Polémica: el GCBA abrirá centros contra violencia machista en villas

Polémica: el GCBA abrirá centros contra violencia machista en villas

Referentes de género de barrios populares dijeron que “hubiese sido bueno que nos incluyan, ya que nosotras trabajamos hace años en esto”.


Toda asistencia a mujeres y disidencias es necesaria y es bienvenida. Sin embargo, las referentes de género y diversidad de barrios populares han cuestionado el cómo y no el qué del nuevo plan del Gobierno de la Ciudad, que consiste en abrir centros de atención y asistencia a mujeres y disidencias que sufran violencia de género en villas porteñas.

El Ejecutivo porteño firmó un convenio con el Ministerio Público Fiscal para inaugurar 8 espacios de atención en los barrios más vulnerables, donde las mujeres en situación de violencia podrán denunciar a sus agresores en el acto.

Las referentes de este campo que dialogaron con Noticias Urbanas celebraron le interés del Gobierno de Horacio Rodríguez Larreta por la temática, pero explicaron que en los barrios populares ya existen refugios y promotoras de género que se dedican hace “más de 10 años” a asistir integralmente a las víctimas de violencia de género, que no perciben reconocimiento económico y/o simbólico alguno.

Son espacios autogestionados con recursos propios, por lo que alegan que “hubiese sido bueno” que el Gobierno porteño las incluyera en el proyecto, ya que son quienes conocen el barrio, a las víctimas y que, además, hubiese sido una oportunidad de generar un blanqueo de su trabajo, hasta el momento no remunerado.

“El proyecto del GCBA impulsa a crear instituciones y casas de la mujer que actualmente ya funcionan desde las organizaciones populares y que merecen tener entidad, ser dotadas de recursos y herramientas para poder funcionar de manera aún más efectiva”, expuso a este medio Marina Joski, secretaria Nacional de Mujeres y Diversidad de UTEP.

 

Trabajo comunitario

A causa del aislamiento que los barrios populares han sufrido en cuanto al sistema formal de servicios básicos como salud, educación y seguridad (entre otros), han formado una gran red de trabajo comunitario para suplir esa ausencia.

En cuanto a las cuestiones relacionadas con la violencia de género en las villas porteñas, fueron las mismas vecinas y vecinos las que se organizaron para brindar asistencia a las víctimas con los recursos que tuviesen disponibles: acompañamiento psicológico y moral, espacios donde refugiarse, talleres, acompañamiento a denunciar. Así, se han amoldado a las necesidades de cada víctima de forma autogestiva.

Este trabajo comunitario no es remunerado ni reconocido, y es allí donde nace la crítica de estas promotoras feministas barriales hacia el programa que plantea el Ejecutivo porteño. “Este plan del Gobierno no es una propuesta, es algo que van a formalizar. Yo trabajo también en el Punto Violeta, de Retiro, donde ahora van a estar ellos”.

Estas palabras pertenecen a Mónica Zárate, referente de Género y Diversidad del Movimiento Popular La Dignidad y responsable de Casa de las Brujas, un centro de asistencia a víctimas de violencia machista en el barrio Padre Mugica.

Zárate explicó su disgusto sobre Punto Violeta: “Se construyó con todas las organizaciones feministas del barrio y en este Punto deberían estar trabajando compañeras del barrio y para el barrio, porque somos nosotras quienes más lo conocemos en todos los sentidos. Ahora viene gente de afuera a usar nuestros propios proyectos”.

“Por otro lado, no tenemos suficientes recursos para ayudar a las compañeras como quisiéramos, por eso creo que sería bueno que el Gobierno diera una respuesta generalizada. No estoy de acuerdo con que el GCBA utilice todos los recursos que ya tenemos para ellos plantearse y poner otras personas para trabajar lo mismo que nosotras ya venimos trabajando, pero sin ningún sueldo. Lo hacemos porque hay una necesidad urgente de todas nuestras compañeras con respecto a la violencia de género que sufren”, completó Zárate.

En esta misma línea, Marina Joski se sumó a la defensa del trabajo que realizan las organizaciones sociales “desde hace más de 10 años” en esta materia, alegando que ellas crearon “casas refugios con talleres y herramientas laborales para poder producir una vida digna”, y que son quienes hacen guardia en las viviendas de las víctimas cuando “no les funciona el botón antipánico”, las acompañan a denunciar a su agresor y luego a transitar el juicio, la acompañan en la calle y “con todas las herramientas” que tengan disponibles.

A cambio, Joski expuso que sería bueno que desde el Estado porteño acompañen y asistan “creando leyes que tengan que ver con la respuesta habitacional y la violencia económica, que es una de las causales más fuertes de la violencia física machista”.

Y manifestó al respecto que “para poder opinar sobre la larga ausencia del GCBA en torno a las políticas de igualdad y las políticas de abordaje en violencias, hay que hacer un recuento de la poderosa organización que tienen las mujeres y disidencias en los barrios populares y la organización de ese acompañamiento amoroso y dedicado de las promotoras territoriales de género, que son una organización que llevan más de 10 años. Son organizaciones que hoy se nuclean dentro de la economía popular”.

 

La violencia no tiene horario

El proyecto del GCBA propone horarios de atención a las víctimas en barrios y fechas distintas y segmentados. Sin embargo, las referentes consultadas alegan que la violencia machista no sólo no tiene horarios fijos, sino que las víctimas suelen “no tener escapatoria” para lograr ir un día y hora específica.

“A veces es muy difícil para las mujeres y disidencias de los barrios ir hasta el Centro, en días y horarios determinados para hacer una denuncia o buscar ayuda. A veces las víctimas no tienen escapatoria, por eso las redes territoriales son indispensables para poder pensar en políticas de abordaje efectivas en materia de violencia de género”, opinó la secretaria Nacional de Mujeres y Diversidad de UTEP.

Ante este escenario, Joski plantea que es primordial que una red de asistencia a víctimas de violencia machista se encuentre cercana a las víctimas de los barrios y con mayor disponibilidad. Esta extensión del plan gubernamental debería contar con ellas, quienes ya cumplen esta función.

“Necesitamos una ley en CABA que reconozca el desarrollo y trabajo que hacen las promotoras de salud y de género. Necesitamos fuertemente la creación de espacios, como refugios para estas víctimas de violencia, con mayor cantidad de recursos. Necesitamos una reforma judicial en CABA, que interpele e interprete desde una mirada feminista y amigable a los altos niveles de violencia que se viven en todos los barrios, inclusive en los barrios populares”, apuntó Joski.

Es que, si bien esta red comunitaria mantiene buena organización, la misma es sostenida con recursos propios y, por ende, muchas veces insuficientes. Y sobre este punto se refirió la responsable de Casa de las Brujas, Mónica Zárate. “Soy del Movimiento Popular La Dignidad-Corriente Villera y tengo un espacio que se llama Casa de las Brujas donde brindamos acompañamiento integral a las víctimas de violencia de género. Este espacio tiene un comedor, así que les damos también un plato de comida y un refugio donde quedarse. Sin embargo, no tenemos recursos para acompañarlas en todo sentido, dándoles un trabajo, un lugar para vivir y demás cosas que son muy necesarias”.

 

Violencia machista en barrios populares

“Hay mucha violencia de género en el barrio y se ve más hoy en día, porque las mujeres hablan más, piden ayuda”, contó Zárate, al ser consultada por los casos de violencia machista en su barrio.

La violencia de género tiene base en la desigualdad. Bajo esa premisa, las mujeres y disidencias de barrios populares son quienes se encuentran más vulnerables.

“No hay lugar donde el patriarcado y la violencia machista exista, pero lo cierto es que en los barrios populares, donde la pandemia y la crisis apremian, nos vimos forzadas a vivir en pequeños espacios con toda nuestra familia, porque los casos de situación de violencia de genero se acrecentaron”, aportó Marina Joski.

“Se trata de armar casas integrales de la mujer, con lo que acordamos, pero creemos que su horario de atención no tiene que ser restrictivo, tienen que estar disponibles los fines de semana y tiene que incorporar una perspectiva territorial. Es necesario consultar a los vecinos y vecinas del barrio e integrar a las organizaciones sociales que desarrollan el acompañamiento a casos de violencia de género desde hace muchísimos años”, agregó Joski, en referencia al horario de atención que tienen estos centros.

Direcciones y horarios de los 8 dispositivos:

1-Lunes de 10 a 14 hs: Barrio Mugica – Container Empleo – Av. Castañares 6650, entre Platea 2 y 3.
2- Martes de 10 a 16 hs Barrio Carrillo – Oficina IVC – Mariano Acosta y Pasaje I.
3- Martes de 10 a 15 hs Barrio Padre Carlos Mugica (exB31) – Ex CeDEL, Espacio “Punto Violeta” – Ed 3, Núcleo 1. Emplaque, sector Cristo Obrero.
4- Miércoles de 10 a 16 hs Barrio Rodrigo Bueno – CeDEL – Mza 7, Consorcio 5.
5- Miércoles de 10 a 16 hs Barrio 20 – NIDO 20 – Escalada 3850.
6- Jueves de 10 a 16 hs Barrio Ricciardelli (ex 1-11-14) – NIDO PERITO – Av. Perito Moreno y Erézcano.
7- Viernes de 10 a 16 hs Barrio Soldati – NIDO SOLDATI – Corrales 3400.
8- Viernes de 10 a 16 hs Barrio 15 – Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat – Av. Piedra Buena 3280.

Y completó diciendo que “la violencia impacta sobre nuestros cuerpos de todas las maneras posibles, desde la estigmatización como villeras y villeros, como trabajadorxs de la economía popular no reconocidxs, la falta de reconocimiento general de las tareas de cuidado cuando estamos sometidas a realizar una tarea que no es reconocida económica ni simbólicamente como actividad laboral. Desde el cuerpo, desde la imposibilidad de visibilizarnos como disidencias, agravado por las crisis profundas y las pobrezas a las que nos vemos sometidas las mujeres y disidencias”.

Tal como figura en el comunicado del GCBA en el que presenta su plan, según una encuesta realizada en 2018 en la Ciudad, el 59% de las mujeres manifestaron haber sufrido algún hecho de violencia durante su vida, perpetrado por su pareja o ex-pareja. Algunas mujeres parecen estar más expuestas que otras a situaciones de violencia. De los resultados se desprende, por ejemplo, que aquellas con un menor nivel educativo, condiciones laborales desfavorables, condición migrante, cantidad de hijos/as y situación conyugal, entre otros factores, atraviesan mayor desigualdad en su calidad y trayectoria de vida.

Asimismo, el contexto de Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) profundizó las brechas y desigualdades existentes entre varones y mujeres; en 2020 se registró un incremento del 25% de llamados a la línea 144 con respecto al año anterior.

 

El plan del GCBA

El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires presentó el programa de abordaje territorial de las violencias por motivos de género en barrios populares, que les permitirá a las mujeres y personas del colectivo LGBT+, además de ser asesoradas, recibir contención psicológica y asesoramiento legal y realizar denuncias en el mismo momento que se presentan a solicitar asistencia. El programa se oficializó este jueves 25 de noviembre, con la publicación en el Boletín Oficial porteño.

Según la resolución, “la experiencia ha demostrado que, en el contexto de vulnerabilidad social, resulta fundamental el trabajo articulado y en red por parte de todos los actores involucrados, a los fines de brindar respuestas efectivas que aborden de manera integral, territorial y con una perspectiva socio comunitaria a la problemática de las violencias por motivos de género”.

La violencia de género afecta a las mujeres sin distinción del nivel de ingresos económicos o de educación y sacude la dignidad por igual, con independencia del origen social o el barrio de residencia. Lo que determina la diferencia en los barrios populares es la diferencia estructural de oportunidades para la construcción de un proyecto de vida libre de violencias. La desigualdad económica potencia la desigualdad de género.

Desde la Subsecretaría de Fortalecimiento Personal, Familiar y Comunitario porteño se impulsaron diferentes acciones en los barrios populares de la Ciudad con el fin de reorientar las políticas públicas para generar mejores condiciones de acceso a los servicios que ofrece el Estado porteño. “Las mujeres de los barrios populares son quienes más requieren de un estado activo con políticas públicas situadas que generen pisos para su empoderamiento y ejercicio de las autonomías. Generar espacios de intercambio con referentes de los barrios populares es de suma importancia para nosotros, de esta manera se garantiza que las estrategias elaboradas no sólo puedan ser llevadas adelante, sino que además tengan un impacto positivo en la población destinataria”, expresó la subsecretaria Jazmin Lerner.

Siguiendo esta línea, la Dirección General de la Mujer (DGMUJ) elaboró diferentes estrategias que incluyeron campañas de difusión de la Línea 144, capacitaciones presenciales e incluso la apertura de un refugio transitorio para Mujeres y personas del colectivo LGBT+ en situación de Violencia de Género en el Club Nueva Chicago. También se realizaron mesas de género participativas en algunos barrios populares, en las cuales se pudo relevar ciertas barreras en el acceso a los servicios disponibles para el abordaje integral de situaciones de violencia por motivos de género. En función de este diagnóstico, se comenzó a trabajar para poner en funcionamiento dispositivos que permitieran dar una respuesta adecuada a las necesidades registradas, en especial en el acceso a las políticas sociales y acceso a la Justicia, con la posibilidad de la toma de denuncias dentro de los barrios y el seguimiento de las causas.

 

Si estás atravesando una situación de violencia, podes llamar todos los días las 24hs a la Línea 144, es confidencial, gratuita, anónima.

Qué se dice del tema...