¿Hay gato para rato?

¿Hay gato para rato?

En la Casa Rosada piensan en el día después, mientras se preparan para el próximo debate y para “la marcha del millón”.


Entre los téoricos de la comunicación que asesoran a Mauricio Macri, hay quienes piensan que los debates presidenciales son apenas un show televisivo sólo para los convencidos y politizados. Que no cambia para nada el voto de nadie. Y que, en todo caso, hay más para perder que para ganar. Sobre el debate presidencial (o mejor dicho, la exposición de los candidatos) en Santa Fe, quedaron puntos a favor para uno y en contra para el otro.

El error no forzado de Alberto Fernández con el “dedito” llegó para quedarse en la retórica proselitista, de cara al último round del próximo domingo en la Facultad de Derecho de la UBA. “Volvió el dedito acusador, volvió el atril, la canchereada; el kirchnerismo no cambió. Por más que se oculte, que trate de mostrar algo distinto, no cambió”, dijo Macri, sobre los gestos efusivos del candidato del Frente de Todos, desde donde le imputaron luego a Macri haber reconocido implícitamente la derrota de María Eugenia Vidal frente a Axel Kicillof.

El Presidente había dicho que el ex ministro implementará “una narco-capacitación” en las escuelas bonaerenses. “Hoy tenemos otra cultura del poder”, subrayó. Desde la Jefatura de Gabinete, una de las cabezas detrás de la estrategia comunicacional señaló a Noticias Urbanas que no habrá giros en el discurso presidencial en el próximo encuentro entre los postulantes. “Nuestro tono va seguir siendo mesurado. Buscamos siempre hablarle al ciudadano, no a los candidatos”.

¿Hubo pacto de caballeros para no pegar más allá de lo permitido? “Alberto lo acusó de mentiroso en su introducción y después de ladrón. No veo que no haya golpeado por debajo del cinturón”, acusó un funcionario que formó parte de la nutrida comitiva de asesores que viajó hasta Santa Fe para acompañar al mandatario. Ante la repregunta, sobre si entonces ocurrió que el candidato del Frente de Todos no acató lo acordado, evitan responder. Esta semana, Macri terminó atrapado en sus propias definiciones y la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner salió a marcarle la cancha en Twitter para recordarles a los argentinos que ella les había avisado a los argentinos que era un “machirulo”. En su frase machista y repudiable, Macri aseguraba que el kirchnerismo en economía era como si le “cedieras la administración de tu casa a tu mujer y tu mujer, en vez de haber pagado las cuentas, usó la tarjeta, usó la tarjeta, usó la tarjeta y un día te vienen a hipotecar la casa”.

Su aparición en las redes, también incluyó la señal de largada para el nuevo spot y otro llamado para “hacerse escuchar” el 27 de octubre y votar contra el macrismo.

“Se lo dijiste en la calle. Se lo dijimos en el Congreso. Se lo dijeron los jubilados, los científicos y los productores. Se lo dijimos todos juntos en las urnas. Y no escuchó. Si las PASO no alcanzaron, hacete escuchar el próximo 27 de octubre”, escribió la ex mandataria, un mensaje que luego se replicaría en otras cuentas del kirchnerismo.

Sobre su vuelta a la escena pública, señalan en la Casa Rosada que “no es parte de la estrategia” del oficialismo que “ella aparezca” aunque dicen estar “sorprendidos con que la escondan, porque si la esconden es porque saben que ella es quien va a manejar el poder”. Mientras tanto, el Presidente continúa con sus recorridas por el país para dejar en claro que “hay gato para rato”, como dijo en Olavarría, dando una definición que bien podría tener como destinatarios a los moderados, que imaginan un postmacrismo sin su líder y apuestan a heredar su base política y pasarlo a retiro una vez consumada la derrota electoral.

La retórica persistente (y algo oxidada) de sus últimas actividades giran siempre en torno a lo mismo y a explicar que si fue posible triunfar en la batalla sobre los “valores”, por qué no se va a poder revertir la mala praxis y los resultados económicos. También, claro, de tanto en tanto incorpora algunas líneas de la coyuntura que le regala el adversario. Señalando -y no con el dedo- que en el país “no queremos a los prepotentes que se creen los dueños del poder, porque los verdaderos dueños son ustedes”, les dijo a sus “militantes del cambio” en Río Cuarto, provincia de Córdoba. “No queremos más deditos que nos disciplinen diciendo cómo tenemos que pensar”, sostuvo el candidato, quien en sus últimas intervenciones no le ha esquivado ni a lo ridículo ni al humor para sacarse de encima la conmoción que había mostrado en los días posteriores a las PASO.

Te puede interesar

Qué se dice del tema...