La “blitzkrieg” del Frente de Todos le permitió acercarse, pero lo mismo perdió

La “blitzkrieg” del Frente de Todos le permitió acercarse, pero lo mismo perdió

Hubo alivio ante lo que parecía ser una derrota sin atenuantes. Los intendentes y la diosa Niké. Un acto de apoyo, con advertencia.


Pocos lo habían anticipado. Hasta el mismo viernes, algunos encuestadores le daban a la oposición de Juntos entre seis y ocho puntos de ventaja en la Provincia de Buenos Aires. Finalmente, los opositores ganaron por poco en territorio bonaerense, algo de lo que no deberían quejarse, aunque –paradojas del destino- lo mismo lo hicieron.

La ventaja final se redujo a poco más de un punto por sobre el oficialismo –aún falta el escrutinio definitivo-, lo que alteró el humor de los que esperaban más. De todos modos, hubiera sido extraño que existiera una ventaja tan extraordinaria para Juntos, dado que el peronismo nunca perdió por paliza –eso hubiera sido una derrota por siete u ocho puntos-, en su bastión principal.

La historia muestra una cifra curiosa en esta tierra de fuertes contrastes: desde 2005, el peronismo no gana una elección legislativa en la Provincia de Buenos Aires. En 2009, el triunfo le sonrió a Francisco de Narváez, que derrotó al propio Néstor Kirchner por un magro 34,68% contra 32,18%. Un punto y medio, muy cercano a esta última elección general.

En 2013, el protagonismo fue para Sergio Massa, cuyo Frente Renovador –una coalición de origen peronista- aventajó al Frente para la Victoria por algo más de diez puntos: 43,95% contra 32,33%. Hasta ahora, sólo una coalición peronista pudo derrotar a otra del mismo signo por esa diferencia.

El peronismo oficial volvió a perder en 2015 –presidenciales- y en 2017. En esta última ocasión, la atención estuvo puesta en el la elección de senadores, en la que Esteban Bullrich se impuso a Cristina Fernández Kirchner por cuatro puntos: 41,35% a 37,31%. Una diferencia cercana a la de las PASO de este mismo año. En la lista de diputados provinciales, en cambio, la diferencia en favor de Cambiemos fue más exigua: 39,60% contra 39,40%. En las listas de diputados nacionales, la diferencia a favor de Cambiemos fue de algo más de cinco puntos: 42,15% a 36,28%, un margen bastante fuera de lo habitual.

 

2021: A todo o nada

Con el antecedente de las elecciones Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), en las que Juntos se impuso por 37,99% contra 33,64% obtenido por el Frente de Todos, la oposición esperaba repetir y aún ampliar la diferencia el 14 de noviembre, en las elecciones generales.

La victoria lo mismo les sonrió a los hombres y mujeres que responden a Horacio Rodríguez Larreta, pero una sostenida “blitzkrieg” (guerra relámpago) del gobierno para aventar la indudable derrota redujo la ventaja a 1,28 puntos, de acuerdo con el recuento provisional sobre el 98,17 de las mesas escrutadas.

Mirando el mapa de la provincia más poblada del país, se puede inferir que el Conurbano fue el territorio en el que el peronismo descontó la mayor parte de los puntos que había perdido. Existieron dos razones para ello. La primera, la municipalización de la elección, provocada por una fuerte participación de los intendentes, que en las PASO se sentaron a esperar una victoria que les fue esquiva. La diosa griega de la victoria, Niké (no existe la tal “Naiki” que promociona una marca de zapatillas), la que premiaba con laureles a los campeones olímpicos de la antigua Grecia, sólo acompañó a los atletas y guerreros que jamás se rindieron. No hay victoria sin esfuerzo.

La otra razón tiene que ver con la guerra relámpago. Fue la pronta asistencia con la que acudió el Gobierno en ayuda de los habitantes del Conurbano profundo, ésos que siempre se quedan afuera de los banquetes. Los mismos que siguen siendo pobres aunque tengan trabajo, que asisten a escuelas en las que falta todo, que son las víctimas predilectas de todas las violencias (policial y delictiva). Los olvidados de todos los candidatos propensos a la promesa vana.

Pero hubo un dato político en el que pocos repararon. En los últimos dos meses, comenzaron a elevarse levemente algunos ítems de la economía. Son algunos números del empleo industrial, un poco menos en el comercio y algo más en la “changa” o trabajo ocasional y en las ventas callejeras. Estos oficios son los que ejercen muchos de los desocupados que las sucesivas crisis argentinas arrojaron fuera del sistema. Si bien la levedad del crecimiento de estas cifras aún no llegó a los necesitados de manera masiva, las noticias de la suerte de algunos suman puntos positivos y eso fue lo que ocurrió.

Otro punto que arrojó beneficios para el oficialismo fue que la disminución de infectados por el Coronavirus permitió discutir sobre los temas pendientes que el temor había arrojado a un segundo plano. De esta manera, aparecieron sobre el tapete los problemas del empleo, del congelamiento de los precios –éste fue uno de los temas que más sumó para el Gobierno- y el planteo sobre el problema de la deuda externa, que condicionará el futuro, pero no impedirá el crecimiento en el mediano plazo.

 

Triunfo en el Conurbano

En la suma de los votos de los 24 partidos del Conurbano bonaerense, que conforman Almirante Brown, Avellaneda, Berazategui, Esteban Echeverría, Ezeiza, Florencio Varela, General San Martín, Hurlingham, Ituzaingó, José C. Paz, La Matanza, Lanús, Lomas de Zamora, Malvinas Argentinas, Moreno, Merlo, Morón, Quilmes, San Fernando, San Isidro, San Miguel, Tigre, Tres de Febrero y Vicente López, se cimentó el repunte del Frente de Todos.

En esta zona, que incluye a partidos de la primera y la tercera secciones electorales, el Frente de Todos alcanzó el 49,90%, contra un 44% de Es Juntos. Estos resultados significaron un crecimiento del 11,5% para el FdT, contra 8,70% de Juntos.

Las zonas Norte y Oeste del Gran Buenos Aires le entregaron a la lista encabezada por Diego Santilli sus mejores resultados del área. Alcanzó la victoria en San Miguel, Tres de Febrero, Tigre, Morón, Vicente López y San Isidro. Inclusive, en este último distrito logró su mejor performance, en el circuito de Acassuso, adonde obtuvo el 74,60%.

El Frente de Todos, por su parte, alcanzó la victoria de la lista encabezada por su homónima Tolosa Paz en la Zona Sur (Tercera Sección), donde superó el 50 por ciento de los votos en Florencio Varela, Ezeiza y Ensenada y en Marcos Paz, en el Oeste bonaerense.

 

Un acto masivo, una advertencia contundente

Este 17 de noviembre, el peronismo convocó (ver “Alberto, Massa, la CGT, gobernadores, movimientos sociales e intendentes planean otro país” en esta misma edición) a un acto por el Día del Militante, que se conmemora anualmente para evocar aquella gesta en la que miles de trabajadores, sorteando la represión, los gases, los palazos y hasta la amenaza de un tanque, estacionado de manera amenazante en la Autopista Riccheri, llegaron a Ezeiza para recibir al General Juan Domingo Perón, que regresaba al país tras un exilio de 18 años.

Como anécdota, este cronista aún recuerda que, frente a la boca amenazante del cañón del tanque, los manifestantes se plantaron enfrente gritando “la vida por Perón”, mientras un aterrorizado subteniente intentaba contemporizar con la multitud desde su torreta, asegurando que no iba a disparar. De todos modos, nadie le creyó y los cánticos intimidatorios de la militancia peronista derrotaron de manera contundente a la poderosa –aunque vulnerable- máquina de guerra.

En el presente, la movilización en la Plaza de Mayo fue organizada para apoyar al Gobierno, pero también para advertir que el rumbo del que se vieron indicios en los dos meses últimos debería ser el definitivo.

El peronismo no sobrevivirá con una desocupación que supera el diez por ciento y una pobreza que afecta a más del 40,6% de las personas y al 31,2% de los hogares argentinos, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos. Ese 40,6% alcanza a 11,7 millones de personas y a 2,9 millones de hogares. Una cifra horrorosa.

Es cierto que la situación heredada no fue precisamente la mejor, pero la responsabilidad de sacar de la pobreza a tantas personas es de un Gobierno que tuvo aciertos y errores, pero que ya no tiene tiempo para equivocarse.

El domingo último recibió el mismo mensaje que este miércoles. El apoyo está condicionado a las medias que se tomen. Nada es para siempre, dijo alguna vez Fito Páez. Y tiene razón.

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