Hernán Reyes: “Ganó una perspectiva política de futuro”

Hernán Reyes: “Ganó una perspectiva política de futuro”

El legislador de la Coalición Cívica-ARI habló con NU y acusó con duras críticas a Cristina Kirchner, de impulsar un golpe interno.


¿L e sorprende la crisis que generó en el gobierno la derrota electoral?

-Desde la concepción de Cristina, Alberto siempre fue un presidente débil, al servicio de sus intereses. Una anécdota en la historia del kirchnerismo. Esta derrota y la reacción del oficialismo pone en evidencia esa concepción.

Cristina optó por un presidente débil. El problema que tiene ahora es que es tan débil que no le sirvió ni para sus intereses más pequeños y egoístas y se siente más amenazada por una alternativa política que crece en todo el país. En su especulación no entraba esa posibilidad, por lo que ahora quiere precipitar o una reafirmación de su poder absoluto o un vacío de poder.

Esta visión de todo o nada es inaceptable. No me sorprende, pero es inaceptable.

-¿Alberto Fernández se debilitó solo o Cristina Kirchner está detrás del vaciamiento de poder del Presidente?

-Está debilitado el kirchnerismo, no somos ingenuos. Ellos se pelean por quién está debilitado, pero lo que está debilitado no son las personas, sino el modelo.

Ya no hay relato que sostenga la pésima gestión, los privilegios y la doble moral. Quebraron hasta la propia idea del peronismo del progreso, del esfuerzo, del trabajo y la escuela. No hay ninguna perspectiva de futuro, ofrecen un país a la defensiva, paranoico y absolutamente conservador.

A ese modelo agotado, se nos presentan como quien puede tutorar la caída de la Argentina que ellos mismo provocan, con el absurdo de pretender que los aplaudamos. Le joden la vida a la gente y encima se enojan cuando no se los acompaña con el voto.

-¿JxC ganó la elección por los errores no forzados del Gobierno? ¿Hubo un voto castigo?

-Lo más interesante de esta elección, es que toda la bronca, la angustia y la incertidumbre de la sociedad pudo ser canalizada mayoritariamente en una alternativa política. Ganó una perspectiva política de futuro que representa Juntos por el Cambio. La sociedad no sólo decidió decir basta, sino que apostó a una fuerza política grande, potente y consolidada. No había ausencia de ofertas electorales, sino que la gente eligió.

Es una nueva oportunidad que la sociedad le pide a nuestro frente. Asumimos que es más costoso seguir de esta manera que arriesgar a un nuevo cambio. En definitiva, es un signo de total vitalidad de la esperanza de los argentinos en poder salir adelante, una patada a la cultura de la resignación.

El kirchnerismo hizo de la propuesta de la resignación una cultura, no podemos aspirar a nada mejor y debemos aceptar este modelo decadente. Una idea que perforó de diferentes maneras en todas las clases sociales. Ahora es nuestra la responsabilidad cumplir con esas expectativas.

En Juntos por el Cambio se nos vienen dos años muy difíciles, hay que honrar esa responsabilidad que nos dieron.

-¿Cómo debe pararse la oposición en este escenario? ¿Cuidar la institucionalidad o no eludir el conflicto?

-Elisa Carrió fue muy precisa. No vamos a hacerle juego a ningún autogolpe. La historia de nuestro país está más allá de los intereses de Cristina, La Cámpora o de cualquiera de nosotros. La gente nos asignó un poder donde ejercer la responsabilidad estos dos años, es en el Congreso donde vamos a cuidar a los argentinos.

Lo vamos a hacer cuidando la estabilidad institucional, pero también cuidando la macroeconomía con las reformas al Banco Central, la protección al Fondo de Garantías de Sustentabilidad y cualquier otro recurso público que pueda estar en riesgo ante avanzadas.

Sostendremos la Constitución y a los argentinos, más allá de los nombres. El peronismo tiene que entender que se terminó, no son los dueños de la Argentina, fracasaron porque se convirtieron en el nuevo establishment, piensan en ellos, no registran las necesidades de la gente. Deben ser responsables económicos e institucionalmente, porque lo que está en juego es nada menos que el país.

-¿La incorporación de Ricardo López Murphy le permitió a María Eugenia Vidal retener al voto duro de Pro?

-La elección de Juntos por el Cambio fue excelente, esto responde a varios factores, pero el principal es que logramos construir una alternativa al kichnerismo desde la Ciudad. La gente pudo ver que la Ciudad tenía valores diferentes y una forma de gestionar moderna de la pandemia, y cuando empezó a faltar la sensatez del gobierno Nacional, la Ciudad empezó a empujar por su cuenta una salida.

Otro motivo es la elección de los candidatos. La lista en la Ciudad es una lista plural y que mostró lo mejor que tenemos para construir una nueva mayoría en el país. Muchos creían el microclima de las redes y se quedaban con eso, pero se mostró que la estrategia fue la correcta porque Vidal es una excelente candidata y porque había un frente plural representado en Martín Tetaz y Paula Oliveto. Uno veía la foto de la boleta y sabía bien los valores que representamos y lo que somos.

No renunciamos a nuestro presente y mucho menos a nuestro futuro. La incorporación de López Murphy y otros tantos en todo el país dan cuenta que Juntos por el Cambio está vivo, que tiene recorrido y puede seguir creciendo. No es fácil construir una alternativa para la Argentina, por lo que seguir creciendo es una condición necesaria para ofrecer el mejor gobierno que podamos.

-¿Le preocupa la irrupción de Milei, quien se posicionó como la tercera fuerza en la ciudad?

-No me preocupa Milei, sí me preocupan algunas ideas suyas y muchas formas de relacionamiento político que tiene. En lo personal creo que es una expresión del enojo con el que empatizó parte de la sociedad, pero en política el trabajo es al revés, los políticos tenemos que entender las necesidades de la gente y ofrecer una salida.

Sus ideas sobre la libertad pueden compartirse, en la mayoría adscribo y defiendo hace mucho. Pero veo que son incompatibles con su modo violento. Reivindicar la individualidad necesita, básicamente, de defender en forma irrestricta el proyecto de vida del prójimo, eso incluye sus ideas y, consecuentemente, la pluralidad de ideas en el debate público.

Cuando no tenés la capacidad de tolerar la idea ajena o incluso una oposición, entonces lo que pretendés es una homogeneización del pensamiento. Esto es masificar o colectivizar en base al pensamiento único. Mientras se tiene razón parece que está todo bien, pero ¿qué pasa cuando dejás de tener razón?

Esa pregunta es fundamental, no se trata de las ideas liberales sino de su temperamento. En política el temperamento es tan importante como las ideas, porque una persona con buenas intenciones, pero con temperamento absolutista es un absolutista siempre. Por eso se parece tanto a la izquierda más dura o al kichnerismo, porque antepone sus dogmas personales frente a los hechos de la realidad o el bienestar de las personas.

Entonces está bien cuando nos habla de la libertad, pero en el mismo acto relativiza el valor de la democracia, la importancia de la diversidad sexual y niega el cambio climático. Piensa que sus ideas son las únicas válidas, es de una soberbia que nos conduciría a pésimos destinos.

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