El fenómeno Milei, el Rey León “Punk

El fenómeno Milei, el Rey León “Punk

Seduce a jóvenes inexpertos y a muchachos que no creen en el futuro.


J avier Gerardo Milei, que en octubre cumplirá 51 años, es un economista egresado de la Universidad de Belgrano, que profesa el credo liberal en la economía. Trabajó en el Banco HSBC, en Máxima AFJP y en el Estudio Broda, que lidera el economista Miguel Ángel Broda y asesora a grandes empresas multinacionales.

Su melena imita al Rey de la Selva y además suele invocarlo en sus palabras. Hasta cantó con letra cambiada el tema “Panic Show”, del grupo La Renga, que alude a un león que ruge: “No te escapes!, ven a mí, denúdate y enfrenta mis dientes. Yo soy el rey, el león, ven a saber lo que se siente”. Milei, en cambio, cantó: “Yo soy el león, rugió la bestia, en medio de la avenida. Corrió la casta sin entender. Panic Show, a plena luz del día, por favor, no huyan de mí, yo soy el rey de un mundo perdido. Soy el rey, te destrozaré, toda la casta es de mi apetito”, para cerrar con su consabido: Viva la Libertad, ca..jo! Seguramente se sentía como volviendo a sus travesuras juveniles, cuando formaba parte de Everest, la banda rolinga que lo cobijó por algún tiempo.

Todo en él es muy primitivo, en línea con el mentado felino al que alude constantemente, en especial cuando repite que “no me meto acá para guiar corderos, me meto acá para despertar leones”. Todas estas palabras no significan demasiado, más o menos como el lenguaje de los videojuegos, que se limitan a los Uh!; Pam!; Badabum! o Grok! Hacer política desde allí es la hazaña de Milei, que sólo desarrolla códigos, como las claves de la cuenta de correo o de entrada al Pago mis Cuentas. Ni una sola idea, algunos conceptos elementales, como “hay que volver a abrazar las ideas de la libertad, como hicieron Gorostiaga y Alberdi en la Constitución de 1853”, que ya luce algo desvencijada y anciana a esta altura del siglo 21.

El rol que mejor le cabe a Javier Milei es el de provocar, desafiar y azuzar a los “zurdos”, a los “comunistas”, a los “colectivistas” y a los “comunistas”. En este papel sí descuella, con sus exabruptos que, casualmente, aparecen cuando tiene que explicar alguna teoría económica en serio. Entonces aparece su malhumor, su mal carácter y el embarullamiento del debate, que es el recurso que utiliza para no explicar nada.

Extrañamente, que sepa este cronista, no habló demasiado contra el peronismo, aunque su gorilismo está garantizado con su marca en el orillo. De todos modos, sin especificarlo directamente, sí atacó al gobierno del Frente de Todos y al de Cristina Kirchner, aunque tampoco dejó de lado en sus diatribas a la administración Macri.

En los últimos tiempos, Milei llamó “inmoral”, “tirano” y “traidor” al presidente Alberto Fernández, para el que pidió “juicio político” y “destitución”.

Aun autodefiniéndose como liberal, para justificar los desastres que los liberales le propinaron al país se retrotrajo a 1860 para justificar al liberalismo y culpó a la aparición de la Unión Cívica Radical en 1916 por los problemas de la Argentina.

Nada dijo entonces Milei, al regresar a 1860, de los métodos tan poco liberales que utilizaron los unitarios comandados por Bartolomé Mitre y Domingo Faustino Sarmiento para someter a los caudillos del interior. Éstos no trepidaron en asesinar a pueblos enteros, quemar y torturar a sus partidarios y hasta crear “la carbonera de Sandes”, en la que este coronel tiraba a los reacios a confesar el paradero de Ángel Vicente “Chacho” Peñaloza, al que asesinaron inmediatamente a lanzazos. Lo mismo, el que “cantó” el lugar en el que se refugiaba Peñaloza fue asesinado de la misma bárbara manera que su caudillo.

Por el contrario, el economista expresó que “la Constitución de 1853, cuando se puso en marcha a partir de 1860, de ser un país de bárbaros, en 35 años nos convertimos en la primer potencia mundial”. Eso de ser la primera potencia mundial, para un país que en esos 35 años tomó una deuda de 922.545.000 millones de pesos oro es casi un delirio. La Argentina sólo se conectaba con el mundo pidiendo prestados algunos millones de libras a los bancos ingleses, generando una deuda que provocó que en 1889, el 66 por ciento de la recaudación fiscal estuviera destinada al pago de intereses por la deuda externa.

El Bolsonaro argentino 

Hace unos días, Milei recibió el beneplácito del hijo del presidente argentino, Eduardo Bolsonaro. Paralelamente, el exministro de Economía de Carlos Menem y Fernando de la Rúa, Domingo Felipe Cavallo, lo halagó en un canal de noticias. El factótum del liberalismo argentino expresó que “los liberales y los libertarios van a influir en el pensamiento y en la acción del próximo gobierno que asuma en 2023 y eso va a ser muy saludable”.

El periodista le preguntó, entonces: ¿Cómo ve usted a Javier Milei?, a lo que Cavallo contestó que “yo lo veo muy bien. No por el estilo, que obviamente puede ser un poco criticable, pero las ideas que pregona son las ideas correctas”.

Al igual que Cavallo, que fue junto con José Alfredo Martínez de Hoz uno de los que le abrieron el camino a los Milei de este país, éste se enancó en la crisis que dejó abierta Mauricio Macri, que desprestigió fuertemente a la política, la que Milei llama “la casta”. Y Macri es liberal, aunque Milei lo niegue.

Milei tiene un discurso punk, ligado a la desesperanza, al “no future” y el caos que pregonaban los ingleses Sex Pistols y Los Violadores de Argentina. El lenguaje que esgrimían estos desesperados tenía que ver con la desindustrialización, el desempleo y el capitalismo del desastre que practicaron el Reino Unido, de la mano de la tristemente célebre Margaret Thatcher y el presidente-actor de los Estados Unidos, Ronald Reagan, que fueron los mentores de los Acuerdos de Washington, que sumieron al mundo en el caos y en el desastre.

En una cosa tiene razón El Peluca Milei. Él es un rey de un mundo perdido, como aquel león que es uno de sus emblemas.

Un rey que ruge, pero no caza gacelas.

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