El Partido Justicialista se unifica y diseña su equilibrio interno

El Partido Justicialista se unifica y diseña su equilibrio interno

El nuevo Consejo Nacional atribuyó roles a sus integrantes y se dispone a salir al ruedo. Habrá renovación, pero sin "tirar a los viejos por la ventana" como recomendaba hacer el gener Perón.


En su primera reunión, acaecida el martes 31 de mayo, el Consejo Nacional del Partido Justicialista que asumió el 3 de mayo último (otro martes), comenzó a armar sus primeras estrategias de labor como oposición, asignó funciones a sus flamantes miembros y comenzó a diseñar su balanza de equilibrio interno.

Una de las noticias fue -cuando se conformó el Consejo, unos dos meses atrás- que aperecieran en la conducción sectores del peronismo que se habían retirado del partido en tiempos del kirchnerismo, como Carlos Verna (La Pampa) y Liliana Negre (San Luis), que ahora estarán a cargo de la Secretaría de Asuntos Económicos y de la de Asuntos Legales y Constitucionales, respectivamente.

Otra de las medidas que tomó la nueva conducción fue la de designar al senador santafesino Omar Perotti al frente del Instituto Gestar, que tendrá a su cargo el adoctrinamiento de la militancia y la carga ideológica para encarar los próximos años.

Lo más importante en esta nueva conducción es que combina a figuras del pasado -como el propio Gioja y Scioli- con figuras que aún tienen un futuro de primera línea en el peronismo. El sanjuanino y el bonaerense son exgobernadores y el primero, incluso fue en sus tiempos el jefe de la Liga de los Gobernadores Peronistas, un liderazgo que ya no ejerce ahora, tanto por culpa de un helicóptero como de los avatares de la política. Scioli perdió una elección presidencial, por lo que en el devenir será un hombre de consulta e incluso ingresará, posiblemente, a la cámara alta, pero sus días de gloria ya forman parte del tiempo pretérito indefinido.

Tomando en cuenta los tiempos que vienen, el PJ designó a dos de su gobernadoras -Lucía Corpacci (Catamarca) y Rosana Bertone (Tierra del Fuego)- como vicepresidentes; al secretario general de la CGT Alsina y líder metalúrgico Antonio Caló como vice 3º y al joven intendente de Malvinas Argentinas Leonardo Nardini como Vice 4º. Las gobernadoras son mujeres con mando territorial y deberán construir con sus colegas el poder futuro. Por su parte, Caló será uno de los líderes de la protesta que se viene, teniendo en cuenta las políticas depredadoras de la industria nacional que está encarando la actual administración. Nardini, entretanto, será el responsable del desarrollo de políticas para la juventud, sin olvidar que él mismo es intendente de uno de los distritos “calientes” del Conurbano, adonde llegó destronando a uno de los viejos caciques peronistas -Jesús Cariglino- que parecía invencible, aunque en sus últimos tiempos había abandonado el barco justicialista para coquetear con el Pro, para luego desertar y sumarse al Frente Renovador.

Existen dos clases de exgobernadores justicialistas: los que perdieron la elección contra un líder opositor y los que debieron ceder el paso a uno de sus subordinados, ya sea por motivos constitucionales en cuanto a los límites en la reelección o porque éstos se han convertido en los líderes sucesores y no hay más lugar para la conducción compartida. Casi no existen casos similares al de José Manuel de la Sota y Juan Schiaretti, que se alternan sin problemas al frente de la Gobernación. De todos modos, De La Sota es el jefe del peronismo cordobés y Schiaretti se conforma sólo con ser el gobernador de vez en cuando, aunque sin renunciar a su aspiración de reemplazar algún día al riocuartense, objetivo aún lejano de sus posibilidades.

Lo más emblemático de esta conducción es que estará conformada por peronistas de todos los pelajes. Hay kirchneristas, exkichneristas, anti kirchneristas y peronistas “puros”, que aceptaron la conducción del kirchnerismo mientras éste estuvo en el poder y ahora van a seguir dentro del partido, conduzca quien conduzca, sin complejos ideológicos.

De ahora en más, ese elefante que es el peronismo comenzará a ejercer su rol opositor, que no va a fluctuar ya entre un antagonismo salvaje y una aceptación de todo lo que venga desde la Casa Rosada, sino que va a buscar el punto desde el cual va a partir, aceptando su rol de garante de la gobernabilidad en principio, pero adoptando un rol cada vez más firme en su construcción de una alternativa política que construya un país opuesto al que encabeza hoy Mauricio Macri.

Finalmente, además de Perotti, las figuras que se destacan, hoy por hoy, son el exgobernador entrerriano Sergio Urribarri, el senador y experto negociador y hombre de confianza de los gobernadores, Miguel Ángel Pichetto, el gobernador chaqueño Domingo Peppo, la ascendente intendente de La Matanza Verónica Magario, el sureño diputado provincial Fernando “Chino” Navarro, uno de los líderes del Movimiento Evita y los porteños jefes del peronismo metropolitano Andrés Rodríguez y Víctor Santa María, ambos de extracción sindical, aunque ejerciendo funciones diferentes. Para el final queda el incombustible matancero Fernando Espinoza, que preside hasta hoy el peronismo bonaerense, el distrito más importante del justicialismo nacional, aunque ahora, que perdió la elección distrital, su cargo está en cuestión y deberá remar con mucha fuerza para recuperar su prestigio, seriamente mellado tras la derrota a manos de María Eugenia Vidal.

El Partido Justicialista, en suma, intentará en los años que vienen, que la realidad no vuelva a encontrarlos con la guardia baja. La lejanía con el poder no es el estado que mejor le sienta, precisamente.

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