Activistas de Greenpeace bloqueaban esta mañana el caño de una curtiembre que arroja sustancias tóxicas en uno de los afluentes del Riachuelo en Avellaneda.
Por su parte, alrededor de las 10:30, tenían previsto entregar una llave simbólica al jefe de Gabinete de la Nación, Juan Manuel Abal Medina, para que custodie el lugar y garantice que la empresa no seguirá contaminando la zona.
Esta acción se ejecutaba luego de una investigación que demostró cómo la curtiembre Antonio Espósito, ubicada en Sarandí, y una planta de tratamiento contaminan la cuenca con sustancias tóxicas.
De esta manera, Greenpeace reclamó a las empresas del sector curtiembrero un compromiso para llevar a cero los vertidos de sustancias tóxicas. Asimismo, la ONG recordó algunos casos similares que se dieron en otras curtiembres como La Hispano, Gaita, La Teresa, Ángel Giordano y María Lettieri, que hasta la fecha, ignoraron “el compromiso” de detener sus vertidos. En tanto, también advirtieron que “las autoridades no toman cartas en el asunto.”
La organización viene denunciando desde 2011 la falta de control a las industrias que arrojan sus vertidos a la cuenca Matanza-Riachuelo. Hay que recordar que un fallo de la Corte Suprema de la Nación en 2008 ordenó a los gobiernos de la Nación, Provincia y Ciudad de Buenos Aires el saneamiento del de la zona.
Greenpeace alertó que “los resultados de los propios monitoreos realizados por la Autoridad de Cuenca Matanza-Riachuelo (ACUMAR), demostraron que los cursos de agua mantienen los mismos niveles de contaminación que tenían cinco años atrás”, cuando comenzaron las gestiones por el saneamiento.