Marcos Peña: el que se va sin que lo echen, vuelve sin que lo llamen

Marcos Peña: el que se va sin que lo echen, vuelve sin que lo llamen

Sustituyó al presidente en la inauguración de un parque eólico en Jujuy, y desactivó la inoperante Mesa Política de los lunes.


El estratega dio un paso al frente y salió del ostracismo: en el medio de la campaña electoral, Marcos Peña viajó esta semana a Jujuy para compartir un acto y hablar en público junto al radical Gerardo Morales, uno de los primeros que se animó a cuestionar en público a Jaime Durán Barba, mucho antes de aquel domingo en el que la otra aliada de Cambiemos, Elisa Carrió, terminaría echando al ecuatoriano del búnker de la derrota.

¿Señal de armonía o provocación? Lo cierto es que el Jefe de Gabinete terminó suplantando al Presidente en Jujuy, quien insólitamente hizo su aparición en el acto a través de una videoconferencia. Más tarde, la Secretaría de Comunicación Pública difundiría una foto en la que Mauricio Macri aparece sólo frente al televisor, con las manos cruzadas, escuchando el breve discurso de su jefe de campaña, quien inauguraba así su regreso público con esas declaraciones, en una semana que ya había cargado sus tintas de realidad contra la caprichosa campaña del oficialismo.

Con Macri regalando sus últimos favores a las patronales, con la eliminación de aportes patronales y modificando las ART el mismo día que el INDEC daba a conocer los nuevos datos de pobreza (35,4 por ciento, el índice más alto de toda su gestión), Peña recobraba presencia pública con nuevas apariciones. “Podemos lograr lo que parecía imposible”, sostuvo, lejos del perfil bajo que había adoptado desde las PASO. Lo hizo durante su paso por la presentación de las obras del parque solar Cauchari, un proyecto que involucra a la República Popular de China. Durante su estadía, también aprovechó para concederle una entrevista al Tribuno de Jujuy, en la que infló el pecho por la nueva estrategia electoral en torno al “Sí, se puede” y los actos de campaña en caravana para mostrar al Presidente con mayor cercanía con la gente.

También debió responder sobre el aumento de la pobreza y la indigencia a nivel nacional, destacando la transparencia de los datos del INDEC, pero con escasa autocrítica por las condiciones de la macroeconomía que derivaron en esa dolorosa realidad. De su cabeza salían las respuestas que más tarde iba a reproducir el propio mandatario durante su recorrida por localidades cordobesas, en la que también se prestó a un contacto con la prensa local.

Ambos hablan ahora de un acuerdo político que involucre a toda la oposición para resolver definitivamente la crisis, cuando hasta hace un tiempo atrás era el propio Mauricio Macri el que decía que quería ser juzgado por su combate a la pobreza.

“La verdad es la verdad y hay que asumirla. Habíamos logrado bajarla cuando logramos bajar la inflación y cuando volvimos a tener el mismo problema de siempre volvió a subir. Esto demuestra que necesitamos un acuerdo mucho más amplio entre los dirigentes de este país para resolver este tema definitivamente, porque ya son ochenta años con una inflación de más del 60 por ciento”, sostuvo el Presidente.  

A Peña, cuando le preguntaron sobre su responsabilidad en la derrota electoral, el amo y señor del rumbo estratégico de la Casa Rosada señalaba que ”siempre que uno es jefe de campaña tiene que asumir una responsabilidad, pero creo que trabajamos en equipo y ni me adjudico los triunfos solo ni me adjudico las dificultades solo. Creo que lo importante es trabajar en equipo y con mucha humildad. Me imagino hoy trabajando para ganar la elección del 27 de octubre, ése es el foco que tenemos puesto hoy. El día de mañana lo que Mauricio defina yo lo haré”.

Con el crédito renovado, trabaja para que los candidatos de todo el país se acoplen a la estrategia y los discursos de la Rosada. Fue él quien resolvió que todos los esfuerzos estén centrados en centros urbanos que apoyaron a Cambiemos en 2015, con la idea de reforzar el voto duro. “Es muy importante que la gente vaya a votar en dónde mejor nos fue”, les suele repetir a los propios, a los que les pide transmitir “convicción y mística” para responder ante quienes “se enojaron por nuestra falta de cercanía y convicción”.

Los ejes, ya desplegados en la retórica presidencial, involucran como grandes temas el combate al narcotráfico y la inseguridad, además de promesas de campaña que incluyen beneficios para pymes y monotributistas, como los anunciados esta semana por el Presidente ante los industriales cordobeses para fomentar el empleo en caso de obtener un segundo mandato.

“Hay un votante que votó a Fernández-Fernández para darnos un aviso. Ellos tienen una enorme contradicción que el votante lo percibe. Se pelean por los lugares. Y hay un votante que quiere a Alberto Fernández pero no a Cristina Kirchner. Seamos inteligentes. Nuestro foco es recuperar a nuestro votante y que ellos discutan solos. Nosotros entraremos en los debates para resaltar cómo es que vamos a lograr las cosas y el cómo lo harían ellos. Pero sin atacar”, les dijo en privado el Jefe de Gabinete en una de las reuniones de los últimos días.

Con la defunción de la Mesa de Acción Política, paralizada por el proselitismo caprichoso de llevar adelante treinta actos de gestión en treinta días y con Hernán Lacunza encarando la transición responsable (“Vine antes para escucharlo a Matías Kulfas, para analizar posibles puntos de acuerdo”, dijo al compartir un evento organizado por Clarín en el Malba), solo resta esperar el día después.

Como si fuera poco, el triunfo del radical Rodolfo Suárez en Mendoza es una buena noticia sólo para la UCR. “Ganamos con la gestión de Cornejo”, dijo el flamante gobernador electo. Sin la posibilidad de reelección, el líder del radicalismo se despegó rápidamente de la mesa chica del Presidente para no contaminar a su candidato. Así y todo, el Jefe de Gabinete pretende instalar que la elección mendocina también “representa un apoyo a los valores que compartimos como espacio político”. 

“En algunos lugares de Mendoza en las Paso se perdió por veinte o treinta puntos y en la general se ganó y eso demuestra la volatilidad del electorado y la importancia de ser muy prudentes con los pronósticos, porque esto ya lo vivimos en 2015 cuando la mayoría ya creía que estaba definida la elección después de las Paso y que Scioli iba a ganar. En la elección de octubre se demostró que eso no era así”, sostuvo el hombre que resistió a todo. Incluso a los embates del propio radicalismo. Y de la propia realidad.

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