El macrismo debate el futuro: ¿Convivencia o Polarización?

El macrismo debate el futuro: ¿Convivencia o Polarización?

La confrontación entre halcones y palomas definirá el destino de una fuerza que se debate entre la política y un accionar fuera de los límites que ésta promueve.


Prometiendo ser el que no fue, Mauricio Macri recorre el país para crecer en las urnas y estrena una propuesta por día, a la vez que protagoniza la caravana del “Sí, se puede”, una puesta en escena proselitista que combina liturgia peronista con más de lo mismo, como si ya no fuera aquello que alguna vez se vendió como una fórmula de éxito que no conocía la derrota.

En otra ala del oficialismo, están los que ya imaginan la República de Alberto y Cristina. Los que apuestan por un liderazgo horizontal, que desplace definitivamente a Marcos Peña. El problema del futuro de Juntos por el Cambio es Mauricio Macri. ¿Qué hará una vez consumada formalmente la derrota en las urnas? ¿Retiro político en Madrid o líder de la oposición? “Mauricio no deja de ser el dueño de la empresa. El que fogonea que se queda en el país si pierde, es Marcos. ¿A dónde va a ir si no?”, se preguntan sobre el futuro del Presidente y del PRO desde el entorno de los “moderados”, los que ya imaginan un postmacrismo sin los “radicalizados” de siempre, que apostaron (y perdieron) con la “polarización” para vencer en las urnas.

Marcos Peña, Miguel Ángel Pichetto y Lilita Carrió, encabezan la lista negra en un hipotético futuro de Juntos por el Cambio, si se concretara el virtual triunfo de Horacio Rodríguez Larreta y el pase a retiro de Mauricio Macri. Éste es hoy el que apuesta a elevar su piso electoral y a consolidar el núcleo duro. Ese significativo volumen de votantes, que en el mejor de los casos podría alcanzar el 40 por ciento del electorado, podría terminar de convencerlo para no transferirle la empresita a los que hoy, dentro del oficialismo, ya lo ven derrotado.

También deberán zanjar definitivamente algunos rencores, tanto Emilio Monzó como María Eugenia Vidal, dos que formarían parte del nuevo esquema de poder de Cambiemos junto con Alfredo Cornejo, Gerardo Morales y Martín Lousteau, uno de los que ya se animó a hablar en público sobre el “liderazgo colectivo”. Está claro que todos entienden que en el escenario del peronismo de vuelta en la Casa Rosada, habrá que prestar “colaboración” como oposición. Y como no los une el amor sino el espanto es que tanto los estrategas electorales como los rupturistas, trabajan por estos días en un objetivo común.

Algunos, convencidos sobre la posibilidad de alcanzar una segunda vuelta y otros, sabiendo que lo mejor para todos es que “Macri haga la mejor elección posible”. Menos uno: el presidente de la Cámara de Diputados, totalmente marginado de las cuestiones de campaña, pese a haber acertado en el diagnóstico que se terminó de decretar en las Paso. Por estas horas, dialoga informalmente con su amigo Sergio Massa para llevar adelante una transición responsable en Diputados. También conversa con Alberto Fernández, el virtual mandatario, quien fuera su profesor universitario en Derecho Penal. 

“Es difícil plantear si el nuevo esquema se dará dentro del PRO. Falta mucho y habrá que ver qué hace Mauricio. A todos nos conviene meter el mayor número de legisladores posibles. Está claro que el PRO va a seguir existiendo y que lo ideal sería que Juntos por el Cambio no se rompa del todo el 11 de diciembre, porque si no Alberto va a entrar a la Casa Rosada sin una oposición vertebrada”.

Evitar la dispersión entre los parlamentarios aparece como prioridad para los armadores de esta nueva mesa política, que promete igualdad de condiciones para sus integrantes. “Queremos que estén los distintos actores, que sea una mesa de discusión en la que todos sean accionistas. Hay que ver cómo conviven Emilio y María Eugenia y qué pasa con el liderazgo dentro de la UCR. Vidal, por más que pierda por mucho, no va a dejar de tener una estructura bonaerense, con legisladores y un pisto muy alto de votos en la Provincia. Tiene que decidir si se queda en el territorio o apuesta por su construcción nacional”.

Para el ala política que lidera Monzó, tanto Marcos Peña como Federico Salvai son corresponsables de la derrota electoral. “Hay cuestiones que resolver y habrá que ver si se pueden resolver”, razonan desde su entorno. Con la vocación de acoplarse a los nuevos tiempos, los “moderados” sostienen que “no da el contexto de la Argentina para seguir con la polarización” y que “en un principio, hay que tener un rol moderado para acompañar las cuestiones que Alberto necesite”.

En principio, intentarán convencerlos a “todos”, o a casi todos. “Se vienen tiempos muy complejos y la idea es no tirar nafta al fuego. Sólo con los que estén dispuestos a tener esa actitud se va a poder armar algo. Si tenés a todos tirando bombas, a los Torello o Carrió de la vida, se va a terminar rompiendo”. Y si se rompe, de la vereda de enfrente, las puertas están abiertas.

Uno de los que encajaría en ese nuevo esquema es Rogelio Frigerio, quien elude cualquier definición política más allá del 10 de diciembre, mientras resiste los embates de la líder de la Coalición Cívica, quien lo acusara de haberlos “entregado en toda la Nación” y de ser alguien que “esconde muchas cosas”.

Incluso el Presidente salió en defensa del ministro, aunque tácitamente también le bajara el precio: “Ella tiene una visión, pero yo confío en Rogelio. Todo lo que ha hecho ha sido bajo mi conducción y liderazgo, por lo tanto estoy tranquilo”, dijo sobre uno de sus funcionarios más castigados por el todopoderoso demiurgo de la Jefatura de Gabinete, hoy caído en desgracia de cara a los próximos tiempos, los de la moderación y el diálogo, aunque aún maneja sus herramientas con el arte que le es propio y conserva, por lo tanto, poder de construcción y de destrucción.

Al igual que el jefe de Gabinete, la blonda diputada chaqueña, que juega por afuera de los esquemas partidarios, pero no lejos de éste, no ha bajado sus armas. En la misma tarde en que se producía el cierre de esta nota, disparó sin cortarse ni un ápice contra sus oponentes en la interna de Cambiemos, desde la cañonera del pájaro azul. Acusó, sin nombrar a algunos dirigentes de Cambiemos, de intentar “entregar la cabeza” de Mauricio Macri para favorecer al candidato opositor, Alberto Fernández.

“Hay que ser muy duros en la defensa de la República y en los valores de la convivencia y la unidad nacional. Dejemos a los blandos las conversaciones con Fernández y Massa para entregar la cabeza de Macri. ¡Viva la República! ¡Viva @mauriciomacri y @MiguelPichetto!”.

Una foto reciente del expresidente del bloque Pro en la cámara baja, Nicolás Massot almorzando con Sergio Massa en Nueva York motivó, aparentemente, sus extemporáneas palabras. La chaqueña asegura a quien la quiera escuchar, que algunos miembros de la coalición gobernante miran hacia el post diciembre y considera que ésa es una traición.

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