Hay vacunas aprobadas contra el Covid-19, pero no hay medicamento que lo erradique

Hay vacunas aprobadas contra el Covid-19, pero no hay medicamento que lo erradique

Por Horacio Ríos

Hay nueve vacunas aprobadas, pero no hay fármacos que lo frenen definitivamente.


Casi un año y medio después de que se detectara la plaga del Coronavirus, existen ya nueve vacunas aprobadas en diversos países, aunque casi ninguna lo está en todos ellos.

Pero, a pesar de que las vacunas Sputnik V; Sinovac; Sinopharm; Moderna; Janssen; Pfizer-BioNTech; Cansino; AstraZeneca y Vector fueron diseñadas rápidamente para inmunizar a los seres humanos ante el crecimiento de una pandemia que enseguida se supo que iba a ser muy grave, aún no se ha dado con un fármaco significativamente eficiente contra la enfermedad.

Inclusive, aunque la vacunación ha mitigado, aunque sea parcialmente, el impacto de la cuarta ola que azota al mundo por estos días, los científicos se muestran escépticos -por ahora- de que exista en poco tiempo un tratamiento específico como el que existe contra la gripe, por ejemplo.

La vacunación es una medida preventiva, que precede al tratamiento específico contra cualquier virus, pero los protocolos para el desarrollo de medicamentos que lo aniquilen ya están en marcha, sin resultados definitivos por ahora.

En cambio, la investigación sobre las vacunas recorrió un camino diferente. Algunas, como la de Pfizer y Moderna, utilizan lo que se conoce con ARN Mensajero, que es una metodología que ya estaba desarrollada para otros virus. Lo mismo se puede decir de las que utilizan vectores de los adenomas, es decir, virus del resfrío humano o de chimpancés, como las que desarrollaron el laboratorio Gamaleya para diseñar la Sputnik V (Ad26 y Ad 5), la que desarrolló Janssen (Ad26) y Cansino (Ad 5) y AstraZeneca. Sinovac y Sinopharm, en cambio, utilizan como vectores virus inactivados. La otra vacuna rusa, Vector, utiliza péptidos como vectores.

En este mismo momento hay 83 vacunas en desarrollo a lo largo del mundo, de las cuales 44 se encuentran en Fase 1; 19 están en Fase 2 y 20 en Fase 3.

Los recursos que sirven para el tratamiento

Lo primero que se utiliza casi siempre en los hospitales cuando ingresa un paciente es el oxígeno. El 80 por ciento llega con insuficiencia respiratoria, mientras que aproximadamente dos de cada diez ingresa a camas UTI y el 15 por ciento necesita ventilación mecánica y acaba entubado. La oxigenoterapia es el tratamiento más eficaz. Así se mantiene al paciente a lo largo de los días de la crisis, esperando que la insuficiencia respiratoria ceda. A eso se le llama tratamiento “sostén”.

Cuando esto último no ocurre, es el momento de traer a la infantería pesada. El Remdesivir es un antiviral que se utilizó exitosamente contra el Ébola. Bloquea la replicación del virus y permite una recuperación más rápida. Se lo puede usar por un tiempo limitado. Su eficacia se circunscribe al acortamiento de los días de internación –algo que es muy importante-, pero conseguirlo no es fácil.

Luego aparece la Dexametasona, que contiene cortisona, que sirve para los que tienen complicaciones respiratorias. Se aplica solamente cuando la saturación de oxígeno es menor al 94 por ciento. Desarrolla una acción antiimunosupresora y antiinflamatoria.

Existen también los anticuerpos monoclonales, como el Tocilizumab, que se utilizaba desde antes de la aparición de Coronavirus para la artritis reumatóidea. Como el virus produce una fuerte respuesta inmune, se investigó a los medicamentos para las enfermedades autoinmunes y el único que superó las pruebas fue el Tocilizumab, que sólo se utiliza para reducir la mortalidad de los enfermos que tienen una saturación de oxígeno por debajo del 92 por ciento.

La experiencia es el mejor medicamento

Muchos médicos opinan que el mejor medicamento es la experiencia que adquirieron en 2020 y lo que va de 2021. La letalidad entre los pacientes de Covid-19 que ingresan a los hospitales disminuyó al menos un 20 por ciento.

En cuanto a los enfermos leves de Covid-19, que transitan su enfermedad en sus domicilios, los únicos medicamentos que se les receta son paracetamol e ibuprofeno, que alivian los síntomas como la fiebre y los dolores musculares. Por contrapartida, se desaconseja a esos mismos pacientes la utilización de antibióticos, que no se indican para las patologías virales.

A algunos pacientes domiciliarios de alto riesgo se los controla por telemedicina y pueden necesitar un oxímetro de pulso (medidor de oxígeno) para que se autocontrolen la saturación de oxígeno, siempre bajo supervisión médica.

La vacunación es una medida preventiva, que precede al tratamiento específico contra cualquier virus, pero los protocolos para el desarrollo de medicamentos que lo aniquilen ya están en marcha, sin resultados definitivos por ahora.

Los medicamentos que fueron descartados

Casi todos los medicamentos que en momentos en que el azote del Covid-19 comenzaba a manifestarse, fueron descartados posteriormente, cuando los científicos comenzaron a estudiarlos más detenidamente.

Uno de los primeros fue la hidroxicloroquina, que fue descartado en su validez, al igual que la combinación de lopinavir/ritonavir, que fueron estudiados por la Organización Mundial de la Salud y desechados, en especial por sus efectos adversos. Cultores de esta panacea fueron el presidente norteamericano Donald Trump, el presidente brasileño Jair Bolsonaro y, en clave de comedia, la inefable Viviana Canosa.

Otro método que generó expectativas a mediados de 2020 fue el plasma sanguíneo, pero hay 19 estudios aleatorios sobre 13 mil pacientes, cuyos resultados ya fueron publicados y demostraron que su utilización no trae beneficios en el tratamiento.

Distinto es el caso del suero equino hiperinmune, que dio algunos resultados en pacientes de casos severos que no han desarrollado inmunidad propia. La Administración Nacional de Alimentos, Medicamentos y Tecnología Médica (ANMAT) lo autorizó para uso hospitalario, bajo prescripción médica. Aun así, la Comisión Nacional de Evaluación de Tecnologías de Salud (CoNETec), que depende del Ministerio de Salud de la Nación, fue lapidaria: “el balance entre beneficios y aspectos negativos considerados no favorece el empleo de esta tecnología”.

Otros medicamentos, como la ivermectina o el ibuprofeno inhalado siguen siendo evaluados, sin que hasta ahora se hayan generado evidencias de que aportan positivamente a la cura o a la prevención del Coronavirus.

La ciencia no se detiene

Sólo en Argentina existen 25 estudios clínicos en desarrollo, aprobados por la ANMAT. Una de las moléculas antivirales que podría ser aprobada definitivamente es el molnupiravir, que aún se encuentra en Fase 3, pendiente de los resultados finales.

Entre los antivirales, aseguran los científicos, no hubo ninguno que se haya demostrado efectivo hasta ahora.

Entre tantos avances y retrocesos, la Big Pharma Pfizer anunció que está desarrollando una píldora que se tomaría ante la aparición de los primeros síntomas, que estaría lista antes de fin de año.

Existe un cierto escepticismo en la comunidad científica, ante la conciencia de las dificultades que existen para encontrar medicamentos específicos para cada virus.
Pfizer está desarrollando los ensayos clínicos en Bélgica y en Estados Unidos, hasta ahora sobre 60 personas. El director científico del laboratorio, Mikael Dolsten, puntualizó que “hacer frente a la pandemia de Covid-19 requiere tanto la prevención a través de la vacuna como el tratamiento dirigido a quienes contraen el virus. Dada la manera en que el SARS-CoV-2 está mutando y el impacto global continuo del coronavirus, parece fundamental tener acceso a opciones terapéuticas, tanto ahora como más allá de la pandemia”.

El medicamento, designado con la sigla PF-07321332 funciona como un inhibidor de proteasa, que impediría que el virus se replique en la célula. Así, podría surtir efecto antes que el proceso inflamatorio provoque una insuficiencia respiratoria. Este tipo de inhibidores se mostraron efectivos contra otros patógenos, como el HIV y la Hepatitis C, solos o combinados con otros antivirales. No muestran toxicidad y suelen ser tolerados por los pacientes.

Esto último viene a cuento porque hace muchos años, cuando Aldo Neri era el ministro de Salud de Alfonsín, el entonces subsecretario de Regulación y Control de Medicamentos del Ministerio, Sem Albónico, le expresó a este cronista que “ningún medicamento que sea efectivo es inocuo. Las contraindicaciones que no sean peligrosas son inevitables, porque los medicamentos son químicos que actúan sobre el organismo. No pueden ser inofensivos”.

El periódico inglés The Telegraph publicó que el objetivo de la Fase 1 del estudio de Pfizer fue la evaluación de “cómo se tolera a medida que se aumenta la dosis, solo o con Ritonavir, si hay efectos secundarios importantes y cómo se sienten las personas después de tomarlo”. Las fuentes que consultaron los cronistas fueron los apuntes entregados por los voluntarios que participan de los ensayos.

En la segunda fase se probarían los resultados de administrar “múltiples dosis” y en la tercera se administraría el medicamento en píldoras y líquido, además de su interacción con los alimentos. Los ensayos se realizarán a lo largo de cinco meses y los participantes serán monitoreados incluso durante la noche.

Los científicos aseguran que el medicamento no provocó en animales ningún riesgo grave ni causó efectos secundarios. Lo único que les exigió Pfizer a sus conejillos de indias fue veracidad en sus respuestas al cuestionario inicial. “Si no es completamente honesto acerca de su historial médico, es posible que se vea perjudicado”, advirtieron los seleccionadores.

Albónico tenía razón, indudablemente.

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