Los gobernadores y la CGT intentan recrear el viejo esquema de poder del PJ

Los gobernadores y la CGT intentan recrear el viejo esquema de poder del PJ

El vacío por la renuncia de Cristina a ser candidata en 2023 abrió la competencia a otros sectores. Intentan reeditar la Liga. La CGT quiere más diputados.


El renunciamiento de Cristina Fernández de Kirchner a su candidatura presidencial en 2023 despertó a las conducciones provinciales del Partido Justicialista y a los popes de la CGT, que se encontraban sumidos en una confortable siesta, lejos de la pelea nacional.

Concentrados en las ligas menores de sus provincias, los gobernadores sintieron que su momento había llegado. El lunes último, convocaron a la mesa chica del movimiento obrero a la sede del Consejo Federal de Inversiones –bajo el auspicio del gobernador de San Juan, Sergio Uñac y del secretario general de la Unión Obrera de la Construcción, Gerardo Martínez-, para intercambiar impresiones y esperanzas tras el sorpresivo anuncio de la vicepresidenta.

Del lado ejecutivo de la mesa se sentaron Uñac, Ricardo Quintela (La Rioja); Mariano Arcioni (Chubut); Sergio Ziliotto (La Pampa); Alicia Kirchner (Santa Cruz); Axel Kicillof (Buenos Aires); Gildo Insfrán (Formosa); Gerardo Zamora (Santiago del Estero); Raúl Jalil (Catamarca); Osvaldo Jaldo (Tucumán) y Oscar Herrera Ahuad (Misiones). Jorge Capitanich (Chaco) y Gustavo Bordet (Entre Ríos) se hicieron presentes de manera virtual.

Por la Confederación General del Trabajo asistieron los dos sobrevivientes del viejo triunvirato, Héctor Daer (Sanidad) y Carlos Acuña (Estaciones de Servicio); Martínez; Armando Cavalieri (Sindicato de Empleados de Comercio); el extriunviro Juan Carlos Schmidt (Dragado y Balizamiento), Jorge Solá (Sindicato del Seguro) y Andrés Rodríguez (Unión Personal Civil de la Nación).

Al término del cónclave, Rodríguez manifestó que “no hablamos todavía de candidatos, hablamos de reordenamiento del peronismo y que tenga fuerza de reacción, en eso estamos empeñados. Hay que debatir porque el peronismo tiene posibilidades de ganar el año que viene”, desnudando precisamente que de todo eso –incluso de lo primero- sí se habló.

Daer, por su parte, sumó como es habitual al presidente –que estuvo muy ausente- al diálogo. “Habrá que incorporar al propio Presidente y encontrar un camino común de debate donde construyamos una estrategia y una plataforma para llevar adelante un proceso electoral de acá al 2023”, se esperanzó. El problema es que pocos en su entorno coinciden con él. Por de pronto, “El Gitano” Cavalieri arrojó una molotov verbal contra esta iniciativa. “Lo de Alberto desde la pandemia para acá es lamentable, pero bueno, tuvimos mala suerte”, lanzó sin piedad.

La idea de los dirigentes del PJ es lanzar otro cónclave, al que convocarían a los intendentes, a sus legisladores y a los movimientos sociales, con el secreto propósito de comenzar a operar por fuera del kirchnerismo. “Hay que recuperar músculo político para que no todo recaiga en la vicepresidenta”, expresó uno de los presentes.

La voluntad manifiesta de los concurrentes al encuentro fue la de comenzar a asumir el protagonismo que desde hace años cedieron tras el desastre de 2001, que de alguna manera arrastró también a la antigua dirigencia peronista. Recrear el viejo esquema de poder en el peronismo, cuando un gobernador era candidato y los sindicalistas poblaban las listas, basados en su poder económico y territorial.

Por eso, los mandatarios provinciales se ocuparán de promocionar a alguno de ellos para asumir la candidatura del peronismo, como ocurrió en el pasado, en los casos de Carlos Menem, Eduardo Duhalde –que en 1999 llevó en su fórmula a Ramón “Palito“ Ortega, por entonces también gobernador de Tucumán- y el propio Néstor Kirchner. Paralelamente, los sindicalistas se sienten que cada vez tienen menos poder fuera de sus gremios, por lo que desean captar para los suyos los lugares vacíos que dejaría el kirchnerismo, si se ausentara de la lucha por el poder. El riojano Ricardo Quintela lo expresó mejor que nadie, al afirmar que hay varios gobernadores que pueden ser “precandidatos del Justicialismo”, porque tienen “la experiencia y la capacidad, demostrada por gestionar una provincia”.

Anemia política

Desde que el presidente de la Nación asumió también la presidencia del PJ, el 22 de marzo de 2021, la vida partidaria quedó en suspenso.

Inclusive, un respetado dirigente peronista manifestó, consultado por Noticias Urbanas el 24 de noviembre último, que “la conducción del partido no se reúne porque el presidente –que es Alberto Fernández- prefiere tenerlo neutralizado, así no hay quien le reclame nada”.

Esta anemia es lo que intentan sepultar los asistentes al cónclave en el CFI. Uno de ellos manifestó que “comenzamos a pensar una serie de pasos para que reaccione el peronismo y salir de esta situación inmóvil. Queremos que el peronismo tenga fuerza de reacción y en eso estamos todos empeñados”, acuciado por la preocupación de una derrota que muchos de sus compañeros auguran como inevitable en 2023.

El dirigente puso en blanco sobre negro que hace muchos años que el PJ no discute política, ni alienta a sus cuadros intermedios a oficiar como correa de transmisión de las reivindicaciones del Pueblo. Esta anemia partidaria fue la causa de derrotas, de enfrentamientos internos, de candidaturas fracasadas y de enormes errores en la interpretación de la coyuntura política que llevaron al país a diversas crisis, como las de 1983 –cuando se encaró una elección con la mitad de la militancia muerta o desaparecida-; la de 2009, cuando se permitió el triunfo de De Narváez en la Provincia de Buenos Aires y la de 2015, cuando resurgió el neoliberalismo, que aún no fue derrotado.

Hoy, la Liga de Gobernadores está centrada en el grupo del Norte Grande, que agrupa a siete provincias gobernadas por el Partido Justicialista (Chaco, Tucumán, Santiago del Estero, Misiones, Formosa, La Rioja y Catamarca) y en el poder de Axel Kicillof, que rige en la provincia que fue la cuna y es hoy el sostén de la esperanza peronista. El resto de los gobernadores peronistas va y viene, más por falta de proyecto político que por cualquier otra razón.

Esta situación ha llevado a la inercia al peronismo, que hoy carece de un candidato alternativo, capaz de ponerse al hombro el vacío que deja Cristina, a la que ni siquiera se atreven a defender. Y esto ocurre a pesar de que Ella es solamente la primera de las condenadas. El silencio del resto amenaza con convertir a todos en víctimas futuras. A no ser que se conviertan en dóciles voceros del poder económico concentrado y se encarguen de neutralizar la rebeldía peronista.

Si el peronismo –como ocurre con este gobierno- no transforma la distribución del ingreso, no cuestiona las ganancias de los ricos y no mejora la vida del Pueblo, la política futura se limitará solamente a una inocua discusión de puestos de poder.

Será un partido liberal más, como tantos otros. Sin épica, sin pena, sin gloria.

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