La coalición que lideró el peronismo confirmó sus votos y no le alcanzó

La coalición que lideró el peronismo confirmó sus votos y no le alcanzó

Mejoró su performance habitual y el bloque suma ya 20 diputados con los electos en la fecha.


Un peronismo en crisis hizo su mejor elección en años en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Suele ser bajo su nivel de aceptación, por lo que no suele superar el 25%, pero en esta ocasión superó el 27%, ¡¡con un radical como candidato!! Tan paradójica es la política a veces.

Por si esto fuera poco, la eufemística Es Ahora Buenos Aires triunfó en seis de las 15 comunas en las que se divide la ciudad. La Comuna 3 abarca los barrios de Balvanera y San Cristóbal. Son barrios de clase media baja, en los que abundan los inquilinatos y la clase trabajadora. En la Comuna 4, en las que se asientan las barriadas de Barracas, La Boca, Parque Patricios y Nueva Pompeya, se guardan las mismas características que en la anterior, en general. En ambas hay algunas villas conurbanizadas. En cambio, en la Comuna 5, que junta a Boedo y Almagro, predominan las clases medias. La Comuna 8, que abarca a Villa Soldati, Villa Riachuelo y Villa Lugano, es otro muestrario de la mixtura entre el Conurbano y la ciudad. La Comuna 9, por su parte, que aúna a los barrios de Liniers, Mataderos y Parque Avellaneda, alberga a muchas de las pocas industrias que funcionan en la ciudad. La Comuna 15 -Chacarita, Villa Crespo, La Paternal, Villa Ortúzar, Agronomía y Parque Chas- es otro muestrario de clase media. Por ello, deberían tomar nota los eufóricos libertarios. Allí hay una advertencia, porque si votaron al peronismo -y no es la primera vez-, marca un cansancio del medio pelo por algunas vicisitudes que se viven bajo el imperio del león.

La paradoja de esta elección radica en que en el peor momento de su historia, una coalición como Es Ahora Buenos Aires  pueda hacer la elección que hizo, sin perjuicio de los problemas internos que puedan existir hacia adentro. El discurso radical de Santoro, conciliador con otros sectores, en especial con algunos tradicionalmente enfrentados con el peronismo, cuajó en un sector de los porteños.

Por eso, es milagrosa la persistencia del peronismo. Sumido en una crisis que lleva ya varios peligrosos años, dividido en miles de pequeñas fracciones, víctima de despiadadas internas, el movimiento sigue existiendo a pesar de sus propios pecados. Cuando el discurso no llega a la gente, cambia y aparecen los Santoro, como antes apareció Carlos Menem y luego Néstor Kirchner, que marcaron épocas y ensayaron discursos tan diferentes, que cualquiera que desconociera las costuras interiores del peronismo hubiera pensado que pertenecían a facciones enemigas.

El dato de las ausencias a la hora de votar -concurrieron a las urnas poco más de la mitad de los porteños- es un dato a valorar. El 14 de octubre de 2001, poco antes del estallido de diciembre, el voto en blanco superó en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el 20%, quedando segunda la alianza que aunaba al Frepaso y a la UCR en el distrito. Cuando este cronista interrogó en conferencia de prensa a Rodolfo Terragno sobre este punto, recordándole que había quedado en segundo lugar, cundió el mal humor en el bunker de los ganadores y los periodistas fuimos increpados a causa de esa frustración política.

Dos meses después, el país volaba en pedazos, pero ésa es otra historia.

 

 

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