Palacio Roccatagliata: un desarrollo inmobiliario sin fin

Palacio Roccatagliata: un desarrollo inmobiliario sin fin

Los propietarios esperan hace 8 años por sus viviendas.


El desarrollo inmobiliario “Palacio Roccatagliata”, ubicado en las calles Roosevelt y Balbín del barrio porteño de Coghlan, contempla una construcción de 298 unidades distribuidas en dos edificios, una torre de 27 pisos y otra de 13 pisos. Las viviendas son de 1 a 4 ambientes con una superficie total de 45.000 m² construidos.

Entre 2013 y 2014 se liquidaron todos los departamentos que se pusieron a la venta. Sin embargo hoy, en 2021, los desarrolladores solo tienen construido una parte del hormigón, ninguna unidad terminada y los dueños están sin respuestas ni certezas sobre la finalización de la obra.

El abogado que representa a un conjunto de propietarios, Facundo Etchenique, explicó: “El proyecto sufrió problemas porque tuvo dos medidas cautelares que impidieron la construcción, en ese momento se frenó la obra, y a una torre le falta construir 4 o 5 pisos y a la otra 17”.

El letrado dijo que “los desarrolladores tuvieron una enorme incapacidad de defender la obra ante la Justicia, por lo que la obra estuvo paralizada durante años. Ellos cuando constituyeron la firma Palacio Roccatagliata SA una de las cosas que debían prever era esa”.

Etchenique precisó además: “Hace 8 años que los compradores iniciales tienen parados sus capitales sin resarcimiento económico, tienen detenido su proyecto de vida, y muchos de ellos tuvieron que salir a alquilar porque no tienen donde vivir y los desarrolladores ahora dicen que no tienen el dinero para devolverles. Y no son inversionistas, son personas que pensaban ya tener su casa en un barrio como lo es Coghlan”.

Los compradores damnificados sostienen que no encuentran respuestas de los grupos inversores (Qualis Development SA; Natal SA, KWZ Srl, Korn Propiedades S.A. y Estudio Brodschi y Asociados) y denuncian que ahora la empresa pretende obligarlos a firmar un nuevo acuerdo con el fin de modificarles el precio inicial, imponiendo nuevas cuotas a precios exorbitantes para continuar la obra y que muchos aceptaron “porque fueron extorsionados”.

El representantes legal de los compradores argumentó: “Nosotros exigimos la continuidad y finalización de la obra, y que los desarrolladores como grupo empresario, asuman su responsabilidad y pongan la plata en la obra, y que dejen de presionar a los compradores para seguir pagando cuotas de departamentos que todavía no existen”.

Etchenique explicó que los desarrolladores “no rinden cuentas del estado patrimonial de la sociedad y de qué hicieron con el dinero que siguieron recibiendo de las cuotas que eran abonadas mientras la obra se encontraba paralizada. Siguen cobrando cuotas indexadas a personas que pagaron el 80 por ciento de departamentos que no existen. Ahora calculan, ni siquiera aseguran, que van a tardar 3 años más en terminar la obra”.

El abogado concluyó: “En marzo retomaron la obra de nuevo pero es una burla, van solo 20 obreros. ¿Qué pueden hacer 20 personas trabajando si hay que construir en uno de los edificios 17 pisos y en el otro 4 por lo menos? Ahora esperemos respuestas y una pronta solución a este tema porque es insostenible lo que está pasando”.

El lugar y su nombre

En el centro del predio donde se construye el complejo de viviendas, está la antigua casona que le da su nombre y es el sello del proyecto, lo que le otorga identidad. El inmueble, que data de 1900, pertenecía a la familia Roccatagliata, también propietaria de la tradicional Confitería del Molino. Constituyó una de las mansiones más importantes del barrio. Se trata de un modelo arquitectónico con una planta en forma de H, con galerías en el frente y el contrafrente. Estilísticamente se asemeja a las villas italianas del 1500, con detalles que le dan un carácter ecléctico.

En un principio fue erigida como quinta de veraneo, aunque luego derivó en vivienda permanente. Es una de pocas en su tipo que aún subsisten en Coghlan, un barrio que por aquel entonces era de quintas.

En 2013, un grupo de vecinos logró que la Legislatura porteña aprobara una ley, que le otorgó resguardo a la Villa Roccatagliata. Sin embargo, la norma habla del edificio y no del resto del predio.

Durante tres años la obra estuvo paralizada por una decisión de la justicia pero en noviembre del 2019 el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad (TSJ) rechazó la medida en contra del avance del megaproyecto y dejó firme su sentencia en la que avaló la continuidad de los trabajos.

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