Qué harían Scioli y Macri en materia de política de género

Qué harían Scioli y Macri en materia de política de género

Si bien ambos candidatos se mostraron vacilantes en cuanto a su decisión de proteger a las mujeres que sufren agresiones por su condición de tales, se comprometieron a encarar medidas al respecto.


Por estos días se habla mucho de variables macroeconómicas, de terminalidad educativa o de cobertura social, pero poco se dice en las plataformas de los candidatos al balotaje del 22 de noviembre sobre sus propuestas en materia de política de género. Y los antecedentes de campaña o de gestión no son, en ese sentido, demasiado auspiciosos. Sin embargo, de cara a la segunda vuelta, tanto Daniel Scioli, del Frente para la Victoria, como Mauricio Macri, de Cambiemos, parecen haber prestado mayor atención a la cuestión a partir de propuestas formales o, cuanto menos, ante las cámaras de televisión. Desde el 10 de diciembre en adelante habrá que ver, entonces, si el que asuma como primer mandatario considerará la cuestión como prioritaria y marca de su gobierno o solo como un aspecto marketinero, en los márgenes del parche de la política pública.

Si de antecedentes sobre el tema se trata, ninguno de los dos candidatos sale demasiado bien parado. Aun habiendo empeñado su palabra para hacerse cargo de la compleja problemática de género, basta recordar la entrevista que a principios de octubre dio el actual gobernador de la Provincia en el programa que Mariana Fabbiani conduce en la tarde de Canal 13 en la que, demasiado pegado al libreto, con la cara de recién levantado de la siesta que lo caracteriza, recitó planteos de la agenda social “que se viene”, hasta que tropezó con la pregunta relativa a la violencia de género y su peor cara, el femicidio. Es que corrían días en que las estadísticas –extraoficiales– de muerte de mujeres por su condición de mujeres picaban alto. Y los medios, en su lógica siempre espasmódica, se hacían eco.

Scioli expresó, parafraseando al papa Francisco, que cuando se ataca a la mujer se ataca al corazón de la sociedad, que es la familia. OK. Acto seguido, le pidieron que opinara sobre el caso José Ottavis, miembro de La Cámpora, legislador bonaerense y postulante a diputado, denunciado por su exmujer, Laura Elías, por golpearla. ¿Qué dijo Daniel?: “Yo no me meto en cuestiones familiares ni en temas que no conozco”.

En cuanto a Macri, podría desplegarse un abanico de situaciones sobre la cuestión. Desde su comentario acerca de que a las mujeres les gusta que “les digan cosas por la calle”, a propósito de las campañas antiacoso callejero que se vienen multiplicando desde un tiempo a esta parte, hasta la mirada caníbal en dirección al escote de Martina Stoessel en la previa de una presentación de la artista teen auspiciada por el GCBA, que generó amplio repudio y burla en la web, pasando –cómo se iba a quedar afuera en tiempos de redes sociales–, por su foto portando la consigna de Ni Una Menos en los días en que se instaba a la sociedad a concentrarse por los derechos de la mujer en el Congreso y en varios puntos del país, el último 3 de junio. Pero hay más: en términos de decisiones de gobierno, la administración Macri estrenó el calendario 2014 cerrando el programa de atención a las víctimas de delitos sexuales de la Ciudad.

Iniciativas de un lado y del otro
La jerarquización del Consejo Nacional de las Mujeres, más lactarios y guarderías en el Estado y una pensión para hijas e hijos de víctimas de femicidios fueron parte del compromiso que firmó a comienzos de agosto Daniel Scioli ante 3.000 mujeres de todo el país que, según fuentes del gobernador consultadas por NU, hoy sostiene a rajatabla.

“Esta agenda por la igualdad con la que hoy me comprometo la elaboramos con ustedes”, aseguró en ese momento el candidato, ocasión en la que también firmó los cinco puntos del compromiso impulsado por el colectivo Ni Una Menos, dirigido a los candidatos a la Presidencia de la Nación para la puesta en marcha de políticas públicas preventivas y de asistencia a víctimas (en rigor, incluye un plan nacional de acción para la prevención, asistencia y erradicación de la violencia contra las mujeres y el acceso real de las víctimas a la Justicia con patrocinio gratuito; la incorporación de una unidad federal de registros de femicidios; la profundización de la educación sexual integral y la protección de las víctimas de violencias).

“Las compañeras trabajan a la par nuestra o más y deben percibir igual remuneración por igual tarea y acceder a espacios de jerarquía laboral y gremial” y, para eso, “las madres deben trabajar en libertad”, anunció Scioli. Para lograrlo, sostuvo que de llegar a la Presidencia impulsará que “en todos los organismos públicos existan lactarios y que los jardines maternales se universalicen, para que quienes los necesiten reciban la respuesta del Estado”. Además, se comprometió a jerarquizar el Consejo Nacional de las Mujeres, que ahora forma parte de la estructura del Ministerio de Desarrollo Social, proponiendo que “dependa directamente de la Presidencia y que todas las mujeres argentinas estén representadas en el gabinete nacional”.

Sobre la violencia de género, precisó que impulsará “una pensión para hijos e hijas de madres víctimas de femicidio” y que también se ampliará la contención judicial para las víctimas y el establecimiento de sanciones ante el acoso sexual laboral. A su vez, incluyó en sus propuestas la tipificación y sanción de los actos de discriminación por motivos de género.

Un plan de sostenimiento de la crianza y un programa para que el cuidado de los hijos sea compartido fueron también parte del programa de igualdad y equidad de género presentado en aquella la jornada en un céntrico hotel porteño.

¿Y Macri?
Ahora bien, ¿qué hay del candidato de Cambiemos? Durante la misma semana en la que el trigésimo Encuentro Nacional de Mujeres se concretó en Mar del Plata –donde se reunieron unas 65 mil militantes de todos los colores políticos, cuyos temas salientes fueron el femicidio, la trata y el aborto que derivaron, a la hora de las conclusiones, en un pedido unánime y explícito de declaración de emergencia nacional por la violencia de género, más allá de la Ley de Protección Integral a las Mujeres, 26.485–, el jefe de Gobierno local aprovechó el caldo de cultivo mediático que ese fin de semana largo de octubre le proveyó e hizo el intento de mostrar preocupación –y compromiso– con el tema.

Así las cosas, en un acto junto a Gabriela Michetti y María Eugenia Vidal en el partido de San Martín, se comprometió a disponer, de ser presidente, medidas contra la violencia de género y la desigualdad entre hombres y mujeres. Por caso, expresó, a igual trabajo, mujeres y hombres cobrarán igual salario. Y aseguró también que extenderá a todo el país los Centros de Primera Infancia, que multiplicará los jardines maternales y que fomentará “una red nacional contra la violencia de género, que funcione la 24 horas en todas las provincias”.

Dijo Mauricio Macri, después de memorizar algunas cifras, rodeado de una escenografía inusual al Pro, compuesta de carteles que pregonaban basta de violencia machista, basta de patriarcado, basta de muertas: “El femicidio no es algo con lo que podamos convivir, ya que una de cada dos mujeres es víctima de violencia psicológica; una de cada cinco es golpeada y cada 30 horas muere una mujer por violencia física. Juntos vamos a poder decir que en la Argentina no hay una víctima más por ese motivo”.

Ese día, 17 de octubre, aprovechó para mojarle la oreja, de algún modo, al candidato de la otra vereda: “En el Día de la Lealtad, quiero convocar a todas la mujeres peronistas a que entendamos que la verdadera lealtad no es al poder ni a los dirigentes. Es a los valores, a la justicia social, a la igualdad de oportunidades, a la pobreza cero. Por eso esperamos su apoyo y que nos acompañen a construir ese país que soñamos. Ustedes son la fuerza, la guía y la energía, como lo es mi esposa para mí”.

Oportunismo o acuse de recibo –cuando no un volantazo proselitista o estrictamente político–, lo cierto es que, pese a que Scioli parece llevar una agenda un tanto más completa que la de Macri, los candidatos de la segunda vuelta no contemplaron ni siquiera en la discusión de género la cuestión del aborto, punto nodal de la agenda feminista. Tampoco, la violencia obstétrica asociada al negocio de la salud, los noviazgos violentos que cimientan la cultura machista desde la adolescencia o, lo que es peor, en el fondo de nuestra matriz social, la dedicación con que las maestras jardineras siguen enseñando a las nenas a lavar los platos sobre una cocinita de plástico mientras los varones observan. Barrer tal paradigma no será la patriada del próximo presidente, está claro, pero habrá que ver si quien resulte electo al menos será consecuente con su propia palabra, lo que no es poco.

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