gobernadores: Jorge Capitanich (Chaco); Gildo Insfrán (Formosa); Gerardo Zamora (Santiago del Estero); Oscar Herrera Ahuad (Misiones); Ricardo Quintela (La Rioja); Raúl Jalil (Catamarca); Osvaldo Jaldo (Tucumán); Gerardo Morales (Jujuy); Ricardo Sáenz (Salta) y Gustavo Valdés (Corrientes). Dos de ellos son radicales –Valdés y Morales-, mientras que Sáenz es un isleño, que tiene una relación con Sergio Massa, pero no se alinea con el Frente de Todos en el orden nacional.

Los siete gobernadores del actual Frente de Todos –difícilmente se sostenga esta denominación en 2023- operan junto a Kicillof para armar en el orden nacional el 2023, que se muestra muy complicado. Van a apoyar a regañadientes a un candidato presidencial, concentrados como están en sostenerse en sus territorios, para lo que les espera una tarea muy complicada. Y lo saben.

Lo que sí y lo que no

A pesar de que las aguas bajan turbias en el peronismo, no existen hasta ahora disidencias profundas. A lo sumo, reinará la “rosca”. Inclusive, los gobernadores que quieren armar en territorio bonaerense –son Jaldo y Jalil- se muestran dispuestos a sostener la unidad, conscientes de que el único ¿peronista? que siempre estuvo afuera de este complejo armado político es Juan Schiaretti, que difícilmente será aceptado de nuevo dentro del colectivo de mandatarios provinciales.

El cordobés protagonizó demasiadas agachadas y algunos, inclusive, le facturan que haya desestimado el llamado a la unidad que realizó su antecesor y amigo José Manuel de la Sota, que cuando falleció el 15 de septiembre de 2018 en un accidente vial en la ruta 36, se encontraba en conversaciones con Cristina Fernández de Kirchner para construir lo que finalmente fue el Frente de Todos.

Los más reacios a aceptar el liderazgo de la vicepresidenta son Perotti, Uñac y Bordet, aunque lo más habitual es que se sostengan en las fronteras de la futura coalición para negociar mejor sus aspiraciones. Quieren obras y cargos, se podría decir.

Al ser consultado un encumbrado dirigente peronista, que ejerce liderazgo político y posee una experiencia que es muy valorada en el seno del PJ nacional, primero se quejó porque “la conducción del partido no se reúne, porque el presidente –que es Alberto Fernández- prefiere tenerlo neutralizado, así no hay quien le reclame nada”.

A continuación, el referente explicó las turbulencias partidarias internas, porque “el peronismo no es un colegio de señoritas. Existe una gran diversidad interna y escasa disciplina, como siempre fue, pero no hay que equivocarse. Nosotros nos hemos asomado al abismo más de una vez, pero nunca hemos saltado. Aceptamos las críticas, pero en este momento no deben ser destempladas”.

A pesar de que las discusiones internas son ríspidas, el veterano piloto de tormentas advirtió que “hay un fuerte interés de las fuerzas nacionales y populares de sostener la unidad. Tenemos que construir el mejor frente, para ponerle freno a la derecha y a Macri. ¡Que Dios nos libre si llegan a ganar! ¿No escuchó lo que están diciendo que van a hacer?”

Finalmente, el dirigente –que solicitó un estricto off- reclamó “mantener al partido abierto a las discusiones, porque es la única manera de mantener la unidad”.

¿Candidatos, tan temprano?

A pesar de la permanente hostilidad que recibe desde los medios de comunicación, la vicepresidenta de la Nación conserva una fuerte centralidad en la política argentina. Todos los dirigentes mencionados anteriormente construyen sus opciones en torno a la suerte de Cristina. Por la negativa o por la positiva, pero a su alrededor. Tan persistente es el ataque contra su figura, que el analista político Jorge Asís le espetó a Luis Majul, conductor del programa político del Canal La Nación+ La Cornisa, que el suyo es uno de los “programas permanentes que podrían ser de gatilleros de un pelotón de fusilamiento constante”, que paradójicamente “son los que la consolidan” en su liderazgo.

Una encuesta de Opina Argentina, la consultora que lidera Facundo Nejamkis, midió la intención de voto sobre 1.100 casos en todo el país, vía telefónica y presencial, que fue el método utilizado en especial en el Gran Buenos Aires. El margen de error fue de +-3%.

Sorprendentemente, el Frente de Todos subió cuatro puntos en la consideración de sus electores, aunque sigue debajo de Juntos por el Cambio, que lidera por 36% a 29%.

La candidata individualmente más votada fue, en cambio, la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, que obtuvo el 19%, seguida por Javier Milei, con 17% y por Horacio Rodríguez Larreta, que alcanza el 13%.

Además, en la encuesta se midió la imagen de los principales candidatos. Los tres que mejor imagen poseen son Patricia Bullrich, 52% positiva; Martín Lousteau, 51% positiva y Horacio Rodríguez Larreta, 50% positiva. Lousteau es el que posee el mejor diferencial entre imagen positiva y negativa.

El dirigente del Frente de Todos con menor imagen positiva es Sergio Massa, que llega al 31%. El resto de los dirigentes del FdeT acumulan imágenes negativas en torno al 70%.

La vida puede estar llena de paradojas, pero la política es el territorio más fértil para que éstas se desarrollen. No de otra manera se puede llamar a que Cristina Kirchner sea la dirigente política más vituperada y aún así podría ser la más votada en 2023; que el expresidente Mauricio Macri, el que más endeudó al país, sea el político más rico de la Argentina y que el autor de la Resolución N° 125, Martín Lousteau, sea hoy un político opositor, que además tiene aspiraciones de ser uno de los líderes de Juntos por el Cambio en la Ciudad de Buenos Aires, precisamente el epicentro de la rebelión contra aquella medida que él pergeñó.

Cosas veredes, Sancho, que non crederes, dicen erróneamente que díjole el escuálido caballero de la triste figura, Don Quijote de la Mancha, a su fiel y rechoncho escudero, Sancho Panza. En realidad, la frase figura en el Cantar del Mío Cid, de autor anónimo, pero alguien se la atribuyó al Quijote, afortunadamente. No es necesario que sea cierta para ser emblemática.

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