La polarización acorta las distancias entre los FF y Macri

La polarización acorta las distancias entre los FF y Macri

Lavagna no despega, los Fernández lideran, pero Macri se mantiene cerca.


Por estos días, se profundizó la polarización y Roberto Lavagna no logró despegar como “el tercero”. Mauricio Macri se acercó a Alberto Fernández, pero sigue abajo para las primarias. En un balottage, la pelea se vuelve más pareja y algunas encuestas muestran empate técnico. Pero, ¿habrá balottage?

El escenario posterior al cierre de listas, en la medianoche del 22 de junio, parece configurarse hoy con tres certezas, o al menos tendencias, y una incógnita central. Cada una con su propia lógica.

 

La polarización a pleno

Si en algún momento el amague de alianza que hicieron los peronistas no K en Alternativa Federal amenazó con colarse en la pelea central, no pasó de eso: de una amenaza. La suma de los preprecandidatos presidenciales Sergio Massa, Juan Manuel Urtubey, Miguel Pichetto y el último aterrizado, Roberto Lavagna llegó a medir más de 20 puntos en los sondeos, pero ese número, expectante, encerraba una trampa: cuando se los ponderaba por separado para una eventual primera vuelta, ninguno contenía el voto de los otros.

A principio de año, la espuma de la aparición de Lavagna lo puso por encima del resto, pero su figura se fue disipando con el tiempo. Con su candidatura lanzada y Urtubey acoplado como vice, el ex ministro tiene la mitad de lo que supo tener: entre 8 y 10 puntos, poco para quien dijo que venía a romper la grieta.

Si se hace un repaso de la historia, la situación actual tiene puntos en común con la de 1999, cuando entre Fernando De la Rúa y Eduardo Duhalde sumaron más de 86 puntos, y Domingo Cavallo, colega y antecesor de Lavagna, quedó tercero con 10,22%.

El escenario no remite al récord de polarización de 1983 (casi 92 puntos entre Raúl Alfonsín e Italo Luder), pero superaría los números del 2015 (no hay un Sergio Massa que llegue al 21,39%) .

 

Macri remonta desde abajo

Más allá de las cifras de cada encuestadora, lo que ya es una conclusión común es que el Presidente viene recortando la distancia que lo separa de los Fernández. De siete encuestas que trascendieron después del cierre de candidaturas, la brecha para las PASO (sin proyección de indecisos) oscila entre 2,9 y 7,6 puntos a favor del Frente de Todos. Un escenario adverso, pero claramente mejor que hace unos meses.

El piso de Mauricio Macri habrá que buscarlo entre mediados y fines de abril, cuando se conoció el 4,7% de inflación de marzo y hubo que pedirle permiso -que finalmente otorgó- al FMI para intervenir más libremente en el mercado de divisas. 

Desde entonces, la estabilidad del dólar y cierta baja de la inflación ayudaron a crecer al binomio de Juntos Somos el Cambio. También, advierten los analistas, habría incidido el reparto de puntos que perdió la “tercera alternativa” con las fugas de Massa -para irse al Frente de Todos, como primer candidato a diputado en Provincia- y de Pichetto, que partió a acompañar a Macri en la fórmula.

En el Gobierno aseguran que los Fernández ya están en su techo (cerca de 40 puntos) y que el Presidente, aunque viene de abajo, tiene margen para crecer, sobre todo en provincias que fueron clave para su triunfo en 2015, como las Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Mendoza.

En el peronismo, en cambio, consideran que la situación económica, más allá de cierta paz, es lo suficientemente complicada y terminará torciendo la balanza para su lado.

 

La tensión por una segunda vuelta

Los sondeos presidenciales que muestran ventaja para el peronismo en las PASO, por ahora no pronostican una ventaja ni un volumen tan alto como para que la elección se defina en primera vuelta. Y allí los ojos se posan en los números de un eventual balottage.

Hasta ahora, esas mediciones coinciden en que, al quedar sólo los dos polos de la grieta, la puja se empareja. Más por el espanto que por la expectativa. Así, la mayoría de las encuestas hablan de un empate técnico para una segunda vuelta, con diferencias menores a los cuatro puntos.

Dos grupos clave son los indecisos y los que en primera vuelta opten por otro candidato. La gran duda es qué harán los seguidores de Lavagna. En el Gobierno aseguran que tienen un fuerte componente antikichnerista y que podrían sumar a la mayoría. En un lugar similar ubican a los indecisos. Por ahora, teorías.

Más clara parece la cercanía del votante del economista José Luis Espert con el oficialismo. De la misma manera que el electorado de izquierda tiene un profundo sentimiento antimacrista, aunque sus dirigentes (al menos los principales candidatos del FIT) adelantaron que no harán campaña para nadie en el balottage e, indirectamente, fomentarán el voto en blanco.

 

¿Y si no hay balottage?

Todas las especulaciones de las encuestas respecto al balottage están agarradas con un hilo. Básicamente, porque los analistas y los principales jefes de campaña anticipan un posible escenario: que la polarización se extreme ya a partir de las PASO y que la primera vuelta funcione como la segunda.

Esto podría llevar a alguno de los candidatos a conseguir los 45 puntos más un voto, necesarios para ganar sin revancha. Más difícil parece la chance de la otra ecuación ganadora: 40 puntos, con 10 de diferencia sobre el segundo.

En la Casa Rosada y en el Instituto Patria, por las dudas, se preparan para jugar así. A todo o nada.

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